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He muerto
Publicado: Mar, 01 Dic 2015 2:04
por Ricardo José Lascano
He muerto.
Yo no soy aquello.
Esos no son nuestros rostros.
La playa endureció los gestos,
el mar se tragó las bocas,
su arena interior eriza tu cuerpo,
lo allana con flautas de la luz
pero vos no sos aquella
la que se hiere en la distancia
y yo no muerdo su aire.
He muerto. Cercanamente,
sobre la vida de aquello que ama,
dejado las puertas del laurel sombrío,
marchado desde su aroma,
hasta el pulso sonoro
que asola el camino
con los mismos rasgos de quietud.
Re: He muerto
Publicado: Mar, 01 Dic 2015 9:01
por Pilar Morte
Sólo hay que esperar un poquito para volver a la vida. Tu poema refleja con belleza ese sentimiento de muerte. Me gustó leerte
Besos
Pilar
Re: He muerto
Publicado: Mar, 01 Dic 2015 10:10
por Carmen Pla
Una maravillosa forma de plasmar sentimientos.
Un gusto leerte, Ricardo.
Abrazo.
Re: He muerto
Publicado: Mar, 01 Dic 2015 13:00
por curra anguiano
Querido Ricardo, por duros que sean tus paseos por la muerte, son igualmente hermosos, mañana siempre llega.
Mil besos y mil gracias
Curra
Re: He muerto
Publicado: Mar, 01 Dic 2015 13:04
por Óscar Distéfano
Me ha gustado mucho leer este poema tuyo, compañero. Como siempre, tus textos poéticos nos traen sentimientos puros y un estilo muy original de escarbar los intersticios de la memoria. Mis aplausos.
Un abrazo grande.
Óscar
Re: He muerto
Publicado: Mar, 01 Dic 2015 14:07
por Manuel Alonso
Gracias amigo por compartir este bellísimo poema, un placer y un abrazo, Ricardo.
Re: He muerto
Publicado: Mar, 01 Dic 2015 16:07
por Noemi Sánchez
Un placer leerte, me ha gustado mucho.
Un abrazo
Re: He muerto
Publicado: Mar, 01 Dic 2015 17:29
por Marius Gabureanu
Ricardo, me ha encantado el poema. Versos cortos, pero profundos, como un diamante de la desesperación que refracta el amor y la perdida. Recibe mis abrazos, querido amigo.
Re: He muerto
Publicado: Mar, 01 Dic 2015 17:44
por E. R. Aristy
Ricardo José Lascano escribió:He muerto.
Yo no soy aquello.
Esos no son nuestros rostros.
La playa endureció los gestos,
el mar se tragó las bocas,
su arena interior eriza tu cuerpo,
lo allana con flautas de la luz
pero vos no sos aquella
la que se hiere en la distancia
y yo no muerdo su aire.
He muerto. Cercanamente,
sobre la vida de aquello que ama,
dejado las puertas del laurel sombrío,
marchado desde su aroma,
hasta el pulso sonoro
que asola el camino
con los mismos rasgos de quietud.
Contradicciones que hacen de un poema lleno de preocupaciones, la fría quietud de la muerte. Un placer, Ricardo. ERA