Editorial Alaire

El rostro de la dama

A Rafel Calle con respeto.

Está la dama, pura, en el jardín rojo,
allí los pájaros inmolan las ramas.

El rostro de la dama es ese pájaro,
metáfora que embellece el lago.

Hoy asesino de mis palabras,
doy mis versos heridos al mundo.

Ayer era el rostro de esa dama,
la besé ignoto, impuro,
la tuve en mis manos
y rogué por su muerte.

El olvido me llevó al mar
ese que quebraja los sentidos
que mata el sol del último soñador;
la dama es mía y el susurro del árbol.

Cuando el llano, la lluvia,
vayan los pasos por la guarida,
esa imagen romperá el espejo;
! Maldito ser que inunda las bellezas!

Dame una palabra por cada beso,
dama que irrumpe en mi cosmos,
la endiablada, la dura, el cerezo herido.

Todo me lleva a tu cuerpo,
mas no el llanto, no el rezo,
solo el deseo de tus labios rojos.

Muchas gracias, amigo Javier, por dedicarme tu bello trabajo.
Abrazos.

Javier amigo, cuánto me gusta este trabajo. Hay una emoción primigenia, un sentimiento de fatalidad y deseo que se entremezclan y conviven mostrando fauces y labios, labios y fauces, paisaje interior y exterior que sucumbe ante el rojo que lo cubre todo. Hermoso amigo, Enhorabuena!
Fuerte abrazo

Gracias Rafel por tu comentario.

Ventura gracias por tu paso por mi obra

javierdicenzo80 escribió:El rostro de la dama

A Rafel Calle con respeto.

Está la dama, pura, en el jardín rojo,
allí los pájaros inmolan las ramas.

El rostro de la dama es ese pájaro,
metáfora que embellece el lago.

Hoy asesino de mis palabras,
doy mis versos heridos al mundo.

Ayer era el rostro de esa dama,
la besé ignoto, impuro,
la tuve en mis manos
y rogué por su muerte.

El olvido me llevó al mar
ese que quebraja los sentidos
que mata el sol del último soñador;
la dama es mía y el susurro del árbol.

Cuando el llano, la lluvia,
vayan los pasos por la guarida,
esa imagen romperá el espejo;
! Maldito ser que inunda las bellezas!

Dame una palabra por cada beso,
dama que irrumpe en mi cosmos,
la endiablada, la dura, el cerezo herido.

Todo me lleva a tu cuerpo,
mas no el llanto, no el rezo,
solo el deseo de tus labios rojos.

Bello poema a la pasión por la vida, Dicenzo. No, no es para sufrir que amamos la vida. También ha que admitir el sufrimiento que lacera y desacelera a ese ímpetu por vivir. Me parece una hermosa dedicatoria a Rafel como símbolo de La Poesia. Un abrazo, ERA

Aristi gracias por tu paso por mi obra.