Editorial Alaire

Se fueron las rosas de la jardinera,
se fueron dejando las espinas.
Ya no cuelga un gato sobre la techumbre,
ha caído un maullido largo
como la escarcha rendida en la cerámica,
ha quedado resonando un eco
en la paredes descolgadas.
Ahí estaban las fotografías
que guardaban los suspiros del tiempo,
ahí donde las viejas lámparas
alejaban con sus manos la oscuridad.
Acá las copas asomaban su ola sonora,
ya no están las bocas para beberlas,
ni las manos para guardarlas,
aquí todo ha quedado en blanco;
el paisaje de patos salvajes,
el tragaluz solitario del cuarto,
la escalera cansada de tanto subir,
los brindis nocturnos,
se fueron los bailes y la música,
donde se rió tantas veces
solo había un gran vacío,
más que un vacío un silencio,
el corazón de una casa vacía.

Magnífico poema de espléndidas imágenes llenas de nostalgia. Mi felicitación por tan bellas letras.
Un abrazo.

Cuánta nostalgia, cuánta ausencia en tus espléndidos versos. Me han gustado, y mucho, amigo.
Un cordial abrazo desde mi isla.

José Manuel F. Febles

Nostalgia?, saudade?, añoranza? de todo lo que se ha ido y queda dentro de nosotros, por encima de nosotros revoloteando como la cría de un gavilán con "chíos" esporádicos, estremecedores. Gracias por tus versos.
Un abrazo

Qué daría por un minuto del pasado pero la vida sigue y tú la haces recordar en tan magníficos versos
Abrazos
Pilar

Gracias a todos ustedes compañeros!
Un abrazo desde la niebla espesa de Chile.

Satír.

Hermoso e interesante trabajo de Antonio.