Editorial Alaire

De tu boca abierta como un libro
nacen mundos invisibles. GC



Únicamente palabras...

son solo eso; palabras que el viento levanta,
una pluma metálica, un zepelín de plata que hace cuerpo con el cielo,
el grito en la tormenta que la negrura

del huracán escucha cristalino en su oído de cristal húmedo.

Y yo;

perdí mi tren de trotamundos
ahora que el mundo se destroza
en la boca negra de una alcantarilla;

la gente que pasa tienen sus labios atados con hilos apretados,
sus orejas ocluidas por ipods canturriantes,
de sus ojos brotan oscuros vidrios que brindan la más perfecta ceguera de radiación UV
a los mendigos de la estación roja de carteles de pepsi cola.

Esa mujer que pasa me duele como una canción de amor
quisiera prender el cigarrillo que me queda con la ultima chispa
de mi corazón de perro
y
fumarme su pelo oscuro denso de amapolas
hasta que muera este adolescente de hace siglos.

Voy a esperar entonces
a mi pequeña muerte anónima
en un hotel de morondanga
ya sin empleo y sin horas
para hacerle el amor descaramente
y vivir un poco más
feliz de haberlos conocido.

080316

Buenos versos. Me ha gustado tu poema, Gustavo. Mis felicitaciones, compañero. Un cordial saludo.

Intimista poema nos dejas Gustavo. Llega con sugerente estética le intensidad su mensaje. Me gustó y disfruté leyendo

saludos

rafael

Gustavo Cavicchia escribió:De tu boca abierta como un libro
nacen mundos invisibles. GC



Únicamente palabras...

son solo eso; palabras que el viento levanta,
una pluma metálica, un zepelín de plata que hace cuerpo con el cielo,
el grito en la tormenta que la negrura

del huracán escucha cristalino en su oído de cristal húmedo.

Y yo;

perdí mi tren de trotamundos
ahora que el mundo se destroza
en la boca negra de una alcantarilla;

la gente que pasa tienen sus labios atados con hilos apretados,
sus orejas ocluidas por ipods canturriantes,
de sus ojos brotan oscuros vidrios que brindan la más perfecta ceguera de radiación UV
a los mendigos de la estación roja de carteles de pepsi cola.

Esa mujer que pasa me duele como una canción de amor
quisiera prender el cigarrillo que me queda con la ultima chispa
de mi corazón de perro
y
fumarme su pelo oscuro denso de amapolas
hasta que muera este adolescente de hace siglos.

Voy a esperar entonces
a mi pequeña muerte anónima
en un hotel de morondanga
ya sin empleo y sin horas
para hacerle el amor descaramente
y vivir un poco más
feliz de haberlos conocido.

080316

Que gusto me da volver a leerte, Gustavo. Veo buena critica social; pasar por esa calle, esos mundos cada vez mas
insolados...con esos nuevos gadgets de la tecnología. Es también ver el paso del tiempo, muchas épocas nos cruzan en el camino. Nosotros mismos somos ya otra historia. Un placer leer tu hermosa poesía. Abrazos, ERA

Hermoso e intimista poema. Me gustó pasar por tus versos.
Besos
Pilar

Buen poema, Gustavo. He disfrutado con la lectura. Un abrazo.

Gustavo, que gusto y que placer es volver a leerte, siempre lo tuyo bello y profundo. Un abrazo amigo.

Me ha gustado este poema descarnado, de denuncia inteligente, de confesión sin pelos en la lengua, de búsqueda de una identidad social. Un poema que es, además, una catarsis del espíritu.

Un abrazo, amigo.
Óscar

Pilar Morte escribió:Hermoso e intimista poema. Me gustó pasar por tus versos.
Besos
Pilar

Gracias Pilar Cariños para vos.

Ni un minuto es posible apartar los ojos del verso emocionante y lúcido.

Un gustazo volver a leerte, Gustavo.

Abrazo regrande para vos.

Magnífico poema, un tanto surrealista pero bello y bien labrado.

un abrazo

Hermoso e interesante trabajo de Gustavo.