Editorial Alaire

-Si me hubieras tallado en bronce, Rodin,
con las gónadas secas, no vagaría como un perro
lamiendo ausencia y frío.
No tendría miedo a la angustia ni a la nada.

Piedra.       Inmune al aroma del deseo,
               a sus caprichos, rodaría
de afuera adentro; masticaría remolinos
para hundirme después en la penumbra.
             ¿Habría mejor forma de anestesia?
¿Algo que justificara la mirada
sin parecernos a las bestias?

-¿Qué hubiera querido para mis manos?
Moldear la carne para que no fuera impulso asesino.
Que rodara hasta la sal primera de Lot,
deviniera Absoluto a las puertas de Sodoma.
Pero ellas no supieron más que de materia rebelde,
del hambre, de supervivencia. Te dejé el silencio
y una semblanza corta de la muerte como destino:
                               la región sacra,
donde se inventan las dunas 
para que el desierto blasfeme vida.
                  Sobre sus bestias suspiramos.

-Calla, 
no te dije que me hicieras Pensador.

    Solo bullir sin contradicciones.

A. Brotón

Tigana Nelson escribió:Es un poema de órdago a la grande, Miguel.

Vamos con la primera estrofa:

-Si me hubieras tallado en bronce, Rodin,
con las gónadas secas, no vagaría como un perro
lamiendo ausencia y frío.
No tendría miedo a la angustia ni a la nada.

Somos creaciones a medio hacer, bacterias imperfectas. Sufrimos porque pensamos. El peor miedo es la nada. Meternos en un vacío sin asidero alguno. Tremendo. Y saber que no hay nadie que te tire una cuerda decente.
Sigo disfrutando de tu poema.
Un beso.

Luis Muñiz M. escribió:Bullir sin contradicciones, creo que ni las estatuas con capaces de ello... pero en fin, aun con la roca que tenemos los humanos por cerebro, a veces salta alguna chispa interesante... Excelente poema, amigo. Un abrazo.

Armilo Brotón escribió:

-Si me hubieras tallado en bronce, Rodin,
con las gónadas secas, no vagaría como un perro
lamiendo ausencia y frío.
No tendría miedo a la angustia ni a la nada.

Piedra.       Inmune al aroma del deseo,
               a sus caprichos, rodaría
de afuera adentro; masticaría remolinos
para hundirme después en la penumbra.
             ¿Habría mejor forma de anestesia?
¿Algo que justificara la mirada
sin parecernos a las bestias?

-¿Qué hubiera querido para mis manos?
Moldear la carne para que no fuera impulso asesino.
Que rodara hasta la sal primera de Lot,
deviniera Absoluto a las puertas de Sodoma.
Pero ellas no supieron más que de materia rebelde,
del hambre, de supervivencia. Te dejé el silencio
y una semblanza corta de la muerte como destino:
                               la región sacra,
donde se inventan las dunas 
para que el desierto blasfeme vida.
                  Sobre sus bestias suspiramos.

-Calla, 
no te dije que me hicieras Pensador.

    Solo bullir sin contradicciones.

A. Brotón

Ramón Castro Méndez escribió:"Moldear la carne para que no fuera impulso asesino."

"Solo bullir sin contradicciones"

Bueno, estamos llenos de contradicciones, de dudas, de miedos y alguna, ¿falsa?, esperanza. Un poema que llama a reflexionar sobre la dura realidad de la existencia, sobre, en definitiva, la esencia humana y lo que nos mueve. Me ha encantado la lectura.
Un abrazo.

Óscar Distéfano escribió:Lo que más me gusta del poema es el enfoque que le das a un tema bastante profundizado ya en poesía. Tú nos traes una brisa fresca de la meditación, de la conciencia existencial, de la verdad temblorosa de nuestra decadencia. Me ha gustado el desarrollo limpio de la argumentación clara que, no obstante, profundiza en su esencia búsqueda. También me ha convencido el carácter saludablemente lírico con que se reviste el concepto, la idea que ha engendrado el poema. Mis aplausos.

Un abrazo.
Óscar

Pilar Morte escribió:Me gusta el poema, la reflexión y belleza de los versos. Un placer
Abrazos
Pilar

Mirta Elena Tessio escribió:
Pues bulles como un ser humano
y te ha esculpido con la pluma fina.
Rodin, el de las nerviosas manos
las nervaduras en relieve.-
He visto sus obras y reflejó en ellas
su alma apasionada.
Gracias por compartir.
Abrazo Poeta.