Editorial Alaire

El orden limpio,
el sosiego blanco que mece las sábanas.

El sonido de la luz en todas las mañanas sin luz,
el olor del pan después de tu nuca,
las palabras apenas musitadas
que caen sobre el mantel ribeteado.

Mi voz y mis ojos
aman el despertar de un lunes
cuando en la lejanía se enciende el sol
sobre un mar brillante
y yo siento como tu cansancio se posa en la almohada
y un aire vago se cuela por las rendijas
de una celosía fundida por los rayos de agosto.

Hay minutos en que los ángeles duermen
como niños traviesos, sus alas ponen sombra al día,
su respirar unísono es blando
como el algodón del paraíso.

Quedémonos así,
que mi rostro no me pertenezca,
que su imagen pueble el cristal,
que viva en él como una isla sin tiempo.

Quedémonos así,
tú que aún buscas un unicornio oscuro,
yo que he dejado de ser melancolía
y ahora soy una luz que viaja
en ti, en tu noche.

El lirismo pasa de verso a verso anunciando que el sentir se funde con el deseo haciendo duende a la ráfaga de luz
que busca amor y compañía.

un abrazo

Hermosísimo, Ramón; el olor del pan después de tu nuca; grande, hombre, muy grande lo que nos llega de tu cerebro privilegiado.

Abrazos.

Quedémonos así, con tus versos y tus inacabables metáforas.

Otro de los tuyos. Me faltan adjetivos.

Un abrazo.

Me encanta esa manera tuya tan especial de escribir, las imágenes se apoyan en toda su expresión.
Un placer leerte, Ramón.
Un fuerte abrazo

Ramón Carballal escribió:El orden limpio,
el sosiego blanco que mece las sábanas.

El sonido de la luz en todas las mañanas sin luz,
el olor del pan después de tu nuca,
las palabras apenas musitadas
que caen sobre el mantel ribeteado.

Mi voz y mis ojos
aman el despertar de un lunes
cuando en la lejanía se enciende el sol
sobre un mar brillante
y yo siento como tu cansancio se posa en la almohada
y un aire vago se cuela por las rendijas
de una celosía fundida por los rayos de agosto.

Hay minutos en que los ángeles duermen
como niños traviesos, sus alas ponen sombra al día,
su respirar unísono es blando
como el algodón del paraíso.

Quedémonos así,
que mi rostro no me pertenezca,
que su imagen pueble el cristal,
que viva en él como una isla sin tiempo.

Quedémonos así,
tú que aún buscas un unicornio oscuro,
yo que he dejado de ser melancolía
y ahora soy una luz que viaja
en ti, en tu noche.

Excelente poema, Ramón. Todo gozo y sin sombras. Las imágenes y la expresión nítida y limpia. Un placer de lectura. Mi felicitación.
Un fuerte abrazo.

Guillermo Cuesta escribió:El lirismo pasa de verso a verso anunciando que el sentir se funde con el deseo haciendo duende a la ráfaga de luz
que busca amor y compañía.

un abrazo

Muchas gracias, Guillermo, por tu lectura y comentario. Un abrazo.

Me alegra mucho el fondo del poema que late en los versos. Magnífico decir, tu poesía no defrauda. Me ha encantado.
Besos
Pilar

Una escena colmada de emoción vibra entre tus versos querido amigo...
Un gusto leerte siempre...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Ramón, me ha encantado el poema, amigo estimado. Recibe mis abrazos sinceros.

Hallie Hernández Alfaro escribió:Hermosísimo, Ramón; el olor del pan después de tu nuca; grande, hombre, muy grande lo que nos llega de tu cerebro privilegiado.

Abrazos.

Gracias, Hallie, por tu generosidad. Un fuerte abrazo.

Alejandro Costa escribió:Quedémonos así, con tus versos y tus inacabables metáforas.

Otro de los tuyos. Me faltan adjetivos.

Un abrazo.

Gracias, Alejandro, eres muy amable. Un abrazo.

Carmen Pla escribió:Me encanta esa manera tuya tan especial de escribir, las imágenes se apoyan en toda su expresión.
Un placer leerte, Ramón.
Un fuerte abrazo

Muchas gracias, Carmen, por tu lectura y comentario. Un abrazo.

Ramón Castro Méndez escribió:

Ramón Carballal escribió:El orden limpio,
el sosiego blanco que mece las sábanas.

El sonido de la luz en todas las mañanas sin luz,
el olor del pan después de tu nuca,
las palabras apenas musitadas
que caen sobre el mantel ribeteado.

Mi voz y mis ojos
aman el despertar de un lunes
cuando en la lejanía se enciende el sol
sobre un mar brillante
y yo siento como tu cansancio se posa en la almohada
y un aire vago se cuela por las rendijas
de una celosía fundida por los rayos de agosto.

Hay minutos en que los ángeles duermen
como niños traviesos, sus alas ponen sombra al día,
su respirar unísono es blando
como el algodón del paraíso.

Quedémonos así,
que mi rostro no me pertenezca,
que su imagen pueble el cristal,
que viva en él como una isla sin tiempo.

Quedémonos así,
tú que aún buscas un unicornio oscuro,
yo que he dejado de ser melancolía
y ahora soy una luz que viaja
en ti, en tu noche.

Excelente poema, Ramón. Todo gozo y sin sombras. Las imágenes y la expresión nítida y limpia. Un placer de lectura. Mi felicitación.
Un fuerte abrazo.

Gracias, Ramón. Me alegra que te haya gustado el poema. Un abrazo.

Pilar Morte escribió:Me alegra mucho el fondo del poema que late en los versos. Magnífico decir, tu poesía no defrauda. Me ha encantado.
Besos
Pilar

Gracias, Pilar, por tu lectura y palabras. Un beso.