Editorial Alaire

Óscar Distéfano escribió:
Morir en tu fuego

Anoche te embrujé con las luciérnagas divinas.
Mis manos, desatadas y viriles,
invadieron tu dicha constelada.

Gravitante tu boca, rojiza pulpa mineral,
desbordaba futuro;
y mi presente, con su ardor en fuga,
parecía incendiar el infinito.

Devoto en la fogata de tus labios,
en los rescoldos de tu piel,
en el tacto quemante de tu cuerpo,
hasta el alba sufrí
el regocijo de los mártires.

Óscar Distéfano escribió:
Morir en tu fuego

Anoche te embrujé con las luciérnagas divinas.
Mis manos, desatadas y viriles,
invadieron tu dicha constelada.

Gravitante tu boca, rojiza pulpa mineral,
desbordaba futuro;
y mi presente, con su ardor en fuga,
parecía incendiar el infinito.

Devoto en la fogata de tus labios,
en los rescoldos de tu piel,
en el tacto quemante de tu cuerpo,
hasta el alba sufrí
el regocijo de los mártires.

Gerardo Mont escribió:Oscar, bellísimo poema el que nos regalas...Pintas con todas sus tonalidades el momento..., esa noche cuya oscuridad es vencida a la luz de la fogata y el frío es vencido por la hoguera de los mártires... ¿Qué mejor manera de ser mártir?... Genial. Un gran abrazo.

Gonzalo Martínez escribió:

Óscar Distéfano escribió:
Morir en tu fuego

quote

Estimado, Oscar, he leido tu poema tres veces, y las tres con verdadero placer. Tu poema tiene encanto musical y un contenido sugestivo, me gustó y te felicito amigo.

Un fuerte abrazo, Oscar.

gonzalo

José Manuel F. Febles escribió:Querido amigo y compañero, por diversas circunstancias he permanecido ausente del Foro, y leo este amoroso poema, escrito con la sapiencia del poeta que eres. Un amor inmenso, fuego hasta morir como un mártir. Mi abrazo fuerte.

José Manuel F. Febles

E. R. Aristy escribió:

Óscar Distéfano escribió:
Morir en tu fuego

Anoche te embrujé con las luciérnagas divinas.
Mis manos, desatadas y viriles,
invadieron tu dicha constelada.

Gravitante tu boca, rojiza pulpa mineral,
desbordaba futuro;
y mi presente, con su ardor en fuga,
parecía incendiar el infinito.

Devoto en la fogata de tus labios,
en los rescoldos de tu piel,
en el tacto quemante de tu cuerpo,
hasta el alba sufrí
el regocijo de los mártires.

Oscar, aquí nos compartes un poema finamente erótico. Me ha encantado su elocuente sufrir la fiebre del amor. Te felicito! ERA