Elegía a jorge Luis Borges seductor escritor
Publicado: Mar, 23 Feb 2016 2:13
Elegía a Jorge Luis Borges seductor escritor
¿ Dónde el crepúsculo del último soñador en la estampa de los campos?
el silencio de la pluma de Borges, se situó en el olvido,
un olvido que arañó la inmortal palabra de la paz.
¿ Dónde el lugar, el gato, la espuela y el gaucho bravo?
La felicidad se situó en un mundo agónico,
lleno de ultratumbas y cuchilleros, de esas místicas palabras,
ese dios o semidios del pavo real de los dioses olímpicos.
Kafka era otro lugar, otro cuentista, otra maraña de mentiras,
y ese tornasolado filo de las cuchillas, las sectas, los orificios cuánticos.
Elegía a Jorge Luis Borges, su biblioteca mágica de los hechizos,
los rostros de los libros son un libro, un lugar, una pasión.
El lector está en medio de una muralla, una luna gótica,
los laberintos en Buenos Aires son lejanos, la sangre, el fuego.
Estoy siendo testigo de planos, de mundos, de lugares,
el tigre es ese lugar, ese río de Heráclito, esa perpetuidad.
Expreso, las letanías, las falacias, el dolor de las palabras,
otro amenazado grito, otra paz, otro juez de la idolatría.
Es suponer las blancas manos, en los dedos y la pluma,
los colores tristes, se mecen, y el arco, los indios paganos.
Es el antepasado anglosajón, ese Borges, ese idilio Argentino
los pájaros
los pájaros
me arruinan en las lunas, en las mendicantes cruces del olvido,
y luego, el olor de murallas
ese espejo del tiempo de Borges, es la medida de nosotros,
la fragilidad de los otoños, de esos mundos, esos laberintos,
muero, aún así en la mitad de mi vida, en sus monjes dolidos.
El gris, ese pasto, esos poemas, y ese niño dormido de las llamas.
¿ Dónde el crepúsculo del último soñador en la estampa de los campos?
el silencio de la pluma de Borges, se situó en el olvido,
un olvido que arañó la inmortal palabra de la paz.
¿ Dónde el lugar, el gato, la espuela y el gaucho bravo?
La felicidad se situó en un mundo agónico,
lleno de ultratumbas y cuchilleros, de esas místicas palabras,
ese dios o semidios del pavo real de los dioses olímpicos.
Kafka era otro lugar, otro cuentista, otra maraña de mentiras,
y ese tornasolado filo de las cuchillas, las sectas, los orificios cuánticos.
Elegía a Jorge Luis Borges, su biblioteca mágica de los hechizos,
los rostros de los libros son un libro, un lugar, una pasión.
El lector está en medio de una muralla, una luna gótica,
los laberintos en Buenos Aires son lejanos, la sangre, el fuego.
Estoy siendo testigo de planos, de mundos, de lugares,
el tigre es ese lugar, ese río de Heráclito, esa perpetuidad.
Expreso, las letanías, las falacias, el dolor de las palabras,
otro amenazado grito, otra paz, otro juez de la idolatría.
Es suponer las blancas manos, en los dedos y la pluma,
los colores tristes, se mecen, y el arco, los indios paganos.
Es el antepasado anglosajón, ese Borges, ese idilio Argentino
los pájaros
los pájaros
me arruinan en las lunas, en las mendicantes cruces del olvido,
y luego, el olor de murallas
ese espejo del tiempo de Borges, es la medida de nosotros,
la fragilidad de los otoños, de esos mundos, esos laberintos,
muero, aún así en la mitad de mi vida, en sus monjes dolidos.
El gris, ese pasto, esos poemas, y ese niño dormido de las llamas.