Editorial Alaire

Buscamos en la sombra de la ciudad amada
los latidos del otro.
Atrapamos la luz de las edades
mientras la niebla sube
por las avenidas silenciosas.
Todo habla en vibración
más allá de los árboles.
Tu sonrisa sutil
inunda los crepúsculos
y la urbe desnuda me envuelve con su ritmo.
Disuelta entre la lluvia
percibo de tu piel las horas lánguidas.
Recuerdo intensamente
las tardes compartidas bajo sábanas de agua,
mirando los semáforos
y las aceras grises.
Perseguimos los círculos
y la respiración sincronizada
en mitad de los días. Amamos los minutos
que sin pretextos brinda la existencia.
Habitamos las plazas, los rincones,
los paseos después de la tormenta.
Sentimos las palabras que nos unen
y los besos tan cálidos. Somos dos universos
que deambulan con magia en la mirada...


Ana Muela Sopeña

Hay dos poderosas metáforas en este escrito: "la luz de las edades" y "sábanas de agua". Dos metáforas, sí, pero con una amplitud envidiable Ana. Es difícil destacar algo en particular del poema, puesto que su tono me ha conmovido de lleno y no puedo sino aplaudirte este trabajo que debe ser releído en varias oportunidades. Un saludo.

Ana,

me ha gustado mucho el poema, amiga. Casualmente tengo yo ahora en la cabeza una remota idea sobre un poema de algo parecido, avenidas silenciosas de suburbios a esa hora donde todo queda en calma. Buscando inspiración repasé ayer la serie de "Las afueras" de Gil de Biedma, y este poema tuyo me ha recordado mucho el tono analítico, descriptivo, urbano, autoreferencial ("nosotros") que utiliza:

Buscamos en la sombra...


Me ha gustado mucho.

"Ana Muela Sopeña"Buscamos en la sombra de la ciudad amada
los latidos del otro.
Atrapamos la luz de las edades
mientras la niebla sube
por las avenidas silenciosas.
Todo habla en vibración
más allá de los árboles.
Tu sonrisa sutil
inunda los crepúsculos
y la urbe desnuda me envuelve con su ritmo.
Disuelta entre la lluvia
percibo de tu piel las horas lánguidas.
Recuerdo intensamente
las tardes compartidas bajo sábanas de agua,
mirando los semáforos
y las aceras grises.
Perseguimos los círculos
y la respiración sincronizada
en mitad de los días. Amamos los minutos
que sin pretextos brinda la existencia.
Habitamos las plazas, los rincones,
los paseos después de la tormenta.
Sentimos las palabras que nos unen
y los besos tan cálidos. Somos dos universos
que deambulan con magia en la mirada...


Ana Muela Sopeña

Un poema excelente, magnífico, calificativos más que merecidos a tu gran quehacer poético. Un buscar intensamente en la ciudad los recuerdos, por los lugares que ambos paseaban, todo con la especial manera de escribir, plena siempre de novedosas figuras, que no destaco porque están a la vista del lector. Te felicito, querida amiga Ana. Un enorme abrazo.
José Manuel F. Febles, desde mi isla.

"Sentimos las palabras que nos unen
y los besos tan cálidos. Somos dos universos
que deambulan con magia en la mirada..."

El poema es muy bueno, pero creo que la esencia principal del mismo son estos últimos versos que rompen con su belleza la apasionada lectura.

Un beso.

Gracias, Alberto, por tu aprecio poético.

Un beso grande
Ana

Agradezco mucho, Pablo, tus palabras.

Las calles con sus elementos me inspiran mucho...

Un beso
Ana

Un precioso final, Ana, para un poema atractivo. Me gustó leerte
Besos
Pilar

Gracias, José Manuel:

Es una alegría saber que el poema te ha llegado.

Un beso enorme
Ana

He sentido que, en este poema, hay un sentimiento mucho más humano, más patente, más real que onírico (que suele ser una característica de tu poesía). Aquí, la voz poética nos muestra sin pudor su herida, su martirio sentimental. Y nos lleva por un camino argumental sobrio, maduro, inspirado, para culminar en un remate niquelado. Celebro y aplaudo esta obra poética en fondo y forma (el ritmo se disfruta aparte, es impecable). Enhorabuena.

Un abrazo fuerte.
Óscar

Me encantan estos poemas tuyos, con paisaje urbano en la mirada. Un paisaje que me resulta familiar y cercano. Un placer inmenso leerte.
Un abrazo.
Pepa

Parafraseándote un poco, con este poema logras, en efecto,
desnudar a la urbe para envolvernos en su ritmo, humedecida por una lluvia
apenas sugerida, con bucólicas imágenes que dan marco a un amor que dibujas
plácido y sereno... con la sabiduría del uno sobre el otro, ese que nos permite
entendernos con la retórica del silencio.
Disfrute mucho este bien logrado poema Ana. Un abrazo.

Habitamos las plazas, los rincones,
los paseos después de la tormenta.
Sentimos las palabras que nos unen
y los besos tan cálidos. Somos dos universos
que deambulan con magia en la mirada...

Siempre hay una ciudad que nos implica, y vamos de la mano de los recuerdos, sin edades, buscando los misterios que dejamos escritos en el tiempo, los sentimientos que nunca mueren, precioso poema, me ha transportado, gracias por el momento, enorme poema, mi abrazo con cariño querida Ana.

Cecilia

Bella la sensibilidad que se despliega entre tus versos querida amiga...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Gracias, Alejandro, por tus palabras positivas sobre este poema.

Un fuerte abrazo
Ana