Editorial Alaire

Carmen López escribió:Magnífico, Manuel, bufffff....Estoy de acuerdo la belleza es tan sólo de los que saben apreciarla....
Me encantó la referencia a Cala Conta...me gusta mucho los poemas que contienen cartografías....y estos versos me parecen sublimes:

Y no digas que disfrutas con la búsqueda, porque es como si dices

que se te está alargando la distancia que queda hasta el domingo.

Belleza, placer a raudales, es lo que me ocurre cuando te leo, por supuesto el cierre es magnífico, la firma poderosa de tu poesía, siempre inteligente.

Un abrazo grande, amigo mío.

Carmen

Manuel Sánchez escribió:Por mucho que tú quieras poseerla,

por más que te recorras las universidades buscando explicación,

o su secreto máximo,

por mucho

que le prestes ese nombre a las puestas de sol en Cala Conta,

y que dejes tus ojos sobre lechos de azufres arrecifes, sobre el azufre raso,

la belleza solo le pertenece a los hombres que saben apreciarla.

Y no digas que disfrutas con la búsqueda, porque es como si dices

que se te está alargando la distancia que queda hasta el domingo.

Nunca fuiste capaz, aunque lo quieres, de hallar la diferencia

entre un beso bañado por la lágrima y otro beso de sabanas en blanco.

Más audaz que el silencio

de un puñal y de un pecho frente a frente,

cuando escucho el clamor de un síntoma que arde, veo partir todos aquellos dioses

divinamente inválidos. Y me despeina luego

la forma de morirse que tienen los sonidos, porque alguien pone notas encima de un piano

y parte de sus dedos el Réquiem de Beethoven.

Óscar Distéfano escribió:Un poema que me ha gustado mucho leer. Mis aplausos.

Saludos.
Óscar

Manuel Sánchez escribió:Por mucho que tú quieras poseerla,

por más que te recorras las universidades buscando explicación,

o su secreto máximo,

por mucho

que le prestes ese nombre a las puestas de sol en Cala Conta,

y que dejes tus ojos sobre lechos de azufres arrecifes, sobre el azufre raso,

la belleza solo le pertenece a los hombres que saben apreciarla.

Y no digas que disfrutas con la búsqueda, porque es como si dices

que se te está alargando la distancia que queda hasta el domingo.

Nunca fuiste capaz, aunque lo quieres, de hallar la diferencia

entre un beso bañado por la lágrima y otro beso de sabanas en blanco.

Más audaz que el silencio

de un puñal y de un pecho frente a frente,

cuando escucho el clamor de un síntoma que arde, veo partir todos aquellos dioses

divinamente inválidos. Y me despeina luego

la forma de morirse que tienen los sonidos, porque alguien pone notas encima de un piano

y parte de sus dedos el Réquiem de Beethoven.