
Tus ojos siempre ignoran mi existencia
los míos lacrimosos, sus mensajes
te piden por favor que me concedas
tan solo las miradas de un instante.
Y si tu indiferencia es de arrogancia
a la curiosidad apelo, y leas,
la carta que te envia mi plegaria,
con rimas amorosas de un poeta
que insiste una vez más en ese impulso
y te manda una flor junto a sus versos
logrando que se rompa cualquier muro,
cumpliéndose muy pronto sus deseos.
Y espera ya miradas de mercedes
y el gozo de unos besos complacientes