Entre sus huellas
Publicado: Dom, 17 Abr 2016 19:24
La tirantez de un recuerdo
inunda los sótanos de la madrugada.
Luces paganas anuncian la vigilia del alma.
Hurgo entre los restos de un te quiero oxidado
y sucumbo a los pies de sus rescoldos,
cuando aún crepitan en los labios
las ruinas de los últimos reproches
y un marullo de silencios sublevados
abandonan un dolor que tiembla.
Entre relojes taxidérmicos reclamo heredades,
sin condición de tiempo ni distancia;
unos labios sinceros que restituyan
la maroma calcinada de la dignidad,
por donde resbalara la fe de un amor ciego
que entregó la vida al portador
como garantía de fidelidad.
La inquietud se transforma en deseo,
en este afán de reencontrarme
en una voz samaritana
que desunza el corazón entreabierto
de la esclavitud a que somete
un mutismo involuntario.
Y aunque una sístole prestada
vierta la vida de otra sangre
sobre mi piel reseca,
y en la mirada se columbre
la paz de un nuevo horizonte;
hoy me ha visitado su recuerdo,
y no he sabido ocultar bajo mi rostro
la soledad de mi tristeza,
ni hallar un lugar donde enterrar
las brújulas sin norte
que recluyeron mis pasos
entre sus huellas.
inunda los sótanos de la madrugada.
Luces paganas anuncian la vigilia del alma.
Hurgo entre los restos de un te quiero oxidado
y sucumbo a los pies de sus rescoldos,
cuando aún crepitan en los labios
las ruinas de los últimos reproches
y un marullo de silencios sublevados
abandonan un dolor que tiembla.
Entre relojes taxidérmicos reclamo heredades,
sin condición de tiempo ni distancia;
unos labios sinceros que restituyan
la maroma calcinada de la dignidad,
por donde resbalara la fe de un amor ciego
que entregó la vida al portador
como garantía de fidelidad.
La inquietud se transforma en deseo,
en este afán de reencontrarme
en una voz samaritana
que desunza el corazón entreabierto
de la esclavitud a que somete
un mutismo involuntario.
Y aunque una sístole prestada
vierta la vida de otra sangre
sobre mi piel reseca,
y en la mirada se columbre
la paz de un nuevo horizonte;
hoy me ha visitado su recuerdo,
y no he sabido ocultar bajo mi rostro
la soledad de mi tristeza,
ni hallar un lugar donde enterrar
las brújulas sin norte
que recluyeron mis pasos
entre sus huellas.