El mundo que no sabe nadar
Publicado: Mié, 04 Jun 2008 6:17
Ella a veces me muerde la oreja
y dice que algún día
el mundo estallará en cien mil millones de pedazos
y desea que los nuestros
descansen juntos.
Hoy no estaba al despertarme,
dejó café preparado
junto a una caja de galletas
que en unos años
guardará los recortes de mi suicidio.
Me afeité dos semanas después
volví al espejo,
ella me prefiere con barba,
lo que suele llamar barba
es un pelo aquí y otro allá
sin acorde ninguno,
como un campo de minas.
Mi rostro dice que soy mas joven
mi corazón anda a marchas forzadas
como un viejo de parque.
Ella que sólo sabe un idioma
me dice te quiero en un dialecto inventado,
a veces me cita a billy,
el poeta que mejor dice te quiero del mundo
luego se agarra a mi poya
y se deja el amor entre los labios.
Nada es más fácil de curar
que la erección de un hombre.
Hoy volví al mar
el médico que me trata
dice que abandone las orillas
que las olas no traen sirenas
y que las sirenas no tienen las tetas tan grandes como ella.
Él, es un hombre de estudios no sabe de nada.
Ni siquiera sabe que estoy loco,
loco por ella,
que una caja de galletas aun sin estrenar
será mi tumba.
Ella que si lo sabe muerde mi oreja
y yo espero el estallido
mirando al mar.
y dice que algún día
el mundo estallará en cien mil millones de pedazos
y desea que los nuestros
descansen juntos.
Hoy no estaba al despertarme,
dejó café preparado
junto a una caja de galletas
que en unos años
guardará los recortes de mi suicidio.
Me afeité dos semanas después
volví al espejo,
ella me prefiere con barba,
lo que suele llamar barba
es un pelo aquí y otro allá
sin acorde ninguno,
como un campo de minas.
Mi rostro dice que soy mas joven
mi corazón anda a marchas forzadas
como un viejo de parque.
Ella que sólo sabe un idioma
me dice te quiero en un dialecto inventado,
a veces me cita a billy,
el poeta que mejor dice te quiero del mundo
luego se agarra a mi poya
y se deja el amor entre los labios.
Nada es más fácil de curar
que la erección de un hombre.
Hoy volví al mar
el médico que me trata
dice que abandone las orillas
que las olas no traen sirenas
y que las sirenas no tienen las tetas tan grandes como ella.
Él, es un hombre de estudios no sabe de nada.
Ni siquiera sabe que estoy loco,
loco por ella,
que una caja de galletas aun sin estrenar
será mi tumba.
Ella que si lo sabe muerde mi oreja
y yo espero el estallido
mirando al mar.