Editorial Alaire

Cuántas veces quedó la sombra enganchada a unas manos
en lluvia. Por la voz desnuda
quedaban rotas en el campo, deseando huir;
llegar a la caricia de la flor en cura
                                        y descansar.

                                         Las manos

¡cómo gotean carne cuando la noche es yesca!,
¡cómo miran alborozadas el juego de los montes
al irse el sol!,
¡cómo se lanzan pájaros al escondite, y chillan como niños
para ligar sus pies a los de aquellos, que sin temor,
beben,
los que sienten su laberinto
abrasado
al signo de Peter Pan!

                         Suben la copa a los labios
y dejan para el postre la suavidad canela del limón,
de las arenas negras, 
que nunca preguntaron por simas que no fueran mares sin ombligo;
en aquellas madrugadas
que, abrazados los ángeles, más allá de su sexo,
se derrite el hielo
por el carraspeo nervioso de Dios.

elPrior

Armilo Brotón escribió:

Para Ana mientras la veo acariciar la flor del almendro

Cuántas veces quedó la sombra enganchada a las manos
en lluvia, por la voz desnuda de una piel amarga
quedaban rotas en el campo; deseando huir,
llegar a la caricia, a la flor del almendro en cura
                                        allí dormir.

Las manos
¡cómo gotean carne cuando la noche es yesca!
¡cómo miran alborozadas el juego de los montes
al irse el sol!
¡cómo se lanzan pájaros al escondite y chillan como niños
para ligar sus pies a los de aquellos que sin temor beben,
los que sienten su laberinto abrasado al signo de Peter Pan.

Suben la copa a los labios
y dejan para el postre la suavidad canela del limón,
de las arenas negras 
que nunca preguntaron por otras simas que no fueran mares sin ombligo;
o aquellas madrugadas 
en las que se abrazados los ángeles, más allá de su sexo,
derretían el hielo
en el carraspeo nervioso de Dios.

elPrior

Precioso poema Armilo, una belleza que estoy disfrutando lentamente.
Qué suerte estar convaleciente, para poder dedicar un ratito a Alaire y encontrar estas joyas.
Gracias y felicidades.
Abrazos.

Muy buena la primera declinación que resucita el tono y el color a la sombra del almendro en flor
alborotada en calma con el sensual toque de las manos.

un abrazo

Armilo Brotón escribió:Para Ana mientras la veo acariciar la flor del almendro

Cuántas veces quedó la sombra enganchada a las manos
en lluvia, por la voz desnuda de una piel amarga
quedaban rotas en el campo; deseando huir,
llegar a la caricia, a la flor del almendro en cura
                                        allí dormir.

                                         Las manos
¡cómo gotean carne cuando la noche es yesca!
¡cómo miran alborozadas el juego de los montes
al irse el sol!
¡cómo se lanzan pájaros al escondite y chillan como niños
para ligar sus pies a los de aquellos que sin temor beben,
los que sienten su laberinto abrasado al signo de Peter Pan.

Suben la copa a los labios
y dejan para el postre la suavidad canela del limón,
de las arenas negras 
que nunca preguntaron por otras simas que no fueran mares sin ombligo;
o aquellas madrugadas 
que abrazados los ángeles, más allá de su sexo,
derretían el hielo
en el carraspeo nervioso de Dios.

elPrior

Una obra excelente, Armilo, sus imágenes crean puentes que quizá pocos llegan a cruzar. Tu lo haces silbando. Un abrazo, ERA

Llegué hasta tu poema presintiendo a Brel, Brel es eterno. Pero no, y me alegro, es uno de los mejores poemas que he leído últimamente, y leo, ni más ni menos, que, al menos, tres poemas cada día.

Un abrazo.

Gracias por este regalo floral, sabes que me encanta el frío y me regalas la reina de las flores, la primera que anuncia la primavera.
La que nos recuerda el manto de nieve, pura caricia de amante.
Ebn Teinim cantó así a la flor del almendro (alláuz):
“Antes que las demás flores llegas tú para reinar sobre todas ellas. Y con verdad que eres de venturoso presagio, pues en tu cándida hermosura aparece la primera sonrisa del mundo y de la primavera.”
Es un poema con connotaciones árabes o al menos a mí me lo parece, dada su sensualidad.
Maravilloso ese final.
Un besazo.

Marisa Peral escribió: Precioso poema Armilo, una belleza que estoy disfrutando lentamente.
Qué suerte estar convaleciente, para poder dedicar un ratito a Alaire y encontrar estas joyas.
Gracias y felicidades.
Abrazos.

Gracias a ti Marisa por tu comentario y me alegra que te haya gustado. Y le decía a Ana que a punto estuve de no colgarlo.

Un cordial saludo

Guillermo Cuesta escribió:Muy buena la primera declinación que resucita el tono y el color a la sombra del almendro en flor
alborotada en calma con el sensual toque de las manos.

un abrazo

Sí, como dice Tigana, disfrutando el sensual anuncio de la primavera.

Un abrazo.

E. R. Aristy escribió: Una obra excelente, Armilo, sus imágenes crean puentes que quizá pocos llegan a cruzar. Tu lo haces silbando. Un abrazo, ERA

Gracias por tu generosa apreciación ERA. Es un poema de una franca inspiración sensual, intentaba reproducir la suave caricia de Ana.


Un cordial saludo.

F. Enrique escribió:Llegué hasta tu poema presintiendo a Brel, Brel es eterno. Pero no, y me alegro, es uno de los mejores poemas que he leído últimamente, y leo, ni más ni menos, que, al menos, tres poemas cada día.

Un abrazo.

Gracias Enrique por tu comentario. Hay veces que un poema nos trasmite emoción y coincido contigo que eso nos ilusiona y nos hace querer a la poesía.

Un abrazo.

Tigana Nelson escribió:Gracias por este regalo floral, sabes que me encanta el frío y me regalas la reina de las flores, la primera que anuncia la primavera.
La que nos recuerda el manto de nieve, pura caricia de amante.
Ebn Teinim cantó así a la flor del almendro (alláuz):
“Antes que las demás flores llegas tú para reinar sobre todas ellas. Y con verdad que eres de venturoso presagio, pues en tu cándida hermosura aparece la primera sonrisa del mundo y de la primavera.”
Es un poema con connotaciones árabes o al menos a mí me lo parece, dada su sensualidad.
Maravilloso ese final.
Un besazo.

Has traído a colación mi gran admiración por la poesía árabe. Al Mutamid es un poeta al que releo con frecuencia.
Qué bella referencia has dejado con esos versos de Ebn Teinim.
Ha sido muy emocionante para mí pensarte acariciando esa flor primera y bella; tan representativa.

Un besazo.

Declinas el amor desde los versos, con sutil sensualidad y compones toda una sinfonía de evocadora belleza. Me ha gustado mucho.
Un abrazo.
Pepa

Armilo Brotón escribió:Para Ana mientras la veo acariciar la flor del almendro

Cuántas veces quedó la sombra enganchada a las manos
en lluvia, por la voz desnuda de una piel amarga
quedaban rotas en el campo; deseando huir,
llegar a la caricia, a la flor del almendro en cura,
                                        allí dormir.

                                         Las manos

¡cómo gotean carne cuando la noche es yesca!
¡cómo miran alborozadas el juego de los montes
al irse el sol!
¡cómo se lanzan pájaros al escondite y chillan como niños
para ligar sus pies a los de aquellos que sin temor beben,
los que sienten su laberinto abrasado al signo de Peter Pan.

                         Suben la copa a los labios
y dejan para el postre la suavidad canela del limón,
de las arenas negras 
que nunca preguntaron por simas que no fueran mares sin ombligo;
o aquellas madrugadas 
que abrazados los ángeles, más allá de su sexo,
derretían el hielo
en el carraspeo nervioso de Dios.

elPrior

Admirable poema, con todo un lujo de detalles.
Un placer de lectura.
Abrazo

Me ha gustado mucho el poema, desde la imaginación del almendro al toque sensual que lo recorre.
Besos
Pilar

Tus poemas llegan siempre con esa fuerza bravía de mar, un placer, amigo, y un abrazo, Armilo.