Editorial Alaire

Muere una botella de azafata flor desangrada en la curva
naipe clavado en la rodilla confite laberinto impenitente
envuelta en papel de plata Nathalie uva del paraíso
ascensor orgánico periquito frío
una higuera se acojona por ser madre
recojo la tormenta la guardo en la nevera con leones
la plancho me bebo sus sandalias
es el zumo del autobús la leche roja
estallando un río en su nuca
como un chicle ácido que amo
me he comido todos los negros de una orquesta de jazz
las camisas de mantequilla
hablo, rezo y escribo
pero tú sigues ahí
como una estatua
sin decir palabra.

Me vas a perdonar Cristian, pero es tan surrealista que no entiendo absolutamente nada.
No por ello dejo de comentar y dar mi opinión.

Saludos mediterráneos y bienvenido.

Como una estatua la higuera, acojonada, se sube a la tormenta y luego baja a la nevera donde
se enfrían los leones.

Una subrealidad que toca el fondo sin proverbios.

Saludos

Esta propuesta que compartes Cristian, me cuesta encajarla.
Los ultimos 4 versos, traen una mirada entendible. En el resto, me atrevo a comentarte, perdona mi osadia, que las imágenes están emborronadas, hay una mezcla arbitraria de términos, un batiburrillo que compone desde mi punto de vista, un galimatías indescifrable, ya que el pensamiento, aunque esté exento de la intervención reguladora de la razón, debería guiarnos de alguna manera hacia su mirada compleja. Me interesa lo que pienses de esto.
Hay en cambio versos que me gustan, como el que da nombre al poema, ya que expresa de alguna manera la concepción compleja de un pensamiento en el que da ganas de escarbar. Hay otros, como los 4 primeros, que son una mera recopilación, sin sintaxis, sin significado (aunque se alejara de lo real).
Te doy la bienvenida, un abrazo

Interesante y original poema nos deja con cierto surrealismo en su mensaje.Lo disfruté leyendo Sergio

saludos

rafael

Gracias Concha Vidal por tu bienvenida.
Un saludo

Gracias por tus lecturas Guillermo Cuesta, eres siempre muy amable conmigo.

Un saludo afectuoso,
Cristián.

Cristián Sandre escribió:Muere una botella de azafata flor desangrada en la curva
naipe clavado en la rodilla confite laberinto impenitente
envuelta en papel de plata Nathalie uva del paraíso
ascensor orgánico periquito frío
una higuera se acojona por ser madre
recojo la tormenta la guardo en la nevera con leones
la plancho me bebo sus sandalias
es el zumo del autobús la leche roja
estallando un río en su nuca
como un chicle ácido que amo
me he comido todos los negros de una orquesta de jazz
las camisas de mantequilla
hablo, rezo y escribo
pero tú sigues ahí
como una estatua
sin decir palabra.

A mí el poema me resulta muy bueno. En el corpus existe un mensaje muy humano: habla de la locura de la soledad, del fastidio de la ausencia, de la anarquía que produce la ansiedad. El surrealismo empleado lo veo como un recurso y no como un método, como una forma extravagante de poetizar. El remate del poema brinda la luz sobre el "desvarío" del hombre enamorado.

Un abrazo, amigo.
Óscar

Cómo duele en estos versos la existencia cotidiana, cómo se rebela y precipita contra uno, mientras orbita en torno a un Nombre, a una obsesión que permanece estática ante el desvarío, impasible al dolor que provoca.

A mí me encanta el poema, y te aplaudo.

Un abrazo, Cristián.

Gracias Ventura Morón por tu lectura y trabajado comentario, en absoluto me parece una osadía o me ofende, lo tomo como lo que es, una mera opinión.

Te agradezco tu bienvenida,
y te envío un saludo cordial.
Cristián.

Rafael Valdemar me alegro que pasaras un buen rato con el poema.

Muchas gracias por leerme.
Cristián.

Cristian, aquí hay mucho de discurso inconciente, de pensamiento automático tamizado por la conciencia del yo que todo lo disfraza para hacerlo intendible, pero, en el fondo, como bien dice Óscar, hay una selva impenetrable de conceptos que responde a un estado emocional psicofísico y desentrañarlo es el desafío. Desde el más puro Surrealismo, acertada entrega, compañero.

Un abrazo grande y biienvenido con todo cariño.

Mitsy

Cristián Sandre escribió:Muere una botella de azafata flor desangrada en la curva
naipe clavado en la rodilla confite laberinto impenitente
envuelta en papel de plata Nathalie uva del paraíso
ascensor orgánico periquito frío
una higuera se acojona por ser madre
recojo la tormenta la guardo en la nevera con leones
la plancho me bebo sus sandalias
es el zumo del autobús la leche roja
estallando un río en su nuca
como un chicle ácido que amo
me he comido todos los negros de una orquesta de jazz
las camisas de mantequilla
hablo, rezo y escribo
pero tú sigues ahí
como una estatua
sin decir palabra.

Cuando nos damos de golpe contra la pared de la indiferencia, cuando los significados son frívolas formulas, o simplemente se desinflan sus percepciones como valores irrevocables, cuando significa mas hacer un desorden buscando la vida que la imagen prefecta de un lugar donde todo es fingido, se llega a entender a otros niveles el surrealismo de las emociones crudas. Hay una sofisticación en dejarse ver así. Claro que en la Poesía queremos ayudar al lector con algún aliciente de coherencia, y lo encuentro al final con esa frialdad indiferente que tampoco hace uso de la palabra, pero que claramente trasmite su duro soliloquio. Deseando leer mas de tu poesía, Cristian. Un abrazo, ERA

Óscar Distéfano lo has clavado. Ni yo mismo hubiera explicado mejor las sensaciones que tuve al escribir el cuasi-poema.
Realmente me sorprendes, por captar todo eso que sentí y respira por dentro del escrito. Gran capacidad de análisis y empatía, Óscar.

Saludos afectuosos,
Cristián.

Rosa Marzal escribió:Cómo duele en estos versos la existencia cotidiana, cómo se rebela y precipita contra uno, mientras orbita en torno a un Nombre, a una obsesión que permanece estática ante el desvarío, impasible al dolor que provoca.

A mí me encanta el poema, y te aplaudo.

Un abrazo, Cristián.

Rosa Marzal, qué decirte, como Óscar, has entendido tanto el poema que me da miedo, tendré que enrarecerlo más la próxima vez (jaja).
De lo que no me cabe ninguna duda, es que tu poesía me ayuda a luchar contra la rutina cotidiana y tu nombre no provoca dolor sino esperanza.

Un abrazo, Rosa.
Cristián.