Editorial Alaire

Este tren imponente va dictando
sentencia de progreso.

No sabe explicarme
donde van los trenes del recuerdo,
si en la morfología del regreso
se esconde un beso turbio o simplemente
hoy me dejo llevar
alienado porque me reconforta
la estela de su prisa
mientras pasa de largo por nosotros.

Por las calles adultas del enjambre dormido
en la noche entreabierta.
Por la mirada blanca de los almanaques.
Por el reloj de las horas confundidas.
Por el amor sin hambre.

No sabe explicarme
dónde van los trenes del olvido,
si es lícito huir de alguna madrugada
a doscientos noventa
kilómetros por hora
sentado en el abismo del amanecer
haciendo inventario de caricias
tras los años de ausencia
con dieciocho grados aún a la intemperie,
setenta minutos a sus labios
y en baile de luciérnagas
el nombre familiar de las edades.

Cuando el tren se detiene le pregunto
si es la misma de siempre.

No sabe explicarme.

Hay belleza y profundidad siempre en tus sensibles versos querido amigo...
Un gusto volver a leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Un trabajo sólido, cercano, muy hermoso también. El tren que lleva y llega a inconmesurables secretos y emociones.

Gusto enorme volver a saludarte, Toño.

Salud y felicidad.

Creo que es la primera vez que te leo. Ojalá sigas con nosotros. Tu poema es interesante, con un desarrollo maduro, salpicado por imágenes que sorprenden y atraen. Bienvenido.

Un saludo fraterno.
Óscar

Grata inspiración que ambienta la vista de los trenes bajo la metafórica figura de una imagen bien dispuesta y bien forjada.

Que te encuentres agusto en este sitio. Un abrazo

Nunca un segundo es igual al siguiente ni al pasado. El progreso, la ciudad, todo cambia en tus logrados versos. Me gustó leerte
Besos
Pilar

Toño Araujo escribió:Este tren imponente va dictando
sentencia de progreso.

No sabe explicarme
donde van los trenes del recuerdo,
si en la morfología del regreso
se esconde un beso turbio o simplemente
hoy me dejo llevar
alienado porque me reconforta
la estela de su prisa
mientras pasa de largo por nosotros.

Por las calles adultas del enjambre dormido
en la noche entreabierta.
Por la mirada blanca de los almanaques.
Por el reloj de las horas confundidas.
Por el amor sin hambre.

No sabe explicarme
dónde van los trenes del olvido,
si es lícito huir de alguna madrugada
a doscientos noventa
kilómetros por hora
sentado en el abismo del amanecer
haciendo inventario de caricias
tras los años de ausencia
con dieciocho grados aún a la intemperie,
setenta minutos a sus labios
y en baile de luciérnagas
el nombre familiar de las edades.

Cuando el tren se detiene le pregunto
si es la misma de siempre.

No sabe explicarme.

Hermosas e inquietantes imágenes. Su tono conmensurado parece no tanto importarle la prisa, o no saber la parada, es mas importante mantener la ilusión de que el transcurso del tiempo no nos cambia en modo integral. Me gusto mucho esta lectura, Toño. Bienvenido seas, amigo poeta. Un abrazo, ERA

Toño Araujo escribió:Este tren imponente va dictando
sentencia de progreso.

No sabe explicarme
donde van los trenes del recuerdo,
si en la morfología del regreso
se esconde un beso turbio o simplemente
hoy me dejo llevar
alienado porque me reconforta
la estela de su prisa
mientras pasa de largo por nosotros.

Por las calles adultas del enjambre dormido
en la noche entreabierta.
Por la mirada blanca de los almanaques.
Por el reloj de las horas confundidas.
Por el amor sin hambre.

No sabe explicarme
dónde van los trenes del olvido,
si es lícito huir de alguna madrugada
a doscientos noventa
kilómetros por hora
sentado en el abismo del amanecer
haciendo inventario de caricias
tras los años de ausencia
con dieciocho grados aún a la intemperie,
setenta minutos a sus labios
y en baile de luciérnagas
el nombre familiar de las edades.

Cuando el tren se detiene le pregunto
si es la misma de siempre.

No sabe explicarme.

... un interesante poema, Toño Araujo; un placer haber pasado por aquí, poeta. Orión

Hermoso poema de Toño.

Toño,

me ha gustado este poema, amigo. Destacaría el ritmo natural que has sabido imprimirle, el baile de verso largo y corto, con rima asonante dispersa muy bien colocada (progreso, recuerdo, regreso..) (enjambre, hambre, explicarme...).
¿Qué decir? A mí se me ocurre al leer tu texto que tal vez un lector no avezado pudiera perder pie por la profusión de inventos continuos

si es lícito huir de alguna madrugada
a doscientos noventa
kilómetros por hora
sentado en el abismo del amanecer
haciendo inventario de caricias
tras los años de ausencia
con dieciocho grados aún a la intemperie,

las proposiciones se van sucediendo tal vez con demasiada premura unas tras las otras. Antes de que el lector pueda haber paladeado una imagen se acumula otra y otra. Mi opinión es que tal vez se disfrutara más de menos imágenes y más desarrolladas. Una o dos imágenes en un mismo poema ya es complicado desarrollarlas potentemente, pensarlas bien, asentarlas y cuando el texto que las arropa está bien ensamblado descargar la metáfora de riesgo. Esta surge, precisamente, creo yo, cuando la imagen troncal está bien desarrollada, cuando el autor ha vivido varias semanas obsesionado por ella, la metáfora brillante a veces (muy pocas) aparece y es entonces cuando la poesía muestra la patita.

Bueno, rollos míos, olvídalo.
Me ha gustado mucho.
Un abrazo.

Todo el poema es muy agradable, pero el final me pareció un cierre excelente.
Un placer de lectura
Abrazo

Toño Araujo escribió:
Este tren imponente va dictando
sentencia de progreso.


No sabe explicarme
dónde van los trenes del olvido,
si es lícito huir de alguna madrugada
a doscientos noventa
kilómetros por hora
sentado en el abismo del amanecer
haciendo inventario de caricias
tras los años de ausencia
con dieciocho grados aún a la intemperie,
setenta minutos a sus labios
y en baile de luciérnagas
el nombre familiar de las edades.

Cuando el tren se detiene le pregunto
si es la misma de siempre.

No sabe explicarme.

Los trenes del recuerdo y del olvido, ambos forman parte de nuestras vidas, es un poema triste en el que describes la incertidumbre, la duda.
Me ha gustado especialmente la estrofa que resalto y ese final explícito y muy acertado.
Un saludo.

Una nunca puede explicar nada que nos atañe desde lo real porque para eso, está la mirada del otro que habla por nosotros... bello e impagable... la buena poesía se impone como cosa tradicional y sin embargo, no lo es, es muy singular, poeta... Me ha encantado leerte,

Un gran abrazo, compañero.

Mitsy

Durante el trayecto nada existe, ni la estación de salida ni la de término. somo el asiento en el que vamos. Me ha gustado cómo cuentas tu viaje.
Un abrazo.
Pepa