Editorial Alaire

Un tren-oruga llegaba puntual a lamer su memoria
-réquiem de hojas muertas peinando cada tarde la alfombra
del temblor-.
El tren mordía el silencio.
Ella mordía a los cuervos de su infancia.
Palpaba dulcemente el rugoso tacto
del olvido.

Hizo suyo el lenguaje insondable de los pozos.
Guardaba en un arcón secreto las lágrimas del cielo.

El fósforo cubrió su corazón noctívago.
No fue fácil arrancarse el adiós del pecho,
mirar al norte con el sur tatuado
en las mejillas.
Descubrió que sus dedos incendiaban los bosques
de la noche,
que el olvido es un pájaro errante
que rara vez anida en nuestra sangre.

El deshomenaje del olvido entró en tus versos con ese tono de nostalgia triste que en lo hondo del recuerdo
busca la sensación perdida y el lenguaje sufrido de las penas.

un abrazo

Desde una composición impecable a nivel sonoro y sintáctico percibo esa desazón común que a veces nos inunda y que podría resumir en: nuca dejamos el lastre que nos dificulta caminar el presente con alegría y libertad.

Un cordial saludo Rosa.

Rosa me gusta mucho la frase "mirar al norte con el sur tatuado en las mejillas" podría ser la metáfora de un ser con tendencia a vivir en el subconsciente, la definición poética de un surrealista, hijo de los sueños.

Mis abrazos,
Cristián

Rosa, me ha gustado mucho el poema, tiene unas imágenes soberbias, la composición me parece exquisita en fondo y forma, pero, sobre todo lo he disfrutado muchísimo, el final es formidable, ha sido como siempre, un placer pasar por esta ventana, un acierto pararse a degustar poesía de la buena.

Abrazo grande.

Carmen

Con esa, tu voz poética que te distingue y te hace ya reconocible, nos traes estos versos
que pendulan entre recuerdos que llegan por asalto y el anhelo incendiario del olvido.
Poco a poco, y con ritmo exquisito, nos anuncias la detención del péndulo... no se trata de olvidar,
se trata de que el tren-oruga se pierda en el camino.

Como siempre, un exquisito placer leerte. Abrazos.

Un poema precioso en fondo y forma, me gustó mucho.
Besos
Pilar

Inconfundible tu voz poética, querida Rosa Marzal, nos muestras lo angustioso que resulta dejar el olvido, para seguir el camino , ya del presente, ya del futuro. El olvido es una rémora. El olvido no existe. Un magnífico poema para disfrutarlo en esta tarde de domingo, a solas. Un enorme abrazo.

José Manuel F. Febles, desde la soledad de mi isla

Muy bello poema de Rosa.

Rosa Marzal escribió:Un tren-oruga llegaba puntual a lamer su memoria
-réquiem de hojas muertas peinando cada tarde la alfombra
del temblor-.
El tren mordía el silencio.
Ella mordía a los cuervos de su infancia.
Palpaba dulcemente el rugoso tacto
del olvido.

Hizo suyo el lenguaje insondable de los pozos.
Guardaba en un arcón secreto las lágrimas del cielo.

El fósforo cubrió su corazón noctívago.
No fue fácil arrancarse el adiós del pecho,
mirar al norte con el sur tatuado
en las mejillas.
Descubrió que sus dedos incendiaban los bosques
de la noche,
que el olvido es un pájaro errante
que rara vez anida en nuestra sangre.

Hermoso y diciente poema, Rosa. Me fascinan todas estas imagines que creas. Abrazos, ERA

Un poema precioso en toda la posible extensión del término.

Todo un placer de lectura, querida amiga.

Bicos.

Inmenso poema y con un final sorprendente.
Me ha gustado mucho.
Un abrazo, Rosa

Un poema de calidad que he disfrutado. Un abrazo.

Siempre colmadas de profundidad tus vibrantes imágenes querida amiga...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Me ha encantado el poema, querida amiga, sus metáforas mecen la cuna de lo fantástico, para llegar a un cierre profundo y revelador. Recibe mis abrazos, Rosa y felicitaciones sinceras.