No apadriné la mañana
Publicado: Dom, 29 May 2016 20:40
No apadriné la mañana,
la noche lo evitó con el ocaso,
la luz se acunó en la tristeza
y la oscuridad disgustada la atrapó,
como se atrapan las palabras
y se pierden en el laberinto del silencio,
como en el silencio se esconden las voces
y en su letargo se arruinan corazones,
se anulan los sentimientos,
y el que siente,
ni sabe cual es el motivo
ni el motivo tiene sentido,
porque para encontrar sentido a las realidades
hay que convertirlas en sueño,
y cuando sueño, -pocas veces-,
me despierto de repente
en el escenario de las pesadillas,
con sus derrotas constantes,
con su dolor inusitado,
con su vacío en pausa permanente,
la nada en el mástil
y la bandera en un vaivén desarmado.
¡No! no apadriné la mañana,
y no es que la noche lo evitara en el ocaso,
ni la luz se acunara en la tristeza,
ni quedara atrapada en la oscuridad,
ni tan siquiera las palabras fueran reo
de los sonidos del silencio,
porque en el silencio no se esconden voces,
ni palabras quemadas, ni lágrimas, ni sollozos,
ni almas, ni corazones, ni la última sonrisa,
ni esa lágrima que nunca derramaste,
que nunca derramé.
En el silencio, en mi silencio,
solo se guarda la nada,
la inmensa y diminuta nada
y un eterno adiós sin palabras.
De veras…
…yo no apadriné la mañana.
la noche lo evitó con el ocaso,
la luz se acunó en la tristeza
y la oscuridad disgustada la atrapó,
como se atrapan las palabras
y se pierden en el laberinto del silencio,
como en el silencio se esconden las voces
y en su letargo se arruinan corazones,
se anulan los sentimientos,
y el que siente,
ni sabe cual es el motivo
ni el motivo tiene sentido,
porque para encontrar sentido a las realidades
hay que convertirlas en sueño,
y cuando sueño, -pocas veces-,
me despierto de repente
en el escenario de las pesadillas,
con sus derrotas constantes,
con su dolor inusitado,
con su vacío en pausa permanente,
la nada en el mástil
y la bandera en un vaivén desarmado.
¡No! no apadriné la mañana,
y no es que la noche lo evitara en el ocaso,
ni la luz se acunara en la tristeza,
ni quedara atrapada en la oscuridad,
ni tan siquiera las palabras fueran reo
de los sonidos del silencio,
porque en el silencio no se esconden voces,
ni palabras quemadas, ni lágrimas, ni sollozos,
ni almas, ni corazones, ni la última sonrisa,
ni esa lágrima que nunca derramaste,
que nunca derramé.
En el silencio, en mi silencio,
solo se guarda la nada,
la inmensa y diminuta nada
y un eterno adiós sin palabras.
De veras…
…yo no apadriné la mañana.