Palabras para Pedro Arguedas Ibañez, III
Publicado: Jue, 12 Jun 2008 17:21
Palabras para Pedro Arguedas Ibañez, III
No es cierto que hemos de morir, sólo que nos vamos a ir poniendo cada vez más vivos.
Se nos van a ir completando luces frías en el cuerpo, seremos caminados por insectos egipcios constructores, nos atarán los brazos, y nos respirarán como a los lirios.
Todo se volverá más blando, inmensamente blando, posición del otro lado del peso de una piedra.
Habrá cortejos, caminos de sangre como jopos inmóviles.
Habrá un batido de vendas en una tisana de cocos y de leche. Entonces, sólo entonces: se nos sacará sentados al patio donde sopla el siroco, vivamente.
Todos echaremos la cabeza atrás para sacar los bigotes del eclipse. Haremos guiños teatrales como micos.
Después nos llevarán en grandes barcos lentos por el río de un pañuelo negro.
Y no sé cómo se celebrará un banquete.
Sí que sé cómo: como todo banquete, a escondidas de los ojos del padre, frente a los faros de los trenes.
Silbarán las flautas hasta hundir los tímpanos con sus pisadas de coyote, silbarán como pavas insolentes.
A los comensales se los ubicará donde los árboles reciben el trato de los peluqueros. Resultando la caída de las flores de un año en las copas espumantes.
Habrá mucha niebla y los zapatos pedirán con ansia morir sobre la arena de los siete soles.
Cuando morimos, las estrellas de mar se levantan del mar y corren de puntillas buscando la aurora.
El resto es cuento, vivamente.
Rafael Teicher
No es cierto que hemos de morir, sólo que nos vamos a ir poniendo cada vez más vivos.
Se nos van a ir completando luces frías en el cuerpo, seremos caminados por insectos egipcios constructores, nos atarán los brazos, y nos respirarán como a los lirios.
Todo se volverá más blando, inmensamente blando, posición del otro lado del peso de una piedra.
Habrá cortejos, caminos de sangre como jopos inmóviles.
Habrá un batido de vendas en una tisana de cocos y de leche. Entonces, sólo entonces: se nos sacará sentados al patio donde sopla el siroco, vivamente.
Todos echaremos la cabeza atrás para sacar los bigotes del eclipse. Haremos guiños teatrales como micos.
Después nos llevarán en grandes barcos lentos por el río de un pañuelo negro.
Y no sé cómo se celebrará un banquete.
Sí que sé cómo: como todo banquete, a escondidas de los ojos del padre, frente a los faros de los trenes.
Silbarán las flautas hasta hundir los tímpanos con sus pisadas de coyote, silbarán como pavas insolentes.
A los comensales se los ubicará donde los árboles reciben el trato de los peluqueros. Resultando la caída de las flores de un año en las copas espumantes.
Habrá mucha niebla y los zapatos pedirán con ansia morir sobre la arena de los siete soles.
Cuando morimos, las estrellas de mar se levantan del mar y corren de puntillas buscando la aurora.
El resto es cuento, vivamente.
Rafael Teicher