Ronald Bonilla escribió:A mi nieto que vendrá.
A Esteban, mi hijo, mirando el ultrasonido.
El ïcaro insondable que hace mutis de vuelo
ahora navega
con el ala incendiada de unos versos.
El Fénix restañando, revenar
para el amor que nos ungió de pronto,
celeridad del vértigo:
no te derrames todavía del cáliz.
Bastión del prodigio, blasón del recuerdo,
llama para las cuerdas que nos izan,
pendiente para que nos deslicemos
hacia el júbilo.
Ven a pacer entre hortalizas. Bienvenido.
Afuera la garra inhóspita
no ha de rozarnos en esta esfera azul.
El árbol y su fronda de recios manatíes
también te aguarda,
y el pelícano insatisfecho
y su señal de curvilínea zaga
es apenas presencia lúdica de Dios,
de sus delfines, ángeles vibrando al unísono.
Pasos que vendrán, huellas inaudibles:
¿Oigo tocar tambores o es tu corazón?
Ahora estás recobrando este camino...
Nosotros el sentido que daremos a las flores.
¿Acaso nos oyes tropezar desde la niebla?
Pero si somos etos cantando
con la geografía silente del verano.
Ya puedes nacer entre nosotros.
Setiembre y octubre de 2009
De mi libro SED DE OTRAS PIEDRAS
Euned, 2012
Foto: mi nieto Matías, ahora tiene 6 años. Aquí festeja su primer sindiente.