De todos, de mí, de nadie...
Publicado: Dom, 18 Sep 2016 1:57
Y ahora que es tarde ¿Qué es de mi vida?
Vertiginosa y equivoca,
delirante y respondona,
de película sin leyenda,
horas y minutos, minutos y horas,
desiertos y hondonadas,
derrotada y derrocada,
feliz y lacrimógena,
herida y errante,
de todos, de mí, de nadie.
Hace demasiado tiempo que no miro el reloj,
que no comparto los vientos de otoño,
ni mancho de sudor las blancas camisas almidonadas,
tan solo viajo, para no perder la costumbre,
ignoro, para sentirme en paz con mi interior,
defeco aquello con lo que este mundo me alimenta,
y despierto entre sabanas,
después de esas noches silenciosas y delirantes.
Y leo los periódicos al desayunar
teñidos con tinta de color convencimiento,
con la idea de negociar otra noticia
y utilizar su champú para lavar la mente,
antes deteriorada por una polución abrasiva,
y ahora enriquecida con vitamina de corrupción.
No sé si al respirar inyecto gramos de vida,
o si por hacerlo, destruyo otra porción de la tarta,
si al caminar avanzo, si al parar dejo de rotar,
si despierto, vivo como quiero,
o dormido, vivo lo que quiero.
De vez en cuando,
quisiera ese cuando al menos una vez,
que las mañanas viajaran al mismo ritmo que las noches,
y que éstas pudieran aguantarlo,
que tan solo se sudara con el calor infinito del verano,
y que ganara el pan con la fragancia de un retazo de sombra,
que aquel se me acercara para pedirme un favor,
y otrora fuera quien me lo ofreciera,
que ella no se me alejara sin ninguna explicación,
y sin embargo,
sí se me acercara para sellar sus labios a los míos.
Pero he bebido tanto,
como tanto he derramado,
he desperdiciado tantos minutos,
como tantos conforman un día,
he ganado casi lo que he perdido,
he amado con la misma intensidad
con la que me han odiado,
y he dicho tantas palabras
como tantas otras debí callar.
Y ahora, que se me antoja tarde,
¿qué es de mi vida?
¿qué será en un mañana imaginario?
De todos,
de mí,
de nadie…
Vertiginosa y equivoca,
delirante y respondona,
de película sin leyenda,
horas y minutos, minutos y horas,
desiertos y hondonadas,
derrotada y derrocada,
feliz y lacrimógena,
herida y errante,
de todos, de mí, de nadie.
Hace demasiado tiempo que no miro el reloj,
que no comparto los vientos de otoño,
ni mancho de sudor las blancas camisas almidonadas,
tan solo viajo, para no perder la costumbre,
ignoro, para sentirme en paz con mi interior,
defeco aquello con lo que este mundo me alimenta,
y despierto entre sabanas,
después de esas noches silenciosas y delirantes.
Y leo los periódicos al desayunar
teñidos con tinta de color convencimiento,
con la idea de negociar otra noticia
y utilizar su champú para lavar la mente,
antes deteriorada por una polución abrasiva,
y ahora enriquecida con vitamina de corrupción.
No sé si al respirar inyecto gramos de vida,
o si por hacerlo, destruyo otra porción de la tarta,
si al caminar avanzo, si al parar dejo de rotar,
si despierto, vivo como quiero,
o dormido, vivo lo que quiero.
De vez en cuando,
quisiera ese cuando al menos una vez,
que las mañanas viajaran al mismo ritmo que las noches,
y que éstas pudieran aguantarlo,
que tan solo se sudara con el calor infinito del verano,
y que ganara el pan con la fragancia de un retazo de sombra,
que aquel se me acercara para pedirme un favor,
y otrora fuera quien me lo ofreciera,
que ella no se me alejara sin ninguna explicación,
y sin embargo,
sí se me acercara para sellar sus labios a los míos.
Pero he bebido tanto,
como tanto he derramado,
he desperdiciado tantos minutos,
como tantos conforman un día,
he ganado casi lo que he perdido,
he amado con la misma intensidad
con la que me han odiado,
y he dicho tantas palabras
como tantas otras debí callar.
Y ahora, que se me antoja tarde,
¿qué es de mi vida?
¿qué será en un mañana imaginario?
De todos,
de mí,
de nadie…