Editorial Alaire

Pilar Morte escribió:El alma virgen late,
susurra en silencio su voz oculta.

Ha tatuado narcisos en su pecho,
y una caricia no rendida
deambula en sus sienes.

Busca calentar su aliento en espejos de esperanza,
y detiene su cuerpo al paso de la luz.
Templa las horas de la soledad
cuando agota la tarde.
Es ella sin vestir si se entrega a otros ojos,
e insiste en perseguir quimérico destino.

Es ella, -virgen de luna llena-,
con versos incrustados en los huesos,
cándida, alada
rozando el suspiro del mundo
si vislumbra el color de su secreto.

El alma virgen posa en las estatuas
como ninfómana sedienta,
y se acuesta en el fuego de sus sueños,
recurso de su destino.

Armilo Brotón escribió:Los versos, las palabras, nos traen a nuestros sentidos las cosas más dispares según estado de ánimo, de precedentes y un montón de cosas más que hacen de la poesía un arte siempre nuevo.
Todo este rollo es para decirte que me vino a la cabeza al leer tu poema la copla Tatuaje cantada además por Concha Piquer; aunque la que mas me gusta es la de Jurado.
Es una mezcla de gaviota y paloma que sale como una espuma, flotando en nuestras inquietudes.

Un abrazo.

Ramón Carballal escribió:Un hermoso trabajo, Pilar. Me ha encantado leerlo. Besos.

Antonietta Valentina escribió:Hermoso, muy hermoso poema. Este fragmento es divino "Es ella, -virgen de luna llena-,
con versos incrustados en los huesos,"

Guillermo Cuesta escribió:Pilar qué bien has descrito en el magnífico poema el cuerpo de esa alma
que posa y reposa concienzudamente dentro y fuera de su virginidad estática
una vez convertida en carne y hueso la madera, la piedra, el bronce
has sido capaz de soñar en su destino.

un abrazo

Begoña Egüen escribió:

Pilar Morte escribió:El alma virgen late,
susurra en silencio su voz oculta.

Ha tatuado narcisos en su pecho,
y una caricia no rendida
deambula en sus sienes.

Busca calentar su aliento en espejos de esperanza,
y detiene su cuerpo al paso de la luz.
Templa las horas de la soledad
cuando agota la tarde.
Es ella sin vestir si se entrega a otros ojos,
e insiste en perseguir quimérico destino.

Es ella, -virgen de luna llena-,
con versos incrustados en los huesos,
cándida, alada
rozando el suspiro del mundo
si vislumbra el color de su secreto.

El alma virgen posa en las estatuas
como ninfómana sedienta,
y se acuesta en el fuego de sus sueños,
recurso de su destino.

Precioso poema. Me ha encantado. Mi más sincera felicitación.
Un beso.
BEGOÑA.