Editorial Alaire

Cuando la noche venga
y beba de la palabra herida,
que de aquel hondo cristal
donde te miras nazca
la profunda veta.

Sea aquel origen como el astro
en su lamento oceánico
grito de fe que retenga el alma.

¡Que culpa pensar que no he vivido!

Dueña del secreto eres.

Que no he transitado tus altos jardines
donde el lirio besa las turbias sombras.

Que no he frecuentado tu casa de adobe
luego de la restauración.

Yo dejé en tu lumbrera
himnos de mis sueños
y como el silencio los tomabas.

Era solo un puñado de notas blancas
inconclusas notas.

Mientras la noche sedienta venía
Mientras la noche sedienta se marchaba.

"Que no he frecuentado tu casa de adobe
luego de la restauración.

Yo dejé en tu lumbrera
himnos de mis sueños
y como el silencio los tomabas."

Me quedo con estos versos. Si hay algo difícil en la poesía, ed encontrar imágenes libre de desgasto y estas me parecen frescas y comunicantes. Enhorabuena

Conmovedor, como la vida misma.
Muy grata lectura, me ha gustado mucho.
Abrazos.

Precioso poema que atrapa desde el principio. Me gustó leerte
Besos
Pilar

Arriba con este trabajo tan bello como interesante de Ricardo.

Ricardo


Dónde estás amigo?


En la noche o en la madrugada
es el mejor
momento para escribir
y encontrar o encontrarnos
con el verso...


me encantó tu poema.. te felicito


Un abrazo fuerte
Feliz día, siempre