Editorial Alaire

Algunas veces los cuadros parecen un sueño:
su quietud, su inmanencia, su desprecio. Hay
un fingimiento amargo en la estatura o en la
plenitud de un ademán. Hay trampas de color
y mensajes en el perfil de no sé qué artificio.
Todo es un abalorio perfecto donde brilla la luz,
las sombras, el misterio y la locura. Yo soy
el silencio que atiende, abrazo la geometría
enmarcada, describo en versos inútiles el
sentido tridimensional de un ojo que adivino
privilegiado. Templa el pulso su nocturnidad
(el genio es libre de existir, mucho más libre
de dibujar la atmósfera del Olimpo en leves
trazos de condescendencia)como un árbol
perpetuamente encendido para el hoy o para
el mañana. Siempre que un cuadro me observa,
yo intento no estar allí porque su astucia me
desenmascara, me devuelve a la desnudez o
a la inquietud, me interroga como si yo fuera
el cisne blanco que reivindica la perfección
en la tiniebla, un eslabón o un dije que nadie
sabe roto.

Esa mirada a los cuadros, absorta en la belleza, amigo, de tus versos. Un placer y un abrazo.

Ramón Carballal escribió:

Algunas veces los cuadros parecen un sueño:
su quietud, su inmanencia, su desprecio. Hay
un fingimiento amargo en la estatura o en la
plenitud de un ademán. Hay trampas de color
y mensajes en el perfil de no sé qué artificio.
Todo es un abalorio perfecto donde brilla la luz,
las sombras, el misterio y la locura. Yo soy
el silencio que atiende, abrazo la geometría
enmarcada, describo en versos inútiles el
sentido tridimensional de un ojo que adivino
privilegiado. Templa el pulso su nocturnidad
(el genio es libre de existir, mucho más libre
de dibujar la atmósfera del Olimpo en leves
trazos de condescendencia)como un árbol
perpetuamente encendido para el hoy o para
el mañana. Siempre que un cuadro me observa,
yo intento no estar allí porque su astucia me
desenmascara, me devuelve a la desnudez o
a la inquietud, me interroga como si yo fuera
el cisne blanco que reivindica la perfección
en la tiniebla, un eslabón o un dije que nadie
sabe roto.

Una obra de arte absoluto, Ramón. Sorprende cuando el ojo cambia y el observado es el observador. ERA

Ramón Carballal escribió:

Algunas veces los cuadros parecen un sueño:
su quietud, su inmanencia, su desprecio. Hay
un fingimiento amargo en la estatura o en la
plenitud de un ademán. Hay trampas de color
y mensajes en el perfil de no sé qué artificio.
Todo es un abalorio perfecto donde brilla la luz,
las sombras, el misterio y la locura. Yo soy
el silencio que atiende, abrazo la geometría
enmarcada, describo en versos inútiles el
sentido tridimensional de un ojo que adivino
privilegiado. Templa el pulso su nocturnidad
(el genio es libre de existir, mucho más libre
de dibujar la atmósfera del Olimpo en leves
trazos de condescendencia)como un árbol
perpetuamente encendido para el hoy o para
el mañana. Siempre que un cuadro me observa,
yo intento no estar allí porque su astucia me
desenmascara, me devuelve a la desnudez o
a la inquietud, me interroga como si yo fuera
el cisne blanco que reivindica la perfección
en la tiniebla, un eslabón o un dije que nadie
sabe roto.

Pues para no saber mirar, Ramón, has definido a la perfección el lenguaje pictórico, es decir la materia pictórica, la línea, el color, la luz, la composición , el volumen y la perspectiva, de una manera total y afortunadamente poética.
Es algo que hace un pintor, exactamente como tú lo has hecho, es igual pintar la forma que el fondo es exactamente lo mismo, las dos cosas te llevan a la misma observación, quiero decir que cuando uno pinta puede pintar el objeto que mira directamente, o bien el espacio donde está ese objeto, quedará siempre el espacio que no es fondo con la forma del objeto. Esos cuadros que nos observan y nos devuelven la mirada…son exactamente eso, me parece una maravillosa observación.
Como siempre, un bello e inspirado trabajo, Ramón, me gustó mucho.

Unha forte aperta.

Carmen

Preciosa admiración a ese cuadro que te mira y no ceja de descubrir tus ojos, dejándose leer en el silencio.

Magnífica descripción de su color y su detalle en tu poema.

Un abrazo

Manuel Alonso escribió:Esa mirada a los cuadros, absorta en la belleza, amigo, de tus versos. Un placer y un abrazo.

Muchas gracias, Manuel, por leerme y comentar. Un abrazo.

Pues sí que sabes y nos has enseñado a mirar con tus ojos. Hermoso poema para disfrutar
Besos
Pilar

Siempre deja buen sabor tu poesía, Ramón, ante tu versatilidad de contenidos.

Un abrazo.

Cuando leí por primera vez a Ramón Carballal, al poco de abrir Alaire, me di cuenta de que estaba ante un poeta con unas grandes posibilidades para lograr una obra de significados relevantes desde el punto de vista rítmico-literario. Hoy, casi ocho años después, puedo afirmar que Ramón ha conseguido posicionarse junto a lo más granado del poema vanguardista.

Ramón es un poeta simbolista, siempre lo ha sido; si bien, en los inicios podía parecer surrealista, incluso automático, por la dificultad de comprensión en su entramado figurativo, entonces producto de la falta de una técnica literaria que ahora domina con suficiencia, su obra se enmarca en la recreación intelectual de su propia existencia. Torrente de imaginería literaria, tan percutiva como evocadora, en su incesante producción, ha logrado una buena cantidad de poemas antológicos, dentro de una obra que, por su nivel de calidad, merece un sitio de relevancia en los albores de la poesía en lengua castellana del siglo XXI. Y Ramón está aquí, en Alaire, junto a una nómina de autores que no le van a la zaga, para regocijo de compañeros, colegas y númerosos lectores que a diario entran en nuestra página en busca de saciar su apetito poético.

Y, bueno, por si lo dicho no fuera suficiente, de un tiempo a esta parte, Carballal presenta sus trabajos con una conceptualidad absolutamente retadora, se planta, al quite de una evolución rítmico-literaria a la que solo pueden torear unos pocos elegidos. Toma el capote y se fusiona con la estética de altos vuelos; con la muleta se atreve a desnudar al dicho más ingenioso, por medio de una gran habilidad descriptiva, luego, el estoque se clava en la mente del lector y lo deja a merced de un bellísimo uni-verso narrativo, que concluye convertido en sangría sensorial.

Decir que en “Yo no sé mirar un cuadro”, nuestro amigo coruñes se decanta por el versículo. Son versículos, aunque con una técnica rítmico-melódico-literaria muy trabajada y muy bien conformada, como prueba la disposición versicular; el versículo solo acaba el sentido cuando finaliza con signo de puntuación, de lo contrario necesita del versículo siguiente para terminar el significado. Podrían parecer encabalgamientos, pero no lo son, o lo son a la manera del encabalgamiento clásico, es decir, no hay pausa versal, sino una lectura continuada, lo cual, habilita un ritmo absolutamente trepidante. He ahí un ejemplo de poema en prosa, versicular, pero prosa. Y he ahí una prueba fehaciente de que el poema en prosa puede ser convertido en poema en verso, con suma facilidad, puesto que están hechos del mismo material: lenguaje rítmico-literario.

En fin, felicitar a nuestro amigo Ramón Carballal, por este trabajo y, sobre todo, por su gran y feliz trayectoria.
Abrazos.

Estoy de acuerdo con Rafel, tu poesía no pasará al olvido y nosotros estaremos aquí, Dios lo quiera, para aplaudir tu obra.
Releo y encuentro más motivos de regocijo
Besos
Pilar

Ramón, un trabajo cargado de sugestión. Esa mirada, que se asombra y se sabe confundida por la imposibilidad de aprehender desde la realidad, el universo subjetivo que representa una obra, me ha encantado como la describes. Y esa mirada "devuelta", esa sensación quizás de que la obra crece delante nuestra, mostrando esa grandeza del artista. tambien me ha encantado.
Aplaudo tu trabajo amigo, la forma en la que lo enfocas y lo expones.
Ha sido un placer pasar.
Un abrazo

Excelente manera de alentarnos para cultivar el arte de disfrutar la pintura; nada mejor cómo vivirla a través de la palabra hecha poesía. Abrazos.
Salud.

E. R. Aristy escribió:

Ramón Carballal escribió:

Algunas veces los cuadros parecen un sueño:
su quietud, su inmanencia, su desprecio. Hay
un fingimiento amargo en la estatura o en la
plenitud de un ademán. Hay trampas de color
y mensajes en el perfil de no sé qué artificio.
Todo es un abalorio perfecto donde brilla la luz,
las sombras, el misterio y la locura. Yo soy
el silencio que atiende, abrazo la geometría
enmarcada, describo en versos inútiles el
sentido tridimensional de un ojo que adivino
privilegiado. Templa el pulso su nocturnidad
(el genio es libre de existir, mucho más libre
de dibujar la atmósfera del Olimpo en leves
trazos de condescendencia)como un árbol
perpetuamente encendido para el hoy o para
el mañana. Siempre que un cuadro me observa,
yo intento no estar allí porque su astucia me
desenmascara, me devuelve a la desnudez o
a la inquietud, me interroga como si yo fuera
el cisne blanco que reivindica la perfección
en la tiniebla, un eslabón o un dije que nadie
sabe roto.

Una obra de arte absoluto, Ramón. Sorprende cuando el ojo cambia y el observado es el observador. ERA

Gracias, amiga, por tu generosidad. Un abrazo.

Carmen López escribió:

Ramón Carballal escribió:

Algunas veces los cuadros parecen un sueño:
su quietud, su inmanencia, su desprecio. Hay
un fingimiento amargo en la estatura o en la
plenitud de un ademán. Hay trampas de color
y mensajes en el perfil de no sé qué artificio.
Todo es un abalorio perfecto donde brilla la luz,
las sombras, el misterio y la locura. Yo soy
el silencio que atiende, abrazo la geometría
enmarcada, describo en versos inútiles el
sentido tridimensional de un ojo que adivino
privilegiado. Templa el pulso su nocturnidad
(el genio es libre de existir, mucho más libre
de dibujar la atmósfera del Olimpo en leves
trazos de condescendencia)como un árbol
perpetuamente encendido para el hoy o para
el mañana. Siempre que un cuadro me observa,
yo intento no estar allí porque su astucia me
desenmascara, me devuelve a la desnudez o
a la inquietud, me interroga como si yo fuera
el cisne blanco que reivindica la perfección
en la tiniebla, un eslabón o un dije que nadie
sabe roto.

Pues para no saber mirar, Ramón, has definido a la perfección el lenguaje pictórico, es decir la materia pictórica, la línea, el color, la luz, la composición , el volumen y la perspectiva, de una manera total y afortunadamente poética.
Es algo que hace un pintor, exactamente como tú lo has hecho, es igual pintar la forma que el fondo es exactamente lo mismo, las dos cosas te llevan a la misma observación, quiero decir que cuando uno pinta puede pintar el objeto que mira directamente, o bien el espacio donde está ese objeto, quedará siempre el espacio que no es fondo con la forma del objeto. Esos cuadros que nos observan y nos devuelven la mirada…son exactamente eso, me parece una maravillosa observación.
Como siempre, un bello e inspirado trabajo, Ramón, me gustó mucho.

Unha forte aperta.

Carmen

Muchas gracias, Carmen, por la lectura y el interesante comentario que me dejas. Unha forte aperta.

Muy bello y colmado de sensibilidad querido amigo... una escena que dibuja, percibe, disfruta...nítidamente...
Un gusto leerte siempre...te abrazo con todo mi cariño...