Editorial Alaire

Me dejo llevar por el viento
y este me empuja
a lugares hostiles
Mi casa
la universidad
mi vida
y para coleccionar
la hiel que uso por barra de labios
le pido a mi madre que compre
¡Lo siento, no me lo pidan!
¡no me lo pidan por favor!
Dejé de ir a los centros comerciales
cuando descubrí al vigilante
¿Es esa la confianza,
que el mundo tiene en mí?
Si el hambre hace revolverse
a mi estómago
acudo al árbol
Si la sed hace de mi garganta
un desierto
acudo al río
Si mis labios tienen necesidad
de amor...
¡Acudo a tí!

"Dejé de ir a los centros comerciales
cuando descubrí al vigilante"

Hacía tiempo que no leía dos versos tan verdaderos como estos. Aterra ponerse a pensar en los mecanismos que garantizan nuestra felicidad de alas cortas.

Enhorabuena.

Hasta pronto.