Comandante Che Guevara
Publicado: Dom, 24 Abr 2016 12:06
"Los ojos azules de la Revolución
brillan con una crueldad necesaria"
-Louis Aragón-
¿Revolución fallida?
¿La más funesta suerte?
Me atrevo a pronunciar que con la muerte
incluso fue más larga y más florida
la chispa sin valor, que fue la vida.
¿Imperio demencial?
¿Burgués piojoso y lerdo?
Lo cierto es que después de todo el mal
se llena de fulgores el recuerdo,
de aquel que devoró sin prisa alguna
el vientre patricida de la luna
y la conciencia misma de la guerra.
Pues no es extraño ver en esta tierra
donde los mitos viven encerrados
en nichos casi nunca consultados,
que ya la castidad,
que incluso la piedad
son joyas sin valor y sin decoro.
Y como la verdad
le pertenece sólo al mártir muerto,
enumerar los cuervos en su huerto
es asunto chocante.
Por tanto hay que seguir quemando incienso
al mártir de la causa...
¿Pues que importancia tiene
-si al ideal conviene-
que aquel haya vertido
la sangre y el terror a algunos cuantos?
¿Acaso es que el vencido
-librado a los espantos-
tuviese por destino el paredón?
¡Qué importa! Si la Revolución
tiene que ser el Ángel que perdure,
el que, con fuego y balas,
arranque los parásitos del campo,
no importa si sus alas
tengan el escarlata de las venas.
Alberto Madariaga
(2016)
*Que no les engañe el título de este poema apreciables lectores del mismo, ni que se piense que con el verso rindo tributo a un hombre que (más allá de lo que se cuenta y de lo que no se cuenta) en verdad encarna uno de los rostros más oscuros y más orwellianos de la Revolución Cubana. Ernesto Guevara, hay que decir que murió como vivió: con la sangre en las manos y sin piedad en el cuerpo. Sus crímenes "en bien del ideal" nos obliga a la juventud moderna a realizar un análisis concienzudo sobre qué límites deben traspasarse y horadarse en pro de un ideal, tenga el color que tenga. Sus fusilamientos desde la Sierra Maestra, en Santa Clara sin olvidar por supuesto su sangrienta gestión de la cárcel de San Carlos de la Cabañá (que como bien apunta Fernando Díaz Villanueva "los ingenieros del Rey hicieron los muros, creyendo que el fuego vendría desde fuera, no desde dentro") son muestras tangibles de que el extremismo en cualquiera de sus colores, conduce al hombre a una forzosa deshumanización y cuando esta se alcanza, el valor de la vida humana adquiere un valor ínfimo.
Por eso, me sigo preguntando: ¿En función a qué y cómo, las juventudes modernas occidentales siguen viendo en tipos como Guevara, Mao, Lennin y Fidel Castro ejemplos heroicos a seguir?
brillan con una crueldad necesaria"
-Louis Aragón-
¿Revolución fallida?
¿La más funesta suerte?
Me atrevo a pronunciar que con la muerte
incluso fue más larga y más florida
la chispa sin valor, que fue la vida.
¿Imperio demencial?
¿Burgués piojoso y lerdo?
Lo cierto es que después de todo el mal
se llena de fulgores el recuerdo,
de aquel que devoró sin prisa alguna
el vientre patricida de la luna
y la conciencia misma de la guerra.
Pues no es extraño ver en esta tierra
donde los mitos viven encerrados
en nichos casi nunca consultados,
que ya la castidad,
que incluso la piedad
son joyas sin valor y sin decoro.
Y como la verdad
le pertenece sólo al mártir muerto,
enumerar los cuervos en su huerto
es asunto chocante.
Por tanto hay que seguir quemando incienso
al mártir de la causa...
¿Pues que importancia tiene
-si al ideal conviene-
que aquel haya vertido
la sangre y el terror a algunos cuantos?
¿Acaso es que el vencido
-librado a los espantos-
tuviese por destino el paredón?
¡Qué importa! Si la Revolución
tiene que ser el Ángel que perdure,
el que, con fuego y balas,
arranque los parásitos del campo,
no importa si sus alas
tengan el escarlata de las venas.
Alberto Madariaga
(2016)
*Que no les engañe el título de este poema apreciables lectores del mismo, ni que se piense que con el verso rindo tributo a un hombre que (más allá de lo que se cuenta y de lo que no se cuenta) en verdad encarna uno de los rostros más oscuros y más orwellianos de la Revolución Cubana. Ernesto Guevara, hay que decir que murió como vivió: con la sangre en las manos y sin piedad en el cuerpo. Sus crímenes "en bien del ideal" nos obliga a la juventud moderna a realizar un análisis concienzudo sobre qué límites deben traspasarse y horadarse en pro de un ideal, tenga el color que tenga. Sus fusilamientos desde la Sierra Maestra, en Santa Clara sin olvidar por supuesto su sangrienta gestión de la cárcel de San Carlos de la Cabañá (que como bien apunta Fernando Díaz Villanueva "los ingenieros del Rey hicieron los muros, creyendo que el fuego vendría desde fuera, no desde dentro") son muestras tangibles de que el extremismo en cualquiera de sus colores, conduce al hombre a una forzosa deshumanización y cuando esta se alcanza, el valor de la vida humana adquiere un valor ínfimo.
Por eso, me sigo preguntando: ¿En función a qué y cómo, las juventudes modernas occidentales siguen viendo en tipos como Guevara, Mao, Lennin y Fidel Castro ejemplos heroicos a seguir?