Editorial Alaire

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De tu ausencia, amontonados y torpes,
me llegan los recuerdos
de primaveras desterradas

Antes que tu vida entregaras
fuiste flor libada,
negra rosa
acariciada por el viento

Aquel renegado (maldito) día
en que el verano regresaba
tu locura crecía
acentuada en mi piel,
pellejo marcado al fuego del deseo.

Fuimos
sangre y vino entremezclados
veneno enamorado

Ahora
Inerte de amor
en la distancia de estas lunas rotas
mis manos tiemblan
mientras tu piel devuelve mis miradas

Ante mí,
como resaca de estrellas,
el olor del verano,
la sombra de tu libada flor.



.(hoy, 21 junio, como entonces regresa el verano)

Hermoso poema, querido amigo Alonso, que ha sido un placer leerte.
Recibe un fuerte abrazo.

Se entremezclan en la distancia de tu boca escrita, Alonso, dos mitades de una única ausencia. La flor y la mujer, la mujer y la flor, libada, huida.

La rosa, negra, bella y tan frágil como capricho del tiempo. La mujer, blanca o negra, bella y de amor tan grácil como capricho de su alma. Y entre medias tú, locura, verano, pellejo, sangre y vino enamorado; amor inerte, luna rota, resaca de estrellas, encubriendo palabras en la mística del dolor que deja en la retina el haber libado en flores tan breves, tan etéreas.

Nos marcan las estaciones -tiempo- y hasta los apeaderos se nos ajan.

Eterno devenir de la flor a la ausencia y viceversa.

Así los poetas se escriben, se duelen, se recrean.

Inspirado poema, Alonso, al trasluz del desencanto.

Un abrazo.

Santiago Redondo Vega

Poema de encuentros y de adioses, de esos que duelen y se llevan por mucho tiempo. Aquí, Alonso disfrutando tu palabra en un sábado soleado. Un abrazo.