Caudal y espejo

[Ramón Castro Méndez]

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Y la noche avanza,
traspasado el umbral
del último sueño de la tarde,
embebida de oscuridad
hacia ese tiempo
en que la luz se mueve
a escondidas, y las horas
son pálidas sombras lejanas.
Y en ese horizonte,
donde la luz se adormece,
las aguas, insomnes,
velan la orilla del tiempo,
mientras, como cuentas de un rosario,
se van tejiendo los hilos del silencio;
un silencio que carga
con los recuerdos
que hieren la memoria de los días.
Entonces, mi mirada,
cautiva sombra de mis propios anhelos,
que apenas entiende
del invisible tacto de esta mudanza,
apunta a un firmamento
de imposibles sueños de luna,
donde tu espalda,
-caudal y espejo-,
hecha de vértebras de estrellas
que se arraciman,
halla cobijo para perder
su cauce e ir a romper
en mares sin nombre
que, a los acordes de la brisa,
como jarcias se levantaran
enmudeciendo los sonidos de la tierra.

[Rafel Calle]

Bienvenido, amigo Ramón, es un placer tenerte con nosotros; esperemos que Alaire sea de tu gusto.
Te presentas con un hermoso poema que preludia una interesante interacción foral.
Un cordial saludo.

[Carmen Pla]

Un precioso caudal de poesía que promete.
Un abrazo, Ramón

[Pablo Ibáñez]

Ramón,

bienvenido a Alaire. A mí me ha gustado el poema, amigo. Se nota que no es el primero que escribes, tiene detalles de bello lirismo, de profunda introspección y sentimiento.

Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Un buen poema de presentación. Bienvenido y un saludo cordial.

[Ventura Morón]

Un placer recibirte entre nosotros Ramón. Un lirismo evocador y un ritmo construido con cuidado y musicalidad.
Un gusto pasar por aquí.
Bienvenido, abrazos

[Ramón Castro Méndez]

Bienvenido, amigo Ramón, es un placer tenerte con nosotros; esperemos que Alaire sea de tu gusto.
Te presentas con un hermoso poema que preludia una interesante interacción foral.
Un cordial saludo.

Gracias, Rafael, por la bienvenida.
Un cordial saludo.

[Ramón Castro Méndez]

Un precioso caudal de poesía que promete.
Un abrazo, Ramón

Gracias, Carmen, por tu atento comentario.

Abrazos.

[Ramón Castro Méndez]

Ramón,

bienvenido a Alaire. A mí me ha gustado el poema, amigo. Se nota que no es el primero que escribes, tiene detalles de bello lirismo, de profunda introspección y sentimiento.

Un abrazo.

Gracias, paisano.
Un abrazo carbayón

[Ramón Castro Méndez]

Un buen poema de presentación. Bienvenido y un saludo cordial.

Gracias, Ramón.
Un cordial saludo.

[Ramón Castro Méndez]

Un placer recibirte entre nosotros Ramón. Un lirismo evocador y un ritmo construido con cuidado y musicalidad.
Un gusto pasar por aquí.
Bienvenido, abrazos

Gracias, Ventura.

Un abrazo

[Begoña Egüen]

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Y la noche avanza,
traspasado el umbral
del último sueño de la tarde,
embebida de oscuridad
hacia ese tiempo
en que la luz se mueve
a escondidas, y las horas
son pálidas sombras lejanas.
Y en ese horizonte,
donde la luz se adormece,
las aguas, insomnes,
velan la orilla del tiempo,
mientras, como cuentas de un rosario,
se van tejiendo los hilos del silencio;
un silencio que carga
con los recuerdos
que hieren la memoria de los días.
Entonces, mi mirada,
cautiva sombra de mis propios anhelos,
que apenas entiende
del invisible tacto de esta mudanza,
apunta a un firmamento
de imposibles sueños de luna,
donde tu espalda,
-caudal y espejo-,
hecha de vértebras de estrellas
que se arraciman,
halla cobijo para perder
su cauce e ir a romper
en mares sin nombre
que, a los acordes de la brisa,
como jarcias se levantaran
enmudeciendo los sonidos de la tierra.

Elevado lirismo atisbo en estos hermosos versos. Mi felicitación sincera.
Un abrazo.
BEGOÑA.

[Ramón Castro Méndez]

[/b]



Y la noche avanza,
traspasado el umbral
del último sueño de la tarde,
embebida de oscuridad
hacia ese tiempo
en que la luz se mueve
a escondidas, y las horas
son pálidas sombras lejanas.
Y en ese horizonte,
donde la luz se adormece,
las aguas, insomnes,
velan la orilla del tiempo,
mientras, como cuentas de un rosario,
se van tejiendo los hilos del silencio;
un silencio que carga
con los recuerdos
que hieren la memoria de los días.
Entonces, mi mirada,
cautiva sombra de mis propios anhelos,
que apenas entiende
del invisible tacto de esta mudanza,
apunta a un firmamento
de imposibles sueños de luna,
donde tu espalda,
-caudal y espejo-,
hecha de vértebras de estrellas
que se arraciman,
halla cobijo para perder
su cauce e ir a romper
en mares sin nombre
que, a los acordes de la brisa,
como jarcias se levantaran
enmudeciendo los sonidos de la tierra.

Elevado lirismo atisbo en estos hermosos versos. Mi felicitación sincera.
Un abrazo.
BEGOÑA.

Gracias, Begoña, por pasarte y dejarme tu generoso comentario.

Un abrazo.

[Julio Gonzalez Alonso]

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Y la noche avanza,
traspasado el umbral
del último sueño de la tarde,
embebida de oscuridad
hacia ese tiempo
en que la luz se mueve
a escondidas, y las horas
son pálidas sombras lejanas.
Y en ese horizonte,
donde la luz se adormece,
las aguas, insomnes,
velan la orilla del tiempo,
mientras, como cuentas de un rosario,
se van tejiendo los hilos del silencio;
un silencio que carga
con los recuerdos
que hieren la memoria de los días.
Entonces, mi mirada,
cautiva sombra de mis propios anhelos,
que apenas entiende
del invisible tacto de esta mudanza,
apunta a un firmamento
de imposibles sueños de luna,
donde tu espalda,
-caudal y espejo-,
hecha de vértebras de estrellas
que se arraciman,
halla cobijo para perder
su cauce e ir a romper
en mares sin nombre
que, a los acordes de la brisa,
como jarcias se levantaran
enmudeciendo los sonidos de la tierra.

Interesante poema vertical, de recitado contínuo, del que subrayo los versos centrales. El recurso a la subordinación te obliga a seguir la lectura hasta completar el sentido de la frase; es arriesgado, pero no te ha quedado mal. Enhorabuena, Ramón. Abrazo.
Salud.

[Ramón Castro Méndez]

[/b]



Y la noche avanza,
traspasado el umbral
del último sueño de la tarde,
embebida de oscuridad
hacia ese tiempo
en que la luz se mueve
a escondidas, y las horas
son pálidas sombras lejanas.
Y en ese horizonte,
donde la luz se adormece,
las aguas, insomnes,
velan la orilla del tiempo,
mientras, como cuentas de un rosario,
se van tejiendo los hilos del silencio;
un silencio que carga
con los recuerdos
que hieren la memoria de los días.
Entonces, mi mirada,
cautiva sombra de mis propios anhelos,
que apenas entiende
del invisible tacto de esta mudanza,
apunta a un firmamento
de imposibles sueños de luna,
donde tu espalda,
-caudal y espejo-,
hecha de vértebras de estrellas
que se arraciman,
halla cobijo para perder
su cauce e ir a romper
en mares sin nombre
que, a los acordes de la brisa,
como jarcias se levantaran
enmudeciendo los sonidos de la tierra.

Interesante poema vertical, de recitado contínuo, del que subrayo los versos centrales. El recurso a la subordinación te obliga a seguir la lectura hasta completar el sentido de la frase; es arriesgado, pero no te ha quedado mal. Enhorabuena, Ramón. Abrazo.
Salud.

Gracias, Julio, por tu atento comentario.
Saludos cordiales.