Editorial Alaire

A Concha Vidal


Quizás no estoy aquí, sino allá.
Quizás yo también me quedé, como lo hizo el gato, como lo hizo el perro,
ese que ahora levanta el hocico desde la entrada de la casa;
olfatea en el viento la caricia de la mano que alguna vez le amó,
y comprende con angustia, la historia que su madre le contó alguna vez,
lamida a lamida, acerca del abandono.
Sí, definitivamente no estoy aquí, sino allá.
Mojo todavía mis pies en el arroyo de su risa.
Me aferro al perfume de las flores blancas de su vestido.
Parloteo con el sol y las cotorras bajo la sombra de los árboles.
Me hago piedra, cadáver de insecto.
Tropiezo con el paso de las nubes y rebusco
en la estela de la nave que regresa al puerto
sobre la inmensidad de lo desconocido,
sin mapas ni brújula, el lugar de aquel primer poema.

Exquisitos versos, Just. "el lugar de aquel primer poema" qué buen cierre. Concha estará contenta con esta bella dedicatoria. Un abrazo.

Muchas gracias Ramón, por tu pronta llegada. Y por encender la luz, en esta tarde lluviosa.
Pues mira de que tanto y tanto poema marino que me ha regalado Concha en el foro, me han subido, como espuma, unos cuantos poemas del mar y la nostalgia. Y bueno, como no dedicar uno de estos a nuestra queridísima compañera Concha, a la que le tengo un gran aprecio.

Mi abrazo Ramón. Muy fuerte.

Just, querido amigo, es una gran alegría verte por aquí.
Un poema muy hermoso con esa sensibilidad del que capta lo más etéreo de lo acontecido. Me ha encantado.
Felicidades para ti y Concha, que, cuando te lea, estará encantada.
Besos
Pilar

Muy hermoso poema de una gran carga emotiva. Ha sido un placer pasar por estas letras.

Un abrazo.

Mi querida Pilar, agradezco siempre tu compañia, tus palabras, y tu cariño. Te envío un abrazo fraterno, y mi admiración.

Gracias.

Just Gafar escribió: A Concha Vidal


Quizás no estoy aquí, sino allá.
Quizás yo también me quedé, como lo hizo el gato, como lo hizo el perro,
ese que ahora levanta el hocico desde la entrada de la casa;
olfatea en el viento la caricia de la mano que alguna vez le amó,
y comprende con angustia, la historia que su madre le contó alguna vez,
lamida a lamida, acerca del abandono.
Sí, definitivamente no estoy aquí, sino allá.
Mojo todavía mis pies en el arroyo de su risa.
Me aferro al perfume de las flores blancas de su vestido.
Parloteo con el sol y las cotorras bajo la sombra de los árboles.
Me hago piedra, cadáver de insecto.
Tropiezo con el paso de las nubes y rebusco
en la estela de la nave que regresa al puerto
sobre la inmensidad de lo desconocido,
sin mapas ni brújula, el lugar de aquel primer poema.

Que gusto me da ver ese cariño natural que te hace dedicarle este hermoso hijo de tu creatividad a la igualmente hermosa y única Concha. Es muy especial este poema igual que el primero porque vas sumergido en su búsqueda y eso es la poesía. Abrazos a ambos, ERA

Ramón Castro. Qué bueno que estés por aquí compañero. Gracias por tu huella y tu tiempo.

Mi abrazo.

Precioso, sensible y entrañable homenaje.

Todo un placer de lectura, amigo Just.

Y felicidades a Concha Vidal por este regalo.

Un abrazo.

Just,

muy bueno el poema, amigo. te prodigas poco pero, cuando vienes, es un placer leerte. Imágenes originales y evocadoras.

A mí me gusta.

Un abrazo.

Gracias por este bellísimo comentario E.R.A. Me alegra mucho tenerte en este pequeño homenaje a Concha.

Un abrazo de beso y viceversa.

Un poema precioso, Just.

Abrazos para ti y para Concha.

Precioso y emotivo poema. Me ha gustado mucho. Felicidades a Concha por el regalo y a ti por haberlo escrito.
Un abrazo.
Pepa

No recuerdo si fue un comentario tuyo, mi querido amigo Ferreiro, el que hablaba de alguien que afirmaba que la palabra que más le gustaba en español era la palabra "Entrañable". Bueno, para mí, también es mi palabra favorita.
Me alegra muchísimo tenerte por aquí.

Un abrazo fuerte.

Just, hacía tiempo que no te leía. Este poema dedicado a Concha es precioso.

Muchos abrazos a ambos.
Enhorabuena, poeta
Ana