Editorial Alaire

Cuando la luz se aquieta
veo el embarcadero
y las farolas tenues que presiden
la tarde silenciosa.

Paseo imperceptible por el muelle
y siento de la vida su vaivén
reflejado en la arena de la playa.

Todo se va quedando
melancólico,
mientras la luna asoma
en los tejados.

Un perro solitario
ladra desde otro lado de la acera.

Una chica patina y otra corre.

Se nota el viento cálido de agosto.

Cuando las sombras
filtran su temblor
me oscurezco despacio contra el cielo.

Contemplo sobre el agua
una casa flotante.

Los pescadores luchan
contra el tiempo.

Cuando llueve las nubes
son de plata.

La belleza diluye su misterio
entre los bancos ocres.

Todo va disolviéndose
en relojes
al final del estío.

El vértigo en la niebla
va calando
detrás de los espejos de la nada.


Ana Muela Sopeña

Un poema bellísimo. No escribes, pintas y dibujas en el alma. Uno ve y siente y disfruta cada imagen. Aplaudo tu arte, poeta. Un gran abrazo amiga.

Un hermoso paseo bajo tu mirada reflexiva y serena. Me gustó
Besos
Pilar

Me parece un muy bonito poema, Ana. He disfrutado de unos versos deliciosos y de unas bellas imágenes. Un placer de lectura, sin duda. Te felicito por tan hermoso versar.
Un afectuoso abrazo.

Gracias, Gerardo:

Me alegra que estos versos te hayan gustado.

Un fuerte abrazo
Ana

Qué bien pintado e inspirado dejas el paisaje veraniego, amiga. yo quisiera gozar como tu dices y contemplar lo que tu aprecias,pero
con estos calores tan de nunca no puedo más que ir al agua y aplaudir tu verso.
Ameno y deleitoso tu poema.

un abrazo

El trayecto lleva a través del paisaje urbano hasta los desfiladeros íntimos del alma. Bello, elegante y muy lírico. Me ha gustado.
Un abrazo.
Pepa

No cabe duda que la vida es para vivirla desde adentro y, en este despliegue de versos, vences lo que es exterior a ti aunque sea tuyo, y presuponer tu existencia orgánica o preocuparte a lo que hay de vital en ti. Es de nuevo la misma visión de siempre-el día, la vida, la actividad sin remedio, pero expuesta en unos versos de una calidad soberbia y contundente, lo que hace de este poema, a mi modesto entender, una lanza que llega a la emoción plena. Mis felicitaciones sinceras, querida amiga.

José Manuel F. Febles, desde mi isla

Un poema con luz propia, Ana.
Precioso!
Besos

Ana Muela Sopeña escribió:Cuando la luz se aquieta
veo el embarcadero
y las farolas tenues que presiden
la tarde silenciosa.

Paseo imperceptible por el muelle
y siento de la vida su vaivén
reflejado en la arena de la playa.

Todo se va quedando
melancólico,
mientras la luna asoma
en los tejados.

Un perro solitario
ladra desde otro lado de la acera.

Una chica patina y otra corre.

Se nota el viento cálido de agosto.

Cuando las sombras
filtran su temblor
me oscurezco despacio contra el cielo.

Contemplo sobre el agua
una casa flotante.

Los pescadores luchan
contra el tiempo.

Cuando llueve las nubes
son de plata.

La belleza diluye su misterio
entre los bancos ocres.

Todo va disolviéndose
en relojes
al final del estío.

El vértigo en la niebla
va calando
detrás de los espejos de la nada.


Ana Muela Sopeña

Hola Ana: Bello lienzo con una colección de imágenes preciosas
y metáforas de estrellas, fluye como cristalino arroyo, y nos deja
frente al mar meditando interioridades poéticas.
Lectura muy cómoda y placentera para la inspiración

Felicidades y alta puntuación

Un abrazo poeta

R. Zambrano

Que sensibilidad, musicalidad y profundidad en tus cosas Ana. De lujo.
Un placer leerte querida amiga

Beso grande

Ana Muela Sopeña escribió:Cuando la luz se aquieta
veo el embarcadero
y las farolas tenues que presiden
la tarde silenciosa.

Paseo imperceptible por el muelle
y siento de la vida su vaivén
reflejado en la arena de la playa.

Todo se va quedando
melancólico,
mientras la luna asoma
en los tejados.

Un perro solitario
ladra desde otro lado de la acera.

Una chica patina y otra corre.

Se nota el viento cálido de agosto.

Cuando las sombras
filtran su temblor
me oscurezco despacio contra el cielo.

Contemplo sobre el agua
una casa flotante.

Los pescadores luchan
contra el tiempo.

Cuando llueve las nubes
son de plata.

La belleza diluye su misterio
entre los bancos ocres.

Todo va disolviéndose
en relojes
al final del estío.

El vértigo en la niebla
va calando
detrás de los espejos de la nada.


Ana Muela Sopeña

Maravilloso poema, Ana! Una estampa que vas recreando con los sentidos. Un gran placer leerte, abrazos, ERA

Un poema que me ha emocionado. Es una de las más bellas descripciones que he leído en este foro; y, además, está cargada de una melancolía lírica que duele por su evocación del tempus fugit. Es como si supiéramos que todas las imágenes de tu bellísimo poema fueran a perderse para siempre en la nostalgia del nunca más. Tu poema es cristalino pero profundo.

Un gran abrazo, compañera.
Óscar

Gracias, Pilar, por venir...

Besos
Ana

Me alegra, Ramón, que te haya gustado el poema.

Un beso grande, compañero
Ana