Editorial Alaire

Quisiera dejar de cargar con este peso
que no es más que la sombra que me habita,
que en mi se solapa ungiéndose de mi esencia,
amarrándose a mi vida sin remordimientos.
Nítida la hallo en mí,
buscando en la tormenta de luz mis ojos ciegos,
hollando sin pudor mis pensamientos,
vagando por mi piel, su mapa del mundo,
queriendo tomar corpórea dimensión y atavío.
No hay en ella,
en su singular hálito de vida,
más conjura que su silencio
ni más voluntad que evitarme el extravío.

Ramón Castro Méndez escribió:Quisiera dejar de cargar con este peso
que no es más que la sombra que me habita,
que en mi se solapa ungiéndose de mi esencia,
amarrándose a mi vida sin remordimientos.
Nítida la hallo en mí,
buscando en la tormenta de luz mis ojos ciegos,
hollando sin pudor mis pensamientos,
vagando por mi piel, su mapa del mundo,
queriendo tomar corpórea dimensión y atavío.
No hay en ella,
en su singular hálito de vida,
más conjura que su silencio
ni más voluntad que evitarme el extravío.

Fiel a nosotros, bien dispuesta, urgente en su respiración mullida, en sus quehaceres implacables. Me ha encantado la sombra que te habita, Ramón.

Abrazo y felicidad.

Ramón Castro Méndez escribió:Quisiera dejar de cargar con este peso
que no es más que la sombra que me habita,
que en mi se solapa ungiéndose de mi esencia,
amarrándose a mi vida sin remordimientos.
Nítida la hallo en mí,
buscando en la tormenta de luz mis ojos ciegos,
hollando sin pudor mis pensamientos,
vagando por mi piel, su mapa del mundo,
queriendo tomar corpórea dimensión y atavío.
No hay en ella,
en su singular hálito de vida,
más conjura que su silencio
ni más voluntad que evitarme el extravío.

Me conmueve la transparencia de este poema. Me conmueve la universalidad del extravio. Abrazos, Ramon. ERA

Ramón Castro Méndez escribió:Quisiera dejar de cargar con este peso
que no es más que la sombra que me habita,
que en mi se solapa ungiéndose de mi esencia,
amarrándose a mi vida sin remordimientos.
Nítida la hallo en mí,
buscando en la tormenta de luz mis ojos ciegos,
hollando sin pudor mis pensamientos,
vagando por mi piel, su mapa del mundo,
queriendo tomar corpórea dimensión y atavío.
No hay en ella,
en su singular hálito de vida,
más conjura que su silencio
ni más voluntad que evitarme el extravío.

Precioso. Me ha encantado. Enhorabuena.
Un abrazo.
BEGOÑA.

Hallie Hernández Alfaro escribió:

Ramón Castro Méndez escribió:Quisiera dejar de cargar con este peso
que no es más que la sombra que me habita,
que en mi se solapa ungiéndose de mi esencia,
amarrándose a mi vida sin remordimientos.
Nítida la hallo en mí,
buscando en la tormenta de luz mis ojos ciegos,
hollando sin pudor mis pensamientos,
vagando por mi piel, su mapa del mundo,
queriendo tomar corpórea dimensión y atavío.
No hay en ella,
en su singular hálito de vida,
más conjura que su silencio
ni más voluntad que evitarme el extravío.

Fiel a nosotros, bien dispuesta, urgente en su respiración mullida, en sus quehaceres implacables. Me ha encantado la sombra que te habita, Ramón.

Abrazo y felicidad.

Agradezco muy mucho tu presencia en mis letras. Un placer contar con tu apreciado comentario.
Un abrazo e, igualmente, felicidad para ti también.

E. R. Aristy escribió:

Ramón Castro Méndez escribió:Quisiera dejar de cargar con este peso
que no es más que la sombra que me habita,
que en mi se solapa ungiéndose de mi esencia,
amarrándose a mi vida sin remordimientos.
Nítida la hallo en mí,
buscando en la tormenta de luz mis ojos ciegos,
hollando sin pudor mis pensamientos,
vagando por mi piel, su mapa del mundo,
queriendo tomar corpórea dimensión y atavío.
No hay en ella,
en su singular hálito de vida,
más conjura que su silencio
ni más voluntad que evitarme el extravío.

Me conmueve la transparencia de este poema. Me conmueve la universalidad del extravio. Abrazos, Ramon. ERA

Muy agradecido, ERA, por tu paso y la generosidad de tu comentario.
Un abrazo.

Begoña Egüen escribió:

Ramón Castro Méndez escribió:Quisiera dejar de cargar con este peso
que no es más que la sombra que me habita,
que en mi se solapa ungiéndose de mi esencia,
amarrándose a mi vida sin remordimientos.
Nítida la hallo en mí,
buscando en la tormenta de luz mis ojos ciegos,
hollando sin pudor mis pensamientos,
vagando por mi piel, su mapa del mundo,
queriendo tomar corpórea dimensión y atavío.
No hay en ella,
en su singular hálito de vida,
más conjura que su silencio
ni más voluntad que evitarme el extravío.

Precioso. Me ha encantado. Enhorabuena.
Un abrazo.
BEGOÑA.

Muchas gracias, Begoña, por tu generosidad. Celebro que te hayan gustado mis letras.
Un abrazo.

Ramón Castro Méndez escribió:
Quisiera dejar de cargar con este peso
que no es más que la sombra que me habita,
que en mi se solapa ungiéndose de mi esencia,
amarrándose a mi vida sin remordimientos.
Nítida la hallo en mí,
buscando en la tormenta de luz mis ojos ciegos,
hollando sin pudor mis pensamientos,
vagando por mi piel, su mapa del mundo,
queriendo tomar corpórea dimensión y atavío.
No hay en ella,
en su singular hálito de vida,
más conjura que su silencio
ni más voluntad que evitarme el extravío.

Hola Ramón .Estoy en tu poema mezclándome en el peso de tu sombra.
Como lectora me llega pero quiero decirte algo, desde mis creencias
venimos de una luz que ciega, pasamos el proceso de inicio de la vida en penumbras,
esa sombra cálida donde se expande nuestra esencia.
Ese extravío del que hablas guarda para mi un profundo significado.

Bello poema que aplaudo.
Un abrazo poeta.

Mirta Elena Tessio escribió:Ramón Castro Méndez escribió:
Quisiera dejar de cargar con este peso
que no es más que la sombra que me habita,
que en mi se solapa ungiéndose de mi esencia,
amarrándose a mi vida sin remordimientos.
Nítida la hallo en mí,
buscando en la tormenta de luz mis ojos ciegos,
hollando sin pudor mis pensamientos,
vagando por mi piel, su mapa del mundo,
queriendo tomar corpórea dimensión y atavío.
No hay en ella,
en su singular hálito de vida,
más conjura que su silencio
ni más voluntad que evitarme el extravío.

Hola Ramón .Estoy en tu poema mezclándome en el peso de tu sombra.
Como lectora me llega pero quiero decirte algo, desde mis creencias
venimos de una luz que ciega, pasamos el proceso de inicio de la vida en penumbras,
esa sombra cálida donde se expande nuestra esencia.
Ese extravío del que hablas guarda para mi un profundo significado.

Bello poema que aplaudo.
Un abrazo poeta.

Muchas gracias, Mirta, por tu apreciado comentario. Creo que hay en nosotros una dualidad, en constante pugna, luces y sombras; y, a veces, las sombras se manifiestan. De nuevo, gracias por leerme y comentar.
Un abrazo, poeta.

A veces la sombra que nos habita nos salva del absolutismo de la luz. Me ha gustado mucho este enfoque de la dualidad luz/sombra que muy bien has desarrollado. Salud.

Un abrazo, amigo.
Óscar

Ramón Castro Méndez escribió:Quisiera dejar de cargar con este peso
que no es más que la sombra que me habita,
que en mi se solapa ungiéndose de mi esencia,
amarrándose a mi vida sin remordimientos.
Nítida la hallo en mí,
buscando en la tormenta de luz mis ojos ciegos,
hollando sin pudor mis pensamientos,
vagando por mi piel, su mapa del mundo,
queriendo tomar corpórea dimensión y atavío.
No hay en ella,
en su singular hálito de vida,
más conjura que su silencio
ni más voluntad que evitarme el extravío.

Me encantó el poema, Ramón, tiene una singular forma de expresar el peso que cargamos, sin duda, arranca con la nitidez de las dos partes que nos habitan, una clara y la otra no tan clara.
Un placer leerte
Un fuerte abrazo

Óscar Distéfano escribió:A veces la sombra que nos habita nos salva del absolutismo de la luz. Me ha gustado mucho este enfoque de la dualidad luz/sombra que muy bien has desarrollado. Salud.

Un abrazo, amigo.
Óscar

Muchas gracias, amigo, por pasarte y dejarme tu apreciado comentario.
Un fuerte abrazo.

Carmen Pla escribió:

Ramón Castro Méndez escribió:Quisiera dejar de cargar con este peso
que no es más que la sombra que me habita,
que en mi se solapa ungiéndose de mi esencia,
amarrándose a mi vida sin remordimientos.
Nítida la hallo en mí,
buscando en la tormenta de luz mis ojos ciegos,
hollando sin pudor mis pensamientos,
vagando por mi piel, su mapa del mundo,
queriendo tomar corpórea dimensión y atavío.
No hay en ella,
en su singular hálito de vida,
más conjura que su silencio
ni más voluntad que evitarme el extravío.

Me encantó el poema, Ramón, tiene una singular forma de expresar el peso que cargamos, sin duda, arranca con la nitidez de las dos partes que nos habitan, una clara y la otra no tan clara.
Un placer leerte
Un fuerte abrazo

Muchas gracias, amiga Carmen, un placer contar siempre con tu presencia en mis letras.
Afectuoso abrazo.

Buen poema que me ha gustado leer. Mi felicitación y un abrazo.

no se extraviaron ni tu sombra ni tu pluma pues les diste u buen acto de presencia acompañada de inspiración y de buena poesía.

un abrazo