Editorial Alaire

Entré a la luz con la verdad irremediable.
Todo era cierto. No había más que cerrar los ojos.
Entender cada pieza rodada por el aire
cada origen de nuestros seres antiguos
suplicando el orden, la matriz conjugada
la herencia de los párpados, el incendio del martirio.
Percibir aquel sonido, beber de lo que calla
salir del arrebato, luego el entornado sigilo
en éxtasis hierático dilapidarlo sin clemencia
olfateando el aroma, la flor herida
lamiendo sus surcos, profundizando la fuente
hasta romper el filtro y nos queme interiormente
consumiéndolo todo y reír, reír del abandono
del testigo irresoluto de esa sangre que besamos,
como si nada existiera amor, amor que fuga
que se esconde en las vorágines insospechadas
que se agazapa dentro como una isla negra,
que se lame de escombros hundidos
y se libera de humildad amanecida
de amor de luz vertida en toda deidad
que se exime la voz o la tumba en la que soñamos
el camino o el regreso en que perdemos
nuestros seres interiores.

Bellísimo, Ricardo:

Felicitaciones
Un beso grande
Ana

Ricardo José Lascano escribió:Entré a la luz con la verdad irremediable.
Todo era cierto. No había más que cerrar los ojos.
Entender cada pieza rodada por el aire
cada origen de nuestros seres antiguos
suplicando el orden, la matriz conjugada
la herencia de los párpados, el incendio del martirio.
Percibir aquel sonido, beber de lo que calla
salir del arrebato, luego el entornado sigilo
en éxtasis hierático dilapidarlo sin clemencia
olfateando el aroma, la flor herida
lamiendo sus surcos, profundizando la fuente
hasta romper el filtro y nos queme interiormente
consumiéndolo todo y reír, reír del abandono
del testigo irresoluto de esa sangre que besamos,
como si nada existiera amor, amor que fuga
que se esconde en las vorágines insospechadas
que se agazapa dentro como una isla negra,
que se lame de escombros hundidos
y se libera de humildad amanecida
de amor de luz vertida en toda deidad
que se exime la voz o la tumba en la que soñamos
el camino o el regreso en que perdemos
nuestros seres interiores.

Me conmueve el dominio que tienes de la palabra, encuentro un tesoro en este poema, no voy a olvidarme nunca de esa isla negra. wow! Un lujo leerte, Ricardo. ERA

Ricardo José Lascano escribió:Entré a la luz con la verdad irremediable.
Todo era cierto. No había más que cerrar los ojos.
Entender cada pieza rodada por el aire
cada origen de nuestros seres antiguos
suplicando el orden, la matriz conjugada
la herencia de los párpados, el incendio del martirio.
Percibir aquel sonido, beber de lo que calla
salir del arrebato, luego el entornado sigilo
en éxtasis hierático dilapidarlo sin clemencia
olfateando el aroma, la flor herida
lamiendo sus surcos, profundizando la fuente
hasta romper el filtro y nos queme interiormente
consumiéndolo todo y reír, reír del abandono
del testigo irresoluto de esa sangre que besamos,
como si nada existiera amor, amor que fuga
que se esconde en las vorágines insospechadas
que se agazapa dentro como una isla negra,
que se lame de escombros hundidos
y se libera de humildad amanecida
de amor de luz vertida en toda deidad
que se exime la voz o la tumba en la que soñamos
el camino o el regreso en que perdemos
nuestros seres interiores.

Extraordinaria introspección como un grito interior.
Un placer leerte.
Un abrazo, Ricardo.

Entras en ti y la luz se hizo hermoso poema. Un placer leerte
Besos
Pilar

Estupendo poema monoestrófico, amplio de recursos y de lectura fluida. Mis felicitaciones y abrazo.
Salud.

Buscando esa verdad caminamos siempre, amigo. A través y con el verso buscas esa introspección
colectiva que va buscando satisfacción en los sentidos y el aroma dela belleza en el lírico aparecer
de sentimientos.

un abrazo

Esa luz interior resplandece en tus versos, Ricardo. Profundo y magnífico poema, querido amigo.

Mi felicitación.

Abrazos.

Brillante poema, Ricardo. Felicidades y un abrazo.

Muy bello, amigo Ricardo, un abrazo.

Muy bello poema de Ricardo.