Hojas en blanco. (dueto)
Publicado: Sab, 07 Nov 2015 12:08
[BBvideo 853,480][/BBvideo]
Yo pude amarte con la misma pasión de las hojas en blanco. Amarte igual que a las mañanas desfiguradas. Yo pude quererte, y no pretendí quererte. Qué casualidad el no haberte visto nunca en los parques, en los cines, en las tiendas, en el humo del bar, y encontrarte ahora en el cuenco de mi ombligo. Qué casualidad no haberte oído antes en el silencio. En ese silencio que conjuga la nada con el signo de mi pecho. La eclosión que se nutre a cada paso navegando sin rumbo entre los sueños. Un sueño en la palabra, piel desnuda como renglón que agota mi presente. Viviré entre las hojas en blanco, donde la lluvia es vieja y el tiempo no transcurre. La calma que solicito ellas me la brindan. Es calma posada, macerada si cabe por tantas palabras reunidas que no pueden caberme en el pecho. Cada hoja es una ola que arriba en las costas del alma, que se estrella en tu costado como nave sin amarras. Cada hoja es una ola, una ola enamorada. Las hojas siguen cayendo, siguen diciendo palabras que no logro descifrar: palabras en movimiento, palabras en las que cabe el tiempo. Se caen de la boca, sin entenderlas, como empujadas por la inercia de los pasos, con la obstinada decisión de perderse. No lo comprendo. No sé por qué han de ir tan deprisa. No entiendo por qué han de caminar tan rápido. No entiendo qué dice ese rumor en tránsito, ni sé a dónde llevan su cargamento.
Quizás la savia de su origen redime la historia. Traviesas y mojadas pueden acariciar la penumbra, moverse entre los caminos de sal. Son magas volátiles que anudan el ansia de los nombres, trasmigran los labios en sus acentos, liberan el ardor en su locura. También suceden como ícaros sin edad y llegan con vida a los deseos. La gravedad es sólo lapsus de piel añorada, tan cierta y vulnerable como el temblor de otra página. Yo te amo con la tinta incansable, que no pudo ahogar su premura, en estas hojas en blanco.
Aquí les dejo este trabajo realizado a dúo con nuestra encantadora compañera. En él ambos leemos el texto intercambiado.
Alfonso & Hallie
Yo pude amarte con la misma pasión de las hojas en blanco. Amarte igual que a las mañanas desfiguradas. Yo pude quererte, y no pretendí quererte. Qué casualidad el no haberte visto nunca en los parques, en los cines, en las tiendas, en el humo del bar, y encontrarte ahora en el cuenco de mi ombligo. Qué casualidad no haberte oído antes en el silencio. En ese silencio que conjuga la nada con el signo de mi pecho. La eclosión que se nutre a cada paso navegando sin rumbo entre los sueños. Un sueño en la palabra, piel desnuda como renglón que agota mi presente. Viviré entre las hojas en blanco, donde la lluvia es vieja y el tiempo no transcurre. La calma que solicito ellas me la brindan. Es calma posada, macerada si cabe por tantas palabras reunidas que no pueden caberme en el pecho. Cada hoja es una ola que arriba en las costas del alma, que se estrella en tu costado como nave sin amarras. Cada hoja es una ola, una ola enamorada. Las hojas siguen cayendo, siguen diciendo palabras que no logro descifrar: palabras en movimiento, palabras en las que cabe el tiempo. Se caen de la boca, sin entenderlas, como empujadas por la inercia de los pasos, con la obstinada decisión de perderse. No lo comprendo. No sé por qué han de ir tan deprisa. No entiendo por qué han de caminar tan rápido. No entiendo qué dice ese rumor en tránsito, ni sé a dónde llevan su cargamento.
Quizás la savia de su origen redime la historia. Traviesas y mojadas pueden acariciar la penumbra, moverse entre los caminos de sal. Son magas volátiles que anudan el ansia de los nombres, trasmigran los labios en sus acentos, liberan el ardor en su locura. También suceden como ícaros sin edad y llegan con vida a los deseos. La gravedad es sólo lapsus de piel añorada, tan cierta y vulnerable como el temblor de otra página. Yo te amo con la tinta incansable, que no pudo ahogar su premura, en estas hojas en blanco.