Editorial Alaire

Guillermo Cuesta escribió:No soy señor ni soy lacayo. Mudo
conmigo voy pues mis tapujos tengo.
No traigo ningún don. De donde vengo
sí sé que me defiende un buen escudo.

Mi boca busca el ancho del embudo,
y encuentra la estrechez de mi abolengo.
Saber que mientras tanto contravengo
me anima a despegarme del engrudo.

¿Estoy en el visor de un ojo yerto?
Prefiero que el verdor más redivivo
empape las arenas del desierto.
Que el oasis encuentre un buen motivo
para reverberar y hacerse huerto
sin ser perjudicial ni negativo.

xaime oroza carballo escribió:Excelente, amigo Guillermo, toda una leción de profundo decir cargado de magistral ironía.
Un abrazo, compañero

Concha Vidal escribió:Y encima que el huerto ha dado frutos, señor don, que poco nos importan los dones de los señores don si quienes siembran son los lacayos.
Harta es vuesa escritura,
profunda su maestría
y recóndito el mensaje.

Pero el fruto se prodiga
si quien siembra es vuecencia,
la palabra, sin milonga,
apetece degustarla
a la sombra de la higuera.

más quisiera el don señor, señor don
tenerla
siquiera
al alcance de su verbo..

... más quisiera.


Pues nada Guillermo, a la espera de las olas, un abrazo.

Guillermo Cuesta escribió:

Concha Vidal escribió:Y encima que el huerto ha dado frutos, señor don, que poco nos importan los dones de los señores don si quienes siembran son los lacayos.
Harta es vuesa escritura,
profunda su maestría
y recóndito el mensaje.

Pero el fruto se prodiga
si quien siembra es vuecencia,
la palabra, sin milonga,
apetece degustarla
a la sombra de la higuera.

más quisiera el don señor, señor don
tenerla
siquiera
al alcance de su verbo..

... más quisiera.


Pues nada Guillermo, a la espera de las olas, un abrazo.

Guillermo Cuesta escribió:No soy señor ni soy lacayo. Mudo
conmigo voy pues mis tapujos tengo.
No traigo ningún don. De donde vengo
sí sé que me defiende un buen escudo.

Mi boca busca el ancho del embudo,
y encuentra la estrechez de mi abolengo.
Saber que mientras tanto contravengo
me anima a despegarme del engrudo.

¿Estoy en el visor de un ojo yerto?
Prefiero que el verdor más redivivo
empape las arenas del desierto.
Que el oasis encuentre un buen motivo
para reverberar y hacerse huerto
sin ser perjudicial ni negativo.