Editorial Alaire

De joven era yo tremenda pieza
pecando sin control ni miedo alguno;
con tal de ser más chulo que ninguno
chutaba los penaltis de cabeza.

De joven ingerí vino y cerveza
en dosis más allá de lo oportuno
mezcladas con porcino, con vacuno
y sexo sin control ni sutileza.

De viejo tengo azúcar, gases, gota
y más colesterol que leucocitos;
problemas de riñón, la espalda rota

y mil medicamentos ya prescritos;
encima estoy sin blanca y ni la cuota
le pago al del Ocaso… cuántos pitos.

Jorge Salvador escribió:De joven era yo tremenda pieza
pecando sin control ni miedo alguno;
con tal de ser más chulo que ninguno
chutaba los penaltis de cabeza.

De joven ingerí vino y cerveza
en dosis más allá de lo oportuno
mezcladas con porcino, con vacuno
y sexo sin control ni sutileza.

De viejo tengo azúcar, gases, gota
y más colesterol que leucocitos;
problemas de riñón, la espalda rota

y mil medicamentos ya prescritos;
encima estoy sin blanca y ni la cuota
le pago al del Ocaso… cuántos pitos.

Extraordinario. Me he reído entre aplausos, si señor.

En pie para celebrar este derroche de ingenio, Ramón.

Un poema agradable y que levanta una sonrisa cómplice, no por la totalidad de tus vivencias sino porque ciertos finales nos identifican.
Besos
Pilar

Gracias amiga Hallie, feliz de haberte hecho reír un poquito con estas disquisiciones mías.
Muchos besos

Un abrazo pilar. Tienes toda la razón, hay ciertas cosas que nos identifican a todos. Una de ellas es que de jóvenes pensamos que nunca vamos a envejecer y de viejos pensamos que nunca hemos sido jóvenes.
Gracias por tus palabras

Como dice el refrán: "De aquellos polvos, estos lodos" Aunque lo del Ocaso no tiene mucha importancia, una vez dado el paso, que pase lo que pase. Me he reído y he meditado con estos versos tan bien escritos.
Un abrazo.
Pepa

La consecuencia del abuso.Dicen que días de mucho ,vísperas de poco. Sin embargo ese toque
de humor y de ironía significa que el que tuvo retuvo, y noc omer por haber comido conserva
el íntringulis personal, humano o animal.

Soneto que Quevedo quisiera para sí.

Un abrazo

Pepa, soñamos comernos el mundo hasta que el mundo nos come a nosotros. Qué lástima que la sabiduría nos alcance cuando ya no podemos hacer uso ella porque el cuerpo no responde.
Gracias por echarte unas risas con mis ocurrencias. Sabes que swiempre es un verdadero honor contar contigo aquí.
Un beso

Guillermo, he de confesar que me has dejado más ancho que largo con esa comparación con Quevedo. Ya quisiera parecerme ni en un acento a don Francisco, maestro de maestros en estas lides de la poesía, pero agradezco mucho la buena intención de tu comentario.
Un saludo afectuoso y gracias por detenerte en esta casa unos instantes

Jorge Salvador escribió:De joven era yo tremenda pieza
pecando sin control ni miedo alguno;
con tal de ser más chulo que ninguno
chutaba los penaltis de cabeza.

De joven ingerí vino y cerveza
en dosis más allá de lo oportuno
mezcladas con porcino, con vacuno
y sexo sin control ni sutileza.

De viejo tengo azúcar, gases, gota
y más colesterol que leucocitos;
problemas de riñón, la espalda rota

y mil medicamentos ya prescritos;
encima estoy sin blanca y ni la cuota
le pago al del Ocaso… cuántos pitos.

Me he reído con este simpático poema muy bien escrito. Un placer, Jorge. ERA

Gracias Era. Feliz de haberte sacado una sonrisa con mis pitos.
Un abrazo

Estimado Jorge:
Aprovechando la visita a tu hermoso poema, te deseo unas fiestas navideñas y un año nuevo rebosantes de salud y felicidad.
Abrazos.