Editorial Alaire

Una voz potente que convence. Una pasión descrita con aplomo, con seguridad. Me ha gustado este derrame de expresividad, estas imágenes muy felices que has logrado; y, por sobre todo, me ha encantado el cierre. Niquelado. Mis aplausos.

Un abrazo, amigo.
Óscar

Es como una resurrección que viene envuelta en un sudario de bellas imágenes. Un poema precioso.
Besos
Pilar

Ventura Morón escribió:...

Todo empezó al caer la noche,
rodando, infinita, como una palabra blanca
que no se hubiera aún pronunciado. Fue
en un descuido, como un rayo de luz fugitivo
que desnudara la oscuridad, y vaciara
de improviso, un sol descomunal en un instante.
Ardía a tu alrededor el aire, mientras distraída,
ibas dejando chispas de luz, para que bebieran mis ojos.
Resbalaba el ocaso en las dunas de tu cuello, se deslizaba
al calor volátil de tus gestos, de tu sonrisa corta y suave,
que hacía emerger, de súbito, el mañana de tu boca.
La noche era inmensa, incomprensible, ancha, repleta,
como condensar en una gota de agua
el respirar de las mareas, en el impulso de la voz
el giro eufórico del mundo, en la brevedad de una mirada
la conciencia de una vida, era
como si crepitara el firmamento, atestada
su inmensidad de humeantes estrellas.
Soplaron los caminos, de tus pies delgados a los míos,
llegó la envoltura densa de las palabras primerizas,
el olvido de la orfandad de las manos,
el viaje inabarcable de almas en tránsito
que, peregrinas, recalaran en plenitud de sus fronteras.
Y ni se cómo fue llegando mi corazón a tus labios,
las alas del deseo a la desbandada de la ropa,
la infinitud del tiempo a vivir en segundos
que se descolgaban, estrepitosamente, en un palpitar de besos.
Y sí... ¡te amaba!, como si llegara del invierno, de la duda,
del no saber dónde emigrar para buscarte, de no comprender
el paisaje que recorría, asomándome
incrédulo, al horizonte de la felicidad.
¡Te amaba! Avanzaba la noche, y no quedaba ya
nada del que era antes, nada
de todo aquello
que era
caminar por la tierra sin saberte.
.
.
.

Arriba con este poema, querido Ventura, que no entiendo cómo está sin comentarios.
Lo leí anoche desde el móvil y lo acabo de buscar ahora para contestar y, me sorprende de verdad que nadie lo haya comentado, repito.
Es un poema desolador y casi al borde de la ansiedad por encontrar a la amada. Es como un sueño en el que caminas lejos, muy lejos en busca de lo que quieres y no consigues, zozobra y desánimo a veces y pasión, mucha pasión para seguir buscando hasta encontrarla y todo esto, adornado con una maravillosa poética de exultante belleza.
Gracias por compartir y un abrazo grande, amigo Ventura.

Marisa Peral escribió:

Ventura Morón escribió:...

Todo empezó al caer la noche,
rodando, infinita, como una palabra blanca
que no se hubiera aún pronunciado. Fue
en un descuido, como un rayo de luz fugitivo
que desnudara la oscuridad, y vaciara
de improviso, un sol descomunal en un instante.
Ardía a tu alrededor el aire, mientras distraída,
ibas dejando chispas de luz, para que bebieran mis ojos.
Resbalaba el ocaso en las dunas de tu cuello, se deslizaba
al calor volátil de tus gestos, de tu sonrisa corta y suave,
que hacía emerger, de súbito, el mañana de tu boca.
La noche era inmensa, incomprensible, ancha, repleta,
como condensar en una gota de agua
el respirar de las mareas, en el impulso de la voz
el giro eufórico del mundo, en la brevedad de una mirada
la conciencia de una vida, era
como si crepitara el firmamento, atestada
su inmensidad de humeantes estrellas.
Soplaron los caminos, de tus pies delgados a los míos,
llegó la envoltura densa de las palabras primerizas,
el olvido de la orfandad de las manos,
el viaje inabarcable de almas en tránsito
que, peregrinas, recalaran en plenitud de sus fronteras.
Y ni se cómo fue llegando mi corazón a tus labios,
las alas del deseo a la desbandada de la ropa,
la infinitud del tiempo a vivir en segundos
que se descolgaban, estrepitosamente, en un palpitar de besos.
Y sí... ¡te amaba!, como si llegara del invierno, de la duda,
del no saber dónde emigrar para buscarte, de no comprender
el paisaje que recorría, asomándome
incrédulo, al horizonte de la felicidad.
¡Te amaba! Avanzaba la noche, y no quedaba ya
nada del que era antes, nada
de todo aquello
que era
caminar por la tierra sin saberte.
.
.
.

Arriba con este poema, querido Ventura, que no entiendo cómo está sin comentarios.

Jajaja... hemos llegado casi a la vez Óscar, Pilar y yo.
Un abrazo.

Un placer de lectura, me gusta como vas deslizando la pasión envuelta en el sentimiento, hasta la meta segura y firme en que se asienta todo el poema.
Abrazos, Ventura

Óscar Distéfano escribió:Una voz potente que convence. Una pasión descrita con aplomo, con seguridad. Me ha gustado este derrame de expresividad, estas imágenes muy felices que has logrado; y, por sobre todo, me ha encantado el cierre. Niquelado. Mis aplausos.

Un abrazo, amigo.
Óscar

Gracias querido amigo por tu generosidad con mis intentos, que aunque no me acaben de convencer del todo, vengo a compartirlos para buscar su crecimiento quizás en este seno de amistad e inspiración.
Fuerte abrazo Óscar

Ventura Morón escribió:...

Todo empezó al caer la noche,
rodando, infinita,
como una palabra blanca
que no se hubiera aún pronunciado. Fue
en un descuido, como un rayo de luz fugitivo
que desnudara la oscuridad, y vaciara
de improviso,
un sol descomunal en un instante.
Ardía a tu alrededor el aire, mientras distraída,
ibas dejando chispas de luz, para que bebieran mis ojos.
Resbalaba el ocaso en las dunas de tu cuello, se deslizaba
al calor volátil de tus gestos, de tu sonrisa corta
y suave,
que hacía emerger, de súbito, el mañana de tu boca.
La noche era inmensa, incomprensiblemente ancha,
repleta,
como condensar en una gota de agua
el respirar de las mareas, en el impulso de la voz
el giro eufórico del mundo, en la brevedad de una mirada
la conciencia de una vida, era
como si crepitara el firmamento, engalanado
de humeantes estrellas.
Soplaron los caminos, de tus pies delgados a los míos,
llegó la envoltura densa de las palabras primerizas,
el olvido
de la orfandad de las manos,
el viaje inabarcable de nuestras almas en tránsito
que, peregrinas, recalaran en plenitud de sus fronteras.
Y ni se cómo fue llegando mi corazón a tus labios,
las alas del deseo a la desbandada de la ropa,
la infinitud del tiempo a vivir en segundos
que se descolgaban, estrepitosamente, en un palpitar de besos.
Y sí... ¡te amaba!, como si llegara del invierno, de la duda,
del no saber dónde emigrar para buscarte, de no comprender
el paisaje que recorría, asomándome,
de pronto
al horizonte de la felicidad.
¡Te amaba! Avanzaba la noche, y no quedaba ya
nada del que era antes, nada
de todo aquello
que era
caminar por la tierra sin saberte.
.
.
.

¡¡¡ Qué preciosidad de poema !!! Me ha encantado pasar por tu hermosa expresión. Felicidades.
Un abrazo.
BEGOÑA.

Hermoso e interesante poema de Ventura.

La elegancia y la envoltura poética desarrollada en este poema, hace sentir al lector la comunicación emotiva que encierra. Un excelente poema que aplaudo, con toda sinceridad.

Un abrazo.

José Manuel F. Febles, desde mi isla

Ventura Morón escribió:...

Todo empezó al caer la noche,
rodando, infinita,
como una palabra blanca
que no se hubiera aún pronunciado. Fue
en un descuido, como un rayo de luz fugitivo
que desnudara la oscuridad, y vaciara
de improviso,
un sol descomunal en un instante.
Ardía a tu alrededor el aire, mientras distraída,
ibas dejando chispas de luz, para que bebieran mis ojos.
Resbalaba el ocaso en las dunas de tu cuello, se deslizaba
al calor volátil de tus gestos, de tu sonrisa corta
y suave,
que hacía emerger, de súbito, el mañana de tu boca.
La noche era inmensa, incomprensiblemente ancha,
repleta,
como condensar en una gota de agua
el respirar de las mareas, en el impulso de la voz
el giro eufórico del mundo, en la brevedad de una mirada
la conciencia de una vida, era
como si crepitara el firmamento, engalanado
de humeantes estrellas.
Soplaron los caminos, de tus pies delgados a los míos,
llegó la envoltura densa de las palabras primerizas,
el olvido
de la orfandad de las manos,
el viaje inabarcable de nuestras almas en tránsito
que, peregrinas, recalaran en plenitud de sus fronteras.
Y ni se cómo fue llegando mi corazón a tus labios,
las alas del deseo a la desbandada de la ropa,
la infinitud del tiempo a vivir en segundos
que se descolgaban, estrepitosamente, en un palpitar de besos.
Y sí... ¡te amaba!, como si llegara del invierno, de la duda,
del no saber dónde emigrar para buscarte, de no comprender
el paisaje que recorría, asomándome,
de pronto
a un horizonte grávido de la felicidad.
¡Te amaba! Avanzaba la noche, y no quedaba ya
nada del que era antes, nada
de todo aquello
que era
caminar por la tierra sin saberte.
.
.
.

Maravilloso poema, Ventura. Un abrazo, ERA

Dio tanto de sí la noche en el poema que tras insignes imágenes de comparaciones y metáforas diste brillo al amor
convirtiendo la belleza poética en encanto y atracción, olvidándote del olvido y anudando el sentir a la palabra.

un abrazo

Pilar Morte escribió:Es como una resurrección que viene envuelta en un sudario de bellas imágenes. Un poema precioso.
Besos
Pilar

Gracias querida Pilar, preciosa esta lectura que haces, es para mí un gran placer y un privilegio.
Besos amiga

El amor, si no es así, no es amor. Un verdadero maremoto de poesía, con un final sublime. Me ha encantado leerte.
Un abrazo.
Pepa

Marisa Peral escribió: Arriba con este poema, querido Ventura, que no entiendo cómo está sin comentarios.
Lo leí anoche desde el móvil y lo acabo de buscar ahora para contestar y, me sorprende de verdad que nadie lo haya comentado, repito.
Es un poema desolador y casi al borde de la ansiedad por encontrar a la amada. Es como un sueño en el que caminas lejos, muy lejos en busca de lo que quieres y no consigues, zozobra y desánimo a veces y pasión, mucha pasión para seguir buscando hasta encontrarla y todo esto, adornado con una maravillosa poética de exultante belleza.
Gracias por compartir y un abrazo grande, amigo Ventura.

Gracias mi querida amiga, por esta muestra más de tu complicidad y amistad, que suerte tengo de que vengas a leerme, que estés ahí, es un privilegio y un orgullo para mi.
Beso grande Marisa, me alegra que te gustara, y te agradezco mucho la lectura que haces