Editorial Alaire

Marta ha matado a tantos hombres
que uno más ya no importa:
—¡Mata a éste! Lo cuelgas del Gólgota
y, con sangre imposible, haces una oración.

Marta ha matado a tantos hombres
que si quiere asfixiarme, con las uñas de su alma
anclo los párpados a tres denarios
y acudo a la oblación feliz, sabiéndome 
chivo expiatorio del primer Adán.

Mi confianza la excita.
Brillan sus ojos y comienza a recorrer mi cuerpo
con su lengua; sus manos buscan explicación
de lo que no tiene duda.

Marta no percibe la evidencia de lo efímero,
lo ingenuo del placer sin muerte
sacra que excite a Dios.

—Te voy a asesinar hijo de puta.
Pero es mi puñal, el que se hunde una y otra vez
en un cuerpo
lleno de estigmas y de miedo.

No comprende que, en estas circunstancias,
vivir
es el precioso instante que nos dejó el ungido
cuando de sus entrañas, brotó leche con miel.
¿Qué importa morirse un día antes
o un día después?

elPrior

Tigana Nelson escribió:Asombrada me dejas a mí, Prior. Estoy ante Eros y Thanatos. El hambre se juntó con las ganas de comer. Este poema da por buena mi desconfianza. Ni atado puedes fiarte del gallo negro.
Es un poema que atrapa y que da pie a recrear los acontecimientos. Y si rizamos el rizo podemos prever el asesinato de Marta en primer lugar: una buena cena, ligera por supuesto, con un veneno al estilo viuda negra:

Mi hora es tu hora,
La del juez y la del verdugo.
Estamos sentenciados
A compartir un nudo
En la cuerda del destino.
Te espero en la encrucijada,
Donde el tiempo duda,
Donde, sólo, existimos tú y yo.

Me gusta este regalo de domingo. El final es cierto, qué más da hoy o mañana.
Un beso entusiasmada.

Armilo Brotón escribió:Desde el Evaristo Corumelo,
para Ana, ni gallo ni hostias.

Marta ha matado a tantos hombres
que uno más no importa, yo le ofrezco mi pecho:
¡Mata a este! Lo cuelgas en el Gólgota
con la sangre imposible de una oración.

Marta ha matado a tantos hombres
que cuando dice de atarme a la cama,
ponerme una venda en los ojos,
acudo a la oblación contento, sabiéndome 
chivo expiatorio de Adán.

Y nunca me hizo daño, mi confianza la excita,
la intriga ese valor frente al sacrificio;
brillan sus ojos y empieza a recorrer mi cuerpo
con su lengua, y sus manos buscando explicación
de lo que no tiene duda.

Porque marta no percibe la evidencia de lo efímero,
lo ingenuo que es el placer y la muerte.

Te voy a matar hijo de puta
te voy  matar.
Pero es mi puñal el que se hunde una y otra vez
en un cuerpo plagado de estigmas y de miedo.

En esas circunstancias,
qué importa morirse un día antes
o un día después.

elPrior

E. R. Aristy escribió: La historia bíblica es tan diferente... pero tu poema me recuerda a Fifty shades of Grey, una película muy bien hecha que trata con el tema del sadomasoquismo en el acto sexual. El poema es muy bueno, Prior. ERA