Editorial Alaire

Mi padre era ferroviario, mi madre ama de casa,
mi padre era secretario, secretario del puesto de mando,
el puesto de mando, no era ningún secreto,
era el puesto que ocupaba mi madre en la casa,

¿se debe tener en cuenta esto,
se debe escribir sólo lo necesario,
aunque en ocasiones no resulte conveniente?

Mi padre trabajaba en la estación y mi madre en la casa,
mi padre era factor de circulación,
y mi madre,
aunque padecía de la circulación,
le amaba,
un factor a tener en cuenta.

Mi padre tenía una amante,
una gorra sin estrenar, de un rojo insultante,

mi madre, muchas cosas en la cabeza,
un balde de ropa,
un bar que la llevaba de cabeza,
y un tumor.

La estación de mi padre, un invierno muy largo,
tenía la nieve necesaria y la casa, las habitaciones imprescindibles,
La estación de mi padre tenía la nieve, los trenes necesarios,
y la casa los miembros y las dependencias imprescindibles.

Un tren de mercancías, haciendo maniobras en el norte,
mató a mi abuelo, yo tenía 10 años.

Se debe tener en cuenta esto al escribir,
aunque no venga a cuento y resulte necesario,
hasta imprescindible, según los críticos.

Ahora la estación de mi padre no existe,
por la llegada del ave,
la que hay es provisional.

Tampoco existen mis padres,
y tampoco existo yo,
todo es provisional.

Pero la casa sigue siendo amarilla,
aunque más pálida,
y está en venta,
según reza en la fachada
el cartel de una inmobiliaria.

Yo escribí este poema en la cocina
cuando tenía tu edad.

Oh, Manuel, has escrito un poema extraordinario. Sólo pueden escucharse aplausos y emociones en la sala.

De pie y con reverencias; un abrazo enorme.

Hermoso cuadro el que aquí pintas, Manuel, donde mezclas historias, personajes y recuerdos.

Un placer su lectura

Un alma agradecida,


Víctor

De una ternura inmensa Manuel. Emocionante.

Un abrazo amigo.

Magnífico elegante y enternecedor el duelo entre tú madre y tú y entre el tren y tu padre donde el juego de
ideas reparte las palabras de tal forma que quien gana aquí es quien no gana, porque alguien puso el resultado
en venta a una edad igual que la tuya pero desconocida.

un abrazo

sublime.

Manuel Alonso escribió:Mi padre era ferroviario, mi madre ama de casa,
mi padre era secretario, secretario del puesto de mando,
el puesto de mando, no era ningún secreto,
era el puesto que ocupaba mi madre en la casa,

¿se debe tener en cuenta esto,
se debe escribir sólo lo necesario,
aunque en ocasiones no resulte conveniente?

Mi padre trabajaba en la estación y mi madre en la casa,
mi padre era factor de circulación,
y mi madre,
aunque padecía de la circulación,
le amaba,
un factor a tener en cuenta.

Mi padre tenía una amante,
una gorra sin estrenar, de un rojo insultante,

mi madre, muchas cosas en la cabeza,
un balde de ropa,
un bar que la llevaba de cabeza,
y un tumor.

La estación de mi padre, un invierno muy largo,
tenía la nieve necesaria y la casa, las habitaciones imprescindibles,
La estación de mi padre tenía la nieve, los trenes necesarios,
y la casa los miembros y las dependencias imprescindibles.

Un tren de mercancías, haciendo maniobras en el norte,
mató a mi abuelo, yo tenía 10 años.

Se debe tener en cuenta esto al escribir,
aunque no venga a cuento y resulte necesario,
hasta imprescindible, según los críticos.

Ahora la estación de mi padre no existe,
por la llegada del ave,
la que hay es provisional.

Tampoco existen mis padres,
y tampoco existo yo,
todo es provisional.

Pero la casa sigue siendo amarilla,
aunque más pálida,
y está en venta,
según reza en la fachada
el cartel de una inmobiliaria.

Yo escribí este poema en la cocina
cuando tenía tu edad.

Sensibilidad a raudales. Excelente poema.
Un abrazo.
BEGOÑA.

Muy bello trabajo, amigo Manuel, que hallo trufado de ingenio y de una gran habilidad descriptiva; logras un vaivén de familias semánticas rotundamente felices, muy evocadoras. El lenguaje sin aspavientos, ideado con recursos retóricos fácilmente aprehensibles, se viste de gala para ofrecer la mejor versión de una hondura irreprochable, al alcance de cualquier lector.
Ha sido un placer leerte. Felicidades.
Abrazos.

Manuel Alonso escribió:


Pero la casa sigue siendo amarilla,
aunque más pálida,
y está en venta,
según reza en la fachada
el cartel de una inmobiliaria.

Yo escribí este poema en la cocina
cuando tenía tu edad.

Recuerdos y vivencias vertidos a borbotones, como llegan casi siempre.
Un placer leerte, amigo Manuel.
Abrazos.

Genial, Manuel, un poema que llega profundo al lector, inteligente, original en su forma y de una gran sensibilidad. Me encantó.
Besos
Pilar

Muchas gracias Hallie, amiga, un abrazo.

Ingenioso y brillante poema, amigo Manuel . Mi felicitación y aplausos a tu inspiración.

Un abrazo.

Me impresionó el simbolismo que encierra tu entrañable poema.
Muy bueno, Manuel.
Un abrazo.

Gracias Víctor, un abrazo, amigo.

Gracias Armilo, un abrazo, amigo.