Editorial Alaire

Como un abedul silvestre,
asio la vida,
en lo escarpado.

Y le cupo todo el mundo azul marino
en sus manos de mandarina,
y el llorar de cuco macho amadrinando los huevos.

Al filo de las pestañas,
un desliz de maquillaje polvo de mariposas,
y una fresa
chiquitita y juguetona,
le perfiló la sonrisa.

Como un abedul silvestre,
supo desnudar la nieve y beber,
a hojas llenas,
las lluvias, el norte helado,
la savia de manzanillas, enhebrar los padrenuestros
al ritmo de chirimiris
........................................................................... (por lo de la fe que remueve las montañas ),
no fuera que se se le fuera...
y hasta según cuenta la corneja
tuvo un romance sonado con el pino de la esquina.

¡ Qué suerte... digo... qué suerte
la de Libertad escogida... !!



(Porque asir la vida y resisitir es fácil... si se quiere... yo creo. En Alicante es dieciocho de Febrero de este año que termina en seis, el mar anda un poco de morros)

Que no se rompa la libertad y el desliz de las pestañas siga sonriendo o sonllorando
a ritmo de chirimiri. no es facil pasar por lo profundo y entenderte. Aunque por afuera quizás
fuera útil mover montañas a golpe de fe o de terremoto.
Bien vestido va el poema con tú tautología

Si soy el primer un abrazo, si más atrás los multiplico.

Me ha gustado tu poema, amiga. Como siempre rezuma originalidad y gracia. Siempre es un momento encantador visitar tu página.

Un abrazo fraterno.
Óscar

Me encantaron tus letras, Concha
Un poema que rebosa simpatía
Un gran abrazo levantino

El abedul parece tembloroso, pero aguanta los vendavales con la corteza de plata erizada, pero hermosa, como tus versos. Qué gusto da bañarse en tu luz mediterránea.
Un abrazo.
Pepa

Que suerte si. Que suerte contar con tu mirada. Aun en la nieve, piando, un avecilla cantora y juguetona, risueña va en sus temblores de un alba esquiva que trae, siempre, el naranja de la mañana (y a ritmo de chirimiris, es que a mi me puedes).

Vuelve la fresa, se desprende de ese poquito de escarcha, porque estaba siempre ahí, latiendo roja (y aunque parezca contradictorio, tan salada)

Beso grande Concha, que bien leerte

Hermoso poema de Concha.

Ese abedul que resiste me gustaría para los pasos. Siempre con tu magia atrapándome.
Besos
Pilar