Ramón Carballal escribió:
Es bonito compartir las cosas perdidas.
Una calle, el viento, el mar más oscuro,
las palabras alegres. Es bonito imaginar
que somos otros: tú conmigo, yo sin ti.
Porque el amor tiene un don oculto que
es la generosidad. Cuando te veo las águilas
azules regresan, por un momento somos uno:
tú con otro, yo sin mi. Entonces miro las nubes
del cielo, sus formas, tus formas, tan efímeras.
Y pienso en ti y en el otro, y es como si soñara
el futuro, un futuro en el que no estoy, tú si.
Hay una clara evolución entre este poema y el grueso de la producción poética de Ramón Carballal. Yo veo, con gran sorpresa y alegría, que existe un mayor despliegue conceptual, donde el hilo argumental resulta más preciso, evitando las digresiones propias del simbolismo y el surrealismo. Me complace ver que este trabajo, valioso por cierto, se encuentra en la categoría de los que pueden ser aprehendidos intelectual y emocionalmente, y manteniendo su carga polisémica, las chispas enigmáticas que permiten al lector avizorar realidades más allá de lo que el poeta ha trasmitido.
En cuanto al ritmo, creo percibir algunos detalles interesantes que me gustaría compartir con el autor y los compañeros. Empecemos recordando que el ritmo es la repetición de secuencias antagónicas de cualquier índole: sonido-silencio, noche-día, aspiración-espiración, sílabas tónicas-sílabas átonas, etc., etc.
Enumeremos algunos de esos potentes detalles formales.
Es
bonito compartir las cosas perdidas.
Una calle, el viento, el mar más oscuro,
las palabras alegres. Es
bonito imaginar
que somos otros:
tú conmigo, yo sin ti .
Porque el amor tiene un don oculto que
es la generosidad. Cuando te veo las águilas
azules regresan, por un momento somos uno:
tú con otro, yo sin mí. Entonces miro las nubes
del cielo, sus
formas, tus
formas, tan efímeras.
Y pienso en ti y en el otro, y es como si soñara
el
futuro, un
futuro en el que
no estoy, tú si.
1.-
Repetición lexicográfica (en negrita): un recurso muy delicado de usar. A veces produce la sensación de pobreza de vocabularios; pero, en este caso, tengo la certeza de que ha sido un recurso feliz, una forma de remarcar la dinámica del ritmo.
2.-
Antítesis (en azul): muy oportuna. Logra la gracia de una cohesión armónica. Y como este recurso se repite tres veces, vuelve al texto más compacto, amén de apoyar (o aumentar) la armonía rítmica. Observemos que la última expresión:
no estoy, tú si., conlleva dos elipsis de diferente naturaleza, ya que la expresión completa debe ser:
yo no estoy, tú si estás., donde en los sintagmas que provocan la antítesis se anula, en una el pronombre y en la otra el verbo. Estas antítesis sintagmáticas producen un efecto muy beneficioso en el ritmo del poema.
3.-
Emparejamiento o paralelismo sintáctico (en verde): Tenemos cuatro sintagmas que forman emparejamiento o paralelismos sintácticos, de las cuales dos parejas se vuelven aún más simétricas. A ver:
Una calle, el viento, (Artículo + Sustantivo)
el mar (más) oscuro, las palabras alegres. (Artículo + Sustantivo + Adjetivo)
4.-
Repetición de cláusulas métricas en secuencias adecuadas: Por más que la métrica sea irregular, si las cláusulas que poseen la misma naturaleza métrica se repiten en lugares adecuados y diseminados más o menos con regularidad, se puede conseguir un gran impacto que remarca el ritmo.
Es bonito compartir (8) las cosas perdidas.
Una calle, el viento, el mar (8) más oscuro,
las palabras alegres.
Es bonito imaginar (8)
que somos otros:
tú conmigo, yo sin ti. (8)
Porque el amor tiene un don oculto que
es la generosidad.
Cuando te veo las águilas (8)
azules regresan, por un momento somos uno:
tú con otro, yo sin mi (8). Entonces miro las nubes
del cielo, sus formas, tus formas, tan efímeras.
Y pienso en ti y en el otro (8), y es como si soñara
el futuro, un futuro en el que no estoy, tú si.
Podemos visualizar cláusulas octosílabas ubicadas a lo largo del poema. Estas cláusulas son inconfundibles con las demás; y el hecho de que se repitan adecuadamente (secuencialmente), hace que el texto, cuya naturaleza formal es la de la prosa cortada o la de del verso multimétrico, adquiera un apuntalamiento determinante en el ritmo. Es bueno aclarar que, tal vez, este recurso no sea intencional, que se haya logrado gracias a la experiencia intuitiva de años que tiene el poeta en la lectura y escritura de poemas. Y es por esta razón que los poetas, aquellos que se inician en la poesía, no alcanzan a conquistar un ritmo intuitivo aceptable y, por ende, sus trabajos (si reniegan del estudio de la preceptiva) caen en desaliños formales que atentan contra el equilibrio entre fondo y forma, volviendo desagradable la lectura de los mismos. Reafirmado en mi convicción, gracias a este bello trabajo del compañero Carballal, no me cansaré de repetir:
el ritmo es inherente a la poesía.
Esto es sólo una parte de la riqueza retórica de este poema. Pero, como dije al principio, es ya una demostración de la apoyatura técnica que nuestro poeta suma a su talento.
Saludos cordiales.
Óscar