Ronald Bonilla escribió:Dejadme la música
para formar el silencio.
Detrás de los ojos se adivinan ventanas,
detrás de las ventanas
adivinaremos a Dios.
Pero, ¿cómo hundirse en los ojos
para hallar de nuevo la luz?
¿Cómo cosechar lágrimas
para que Dios beba
de nuestra amargura?
Dejadme la música
en el silencio.
Nosotros no tendremos
la dimensión del grito
cuando el sollozo
cargue con la protesta.
Se nos dará una boca
y unos ojos en blanco
para mostrar nuestros rostros de Viet Nam,
y de todas las guerras juntas,
y de todo el amor olvidado,
y de toda la paz muerta.
Dejadme la música
girando en el eje incomprendido del silencio.
Detrás de las paredes
se adivinan niños recién nacidos,
y aún no empieza a morir
en sus corazones un Dios herido.
Dejadme la música.
Hay que recoger el silencio para formar el grito.
De mi libro LAS MANOS DE AMAR,
EDITORIAL COSTA RICA, 1971
Un poema grave, hermoso, Ronald. Abrazos, ERA
