Editorial Alaire

Planeando sobre tu idea. Gracias Ana.

Tu nombre no tiene importancia
porque adivino que estás sola –tus manos lo delatan-;
que de tus cicatrices mana Sucre,
sobre la que descienden moscas a sorber.

Y dejemos que el viento sople
en tu cara de virgen contraída:
diecinueve años de hijos con buey
son malos presagios.

Junto a la barra, tensos, palpando cada tic, 
revisamos la hoja de ruta 
y un vino en la penumbra fue la tarde;
tras el primer temor quedó erizada nuestra piel,
algunos tópicos: "como si ya nos conociéramos"
"de habernos encontrado antes",
también hablaste un poco de internet.
Que es la primera vez. Que la vergüenza.
Que si esto, que si lo otro. Tú primero.

Al final todo fue materia, barro
aquella noche:
silencio, gravedad y los planetas 
que buscaban ajuste entre las sábanas.

Deslizamos las bragas en el concordato
de mis dedos y tu apetencia:
deja que te llame Raquel, no sé tu nombre,
no quiero ser un comandante más
ni el sueño de tus lágrimas,

no para repetir la misma historia.

Hno Renato Vega

Óscar Distéfano escribió:Me resulta un espléndido poema, inteligente, imaginativo, retórico, con buenos relámpagos en las imágenes, con caminata segura en el espacio argumental. Un poema que destila una voz propia, voz de su dueño que nace de su adentro. Salud.

Saludos cordiales.
Óscar

Tigana Nelson escribió:Pero la historia se repite una y otra vez. Raquel tendrá mil caras, tantas como comandantes y los jueves se suceden unos a otros. Y los amantes se vuelven maridos, entonces ¿dónde está el riesgo? No hay emoción, todo vuelve a ser lo mismo...
... Menos tus poemas Renato. Cada uno de diferente color.
Me quedo con las manos de los primeros versos.
Un beso.