Editorial Alaire

Esa gota, esa gota que una vez gobernó la sangre.
La felicidad se escapa como un renacuajo entre
los dedos, su memoria, en cambio, es un oasis
junto a los párpados del azar, un caracol que
nunca envejece. Recuerdo un balón perdido
entre la algarabía, recuerdo las olas amables
del verano, la falda de María cuando el aire
buscaba una sonrisa imposible entre sus piernas.
Algo pasa, breve, silencioso, casi como el eco
de un fantasma: ahí está la magia de esa efigie
redonda que llamamos éxtasis, imagen que se
agota al preguntarnos por su ser. Hay en el diamante
del sueño una conquista de ángeles sin luz que no
pregunta por la sinrazón de las flores, ni por la danza
alegre de una madre en cualquier portal de cualquier
ciudad. Es suficiente con que un suspiro se encienda
entre las vértebras, pasajero, frágil, para presentir
que no existe otra eternidad que no sea este latido
que se va, se va y se va...

Pero...qué bonito!!!
Te dedico este poema, por tu apoyo, amistad y por darme a conocer el foro de Alaire. GRACIAS.

AGUA

Mientras abres tu colina negra, mis dedos me dejan espacio
y como el viento tibio bajo los destellos de neón
otros rayos de sol queman, otra amnesia, otra acera sin nieve
otro nudo en la garganta, otra palabra muda
que desgasta los paisajes en el agua de mis ojos.
Miro a través de tus pupilas lo incierto,
las páginas estampadas que difuminan los años,
los secretos incrédulos de los ruidos breves,
los instantes que saborean de un trago
las tardes gastadas, y las voces que encojen lo tenue
donde el iris penetra las dudas
como un río sin agua.
Tus manos llenas de agua
tus cabellos húmedos, toda el agua en tus dedos
y ese tiempo que corre que se resiste a huir,
con tus pies que recorren todas las hojas
que desliza el agua de un año sin fecha,
con la pausa albergada entre líneas que hablan
y un desierto en la espera que se deja fluir.
Agua hasta el final de mi garganta, fría
renegando hoy, para volver a ser
el tallo de hierro de hojas prohibidas.

Besos.

Rafael, qué bueno tu poema, y te han dedicado uno, felicitaciones compañero.
Un abrazo a los dos.

Ramón Carballal escribió:Esa gota, esa gota que una vez gobernó la sangre.
La felicidad se escapa como un renacuajo entre
los dedos, su memoria, en cambio, es un oasis
junto a los párpados del azar, un caracol que
nunca envejece. Recuerdo un balón perdido
entre la algarabía, recuerdo las olas amables
del verano, la falda de María cuando el aire
buscaba una sonrisa imposible entre sus piernas.
Algo pasa, breve, silencioso, casi como el eco
de un fantasma: ahí está la magia de esa efigie
redonda que llamamos éxtasis, imagen que se
agota al preguntarnos por su ser. Hay en el diamante
del sueño una conquista de ángeles sin luz que no
pregunta por la sinrazón de las flores, ni por la danza
alegre de una madre en cualquier portal de cualquier
ciudad. Es suficiente con que un suspiro se encienda
entre las vértebras, pasajero, frágil, para presentir
que no existe otra eternidad que no sea este latido
que se va, se va y se va...

La felicidad efimera se nos presenta y a veces la menospreciamos esperando a otra felicidad. Un placer leerte, Ramon, abrazos, ERA

Carmen Pla escribió:Pero...qué bonito!!!
Te dedico este poema, por tu apoyo, amistad y por darme a conocer el foro de Alaire. GRACIAS.

AGUA

Mientras abres tu colina negra, mis dedos me dejan espacio
y como el viento tibio bajo los destellos de neón
otros rayos de sol queman, otra amnesia, otra acera sin nieve
otro nudo en la garganta, otra palabra muda
que desgasta los paisajes en el agua de mis ojos.
Miro a través de tus pupilas lo incierto,
las páginas estampadas que difuminan los años,
los secretos incrédulos de los ruidos breves,
los instantes que saborean de un trago
las tardes gastadas, y las voces que encojen lo tenue
donde el iris penetra las dudas
como un río sin agua.
Tus manos llenas de agua
tus cabellos húmedos, toda el agua en tus dedos
y ese tiempo que corre que se resiste a huir,
con tus pies que recorren todas las hojas
que desliza el agua de un año sin fecha,
con la pausa albergada entre líneas que hablan
y un desierto en la espera que se deja fluir.
Agua hasta el final de mi garganta, fría
renegando hoy, para volver a ser
el tallo de hierro de hojas prohibidas.

Besos.

Muchas gracias, Carmen, por la dedicatoria. Es un poema precioso. Besos.

A la felicidad me apunto. A esta que tan bien identificas con la huella de tu pluma poética u sofisticadamente inspirada.

un abrazo

Yo también me apunto a la gota que una vez gobernó la sangre y que tú has convertido en poema, un poema evocador que me ha encantado. Recibe mis abrazos sinceros, Ramón.

Ramón Carballal escribió:Esa gota, esa gota que una vez gobernó la sangre.
La felicidad se escapa como un renacuajo entre
los dedos, su memoria, en cambio, es un oasis
junto a los párpados del azar, un caracol que
nunca envejece. Recuerdo un balón perdido
entre la algarabía, recuerdo las olas amables
del verano, la falda de María cuando el aire
buscaba una sonrisa imposible entre sus piernas.
Algo pasa, breve, silencioso, casi como el eco
de un fantasma: ahí está la magia de esa efigie
redonda que llamamos éxtasis, imagen que se
agota al preguntarnos por su ser. Hay en el diamante
del sueño una conquista de ángeles sin luz que no
pregunta por la sinrazón de las flores, ni por la danza
alegre de una madre en cualquier portal de cualquier
ciudad. Es suficiente con que un suspiro se encienda
entre las vértebras, pasajero, frágil, para presentir
que no existe otra eternidad que no sea este latido
que se va, se va y se va...

¡¡¡ Me encanta, una verdadera hermosura de poema !!! Felicidades.
Un abrazo.
BEGOÑA.

Siempre un acierto pasar por tus letras Ramón. El poema es bellísimo, tiene esa belleza de lo efímero en la misma construcción de su sangre, precioso final.

Unha forte aperta.

Carmen

Tus poemas hay que leerlos varias veces para aprender de sus imágenes. Un acierto hermoso tu poema
Abrazos
Pilar

Muy bello poema de Ramón.

Arriba, por supuesto.

Ramón Carballal escribió:Esa gota, esa gota que una vez gobernó la sangre.
La felicidad se escapa como un renacuajo entre
los dedos, su memoria, en cambio, es un oasis
junto a los párpados del azar, un caracol que
nunca envejece. Recuerdo un balón perdido
entre la algarabía, recuerdo las olas amables
del verano, la falda de María cuando el aire
buscaba una sonrisa imposible entre sus piernas.
Algo pasa, breve, silencioso, casi como el eco
de un fantasma: ahí está la magia de esa efigie
redonda que llamamos éxtasis, imagen que se
agota al preguntarnos por su ser. Hay en el diamante
del sueño una conquista de ángeles sin luz que no
pregunta por la sinrazón de las flores, ni por la danza
alegre de una madre en cualquier portal de cualquier
ciudad. Es suficiente con que un suspiro se encienda
entre las vértebras, pasajero, frágil, para presentir
que no existe otra eternidad que no sea este latido
que se va, se va y se va...

Muy buen poema y, ciertamente, la vida y la felicidad se rodea de esas pequeñas cosas, a veces imperceptibles, que se nos van haciendo cotidianas. Un placer de lectura. Mi felicitación.

Un cordial saludo.

Mirta Elena Tessio escribió:Rafael, qué bueno tu poema, y te han dedicado uno, felicitaciones compañero.
Un abrazo a los dos.

No soy Rafael, Mirta. Te agradezco igual tu visita y amables palabras. Un abrazo.

E. R. Aristy escribió:

Ramón Carballal escribió:Esa gota, esa gota que una vez gobernó la sangre.
La felicidad se escapa como un renacuajo entre
los dedos, su memoria, en cambio, es un oasis
junto a los párpados del azar, un caracol que
nunca envejece. Recuerdo un balón perdido
entre la algarabía, recuerdo las olas amables
del verano, la falda de María cuando el aire
buscaba una sonrisa imposible entre sus piernas.
Algo pasa, breve, silencioso, casi como el eco
de un fantasma: ahí está la magia de esa efigie
redonda que llamamos éxtasis, imagen que se
agota al preguntarnos por su ser. Hay en el diamante
del sueño una conquista de ángeles sin luz que no
pregunta por la sinrazón de las flores, ni por la danza
alegre de una madre en cualquier portal de cualquier
ciudad. Es suficiente con que un suspiro se encienda
entre las vértebras, pasajero, frágil, para presentir
que no existe otra eternidad que no sea este latido
que se va, se va y se va...

La felicidad efimera se nos presenta y a veces la menospreciamos esperando a otra felicidad. Un placer leerte, Ramon, abrazos, ERA

Muchas gracias, ERA, por tu visita y comentario. Un abrazo.