Dijiste que te olvidaría...

[Alejandro Costa]

Dijiste que te olvidaría…

Enredé todos tus recuerdos
en un cielo tímido y dilapidado,
ahogué las palabras en aquellos
mares que dejaron de hablarme,
y a golpes de olas,
borré tu nombre escrito en la arena.

Encerré en los pozos infinitos
las semillas marchitas de tus cartas,
las sonrisas que dibujaste en aquellas fotos
y los retratos que los pinceles te dedicaron.

Anochecí sin más estrellas
que los destellos de mi lámpara de mesilla,
y por más que buscaba la Luna
el firmamento era un desierto hostil y lúgubre.

Todo se oscureció como un oasis seco,
como un orificio sin entrada al infinito,
había helor en cada rincón
y la primavera era incapaz de abrigar su jardín.

Mi cuerpo permanecía sentado en el borde de la cama,
abrazado a la almohada como halo de salvación,
con las manos pidiendo clemencia,
las piernas indefensas sobre cristales de hiel,
y la carne desgarrando lágrimas sin fe.

Y…, ya ves,
tan simple y tan complicado
lo dejaste correr.

Dijiste que te olvidaría…,
y tenías razón,
todos los días te olvido.

[Marimar González]

Hermoso y emotivo, Alejandro. Me ha gustado mucho tu poema.
Marimar

[Pilar Morte]

La emotiva nostalgia se adueña de los versos. Ha sido un placer pasar por tu hermoso y sincero poema
Besos
Pilar

[Ramón Castro Méndez]

Un poema, donde el dolor por la ausencia, el desamor, continúa latente. Un bello poema, sin duda. Un placer de lectura.
Un abrazo.

[Lunamar Solano]

Sensible la vibración de tus melancólicos versos querido amigo...
Muy bello, como siempre...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

[xaime oroza carballo]

Gran poema de amor y desamor con toque final de fina ironía. Un placer de lectura.
Gracias.
Un abrazo

[Mirta Elena Tessio]

Dijiste que te olvidaría…

Enredé todos tus recuerdos
en un cielo tímido y dilapidado,
ahogué las palabras en aquellos
mares que dejaron de hablarme,
y a golpes de olas,
borré tu nombre escrito en la arena.

Encerré en los pozos infinitos
las semillas marchitas de tus cartas,
las sonrisas que dibujaste en aquellas fotos
y los retratos que los pinceles te dedicaron.

Anochecí sin más estrellas
que los destellos de mi lámpara de mesilla,
y por más que buscaba la Luna
el firmamento era un desierto hostil y lúgubre.

Todo se oscureció como un oasis seco,
como un orificio sin entrada al infinito,
había helor en cada rincón
y la primavera era incapaz de abrigar su jardín.

Mi cuerpo permanecía sentado en el borde de la cama,
abrazado a la almohada como halo de salvación,
con las manos pidiendo clemencia,
las piernas indefensas sobre cristales de hiel,
y la carne desgarrando lágrimas sin fe.

Y…, ya ves,
tan simple y tan complicado
lo dejaste correr.

Dijiste que te olvidaría…,
y tenías razón,
todos los días te olvido.

La esencia del poema, la nostalgia, y el dolor de la pérdida.
¿Será que se olvida?... La imagen desolada al borde de la cama y la almohada
oprime en el lector lo que tenemos de corazón.
Poema exelente porque transmite humanamente tu emoción.
Abrazo poeta.-

[Guillermo Cumar.]

Como el olvido no depende de la propia voluntad de forma clara y neta en el poema nos lo expones al exigir con tiento
un diario recuerdo si a diario presientes el olvido-

un abrazo

[Josefa A. Sánchez]

Desolado poema en el que el amor es un ancla que afianza el recuerdo a pesar nuestro. La acertadas metáforas tramiten la sensación de pérdida. Me ha gustado mucho.
Un abrazo
Pepa

[Rafel Calle]

Hermoso trabajo de Alejandro.