La Nostalgia en los faros
Publicado: Lun, 16 Nov 2015 8:50
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Nunca tan ajena como entonces,
nunca tan ausente como ahora,
que somos dos puntos exactos
en medio de tus tumultos
y de una orilla de sueños.
Habré partido ¿Por dónde?
Pero te llevo en los labios,
en las quejas que salen cuando te nombro
y ante el talante del pulso,
todo mi corazón sin embragues
hubiese dado ese día,
en que los vientos se hicieron
alfombra, cardo y ausencia.
Tú sigues siendo lo mismo:
un techo de pan y humo,
encuentro de la promesa
de tantos tiempos despiertos,
de pasos que pierden vida,
de vida sobre burbujas
y de burbujas de ruido
hirviendo por tus esquinas.
Nunca te amé de cerca.
Aunque en el fondo los besos
eran palomas ansiando
saltar de cada cornisa
de mis manos.
¡Ay Patria del Sol y del Vino!
Yo me llamaba tu higuera,
un hijo de tus asfaltos,
un punto de tus pupilas.
Hoy me hacen daño tus horas
-por que son horas sin días-
cuando te miro de lejos
y en el alféizar de un cactus,
te añoro no como entonces:
acaso más todavía.
Alberto Madariaga
(2015)
a mi ex Ciudad de México.
Somos en este momento
en que el dolor nos condena,
dos flores de sentimiento
separadas por el viento
y unidas por la cadena...
(Salvador Díaz Mirón)
[/wave]en que el dolor nos condena,
dos flores de sentimiento
separadas por el viento
y unidas por la cadena...
(Salvador Díaz Mirón)
Nunca tan ajena como entonces,
nunca tan ausente como ahora,
que somos dos puntos exactos
en medio de tus tumultos
y de una orilla de sueños.
Habré partido ¿Por dónde?
Pero te llevo en los labios,
en las quejas que salen cuando te nombro
y ante el talante del pulso,
todo mi corazón sin embragues
hubiese dado ese día,
en que los vientos se hicieron
alfombra, cardo y ausencia.
Tú sigues siendo lo mismo:
un techo de pan y humo,
encuentro de la promesa
de tantos tiempos despiertos,
de pasos que pierden vida,
de vida sobre burbujas
y de burbujas de ruido
hirviendo por tus esquinas.
Nunca te amé de cerca.
Aunque en el fondo los besos
eran palomas ansiando
saltar de cada cornisa
de mis manos.
¡Ay Patria del Sol y del Vino!
Yo me llamaba tu higuera,
un hijo de tus asfaltos,
un punto de tus pupilas.
Hoy me hacen daño tus horas
-por que son horas sin días-
cuando te miro de lejos
y en el alféizar de un cactus,
te añoro no como entonces:
acaso más todavía.
Alberto Madariaga
(2015)
a mi ex Ciudad de México.