Editorial Alaire

La noche es blanca, Godot,
tú lo dijiste,
es blanca y quiere nevar sobre nosotros,
pronunciarse,
purificarnos con su trino de nieve.
Yo había muerto cuando lo comprendí,
cuando tatué en mi rostro su vértigo de acero,
¡oh, qué muerte más pura, Godot, qué dulce no saberse ciego
y ciegamente coserse a Dios! o a un relámpago
que pretendió ser Dios y lo expulsaron del paraíso cíclico
porque nació de su muerte prematura.

Así, apenas tiembla de frío
o de ausencia la memoria.
Así conseguimos diluir
la negrura en inservibles tañidos
de campana
hasta convertirnos en pájaro o estrella.

¡Qué hermoso no saberse ciego, Godot!

Huele a azucena la noche,
dijiste,
y yo te creo,
sigo
pintándole una sonrisa de horizontes a esta muerte
tan pura,
tan absurda, tan mía...
pero, te ruego, Godot,
haz que comprenda
sin sangrar demasiado
cuánto vacío
es capaz de contener la garganta
del silencio.

Siempre me quedo atrapada a tus poemas, al lirismo y belleza de sus versos. Felicidades por esta entrega tan hermosa
Besos
Pilar

Profundo y conmovedor querida amiga... tus imágenes son preciosas siempre...
Te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Querida Rosa, siempre tu obra descuella por lirismo y metaforización, en este caso, además hay contenido y todo en su conjunto es de un carácter profundo y sobrecojedor. Felicidades, poeta.

Mi abrazo, compañera.

Mitsy

Me ha entusiasmado amiga Rosa, un placer y un abrazo.

Brillante poema, Rosa. Aquí hay un derroche de buen hacer, de planteamiento impecable.
Ha sido un placer su lectura.

Un fuerte abrazo.

Apareció Godot y elsolito alumbró tu pluma de forma tierna, elegante y natural.
El poema se va vistiendo de sorpresa y los versos respiran un oxigeno poético
escondido en la penumbra del silencio.

un abrazo

Un poema excelente, Rosa. Profundo y conmovedor. Un abrazo.

Rosa Marzal escribió:La noche es blanca, Godot,
tú lo dijiste,
es blanca y quiere nevar sobre nosotros,
pronunciarse,
purificarnos con su trino de nieve.
Yo había muerto cuando lo comprendí,
cuando tatué en mi rostro su vértigo de acero,
¡oh, qué muerte más pura, Godot, qué dulce no saberse ciego
y ciegamente coserse a Dios! o a un relámpago
que pretendió ser Dios y lo expulsaron del paraíso cíclico
porque nació de su muerte prematura.

Así, apenas tiembla de frío
o de ausencia la memoria.
Así conseguimos diluir
la negrura en inservibles tañidos
de campana
hasta convertirnos en pájaro o estrella.

¡Qué hermoso no saberse ciego, Godot!

Huele a azucena la noche,
dijiste,
y yo te creo,
sigo
pintándole una sonrisa de horizontes a esta muerte
tan pura,
tan absurda, tan mía...
pero, te ruego, Godot,
haz que comprenda
sin sangrar demasiado
cuánto vacío
es capaz de contener la garganta
del silencio.

Sufrir, esperar, sufrir mas, ver y no querer ver mas.... es un poema conmovedor y lleno de esperanzas porque esta dispuesto a morir cuantas veces haya que morir por la integridad y la belleza de lo autentico y verdadero del existir, y quizá mas allá de la existencia...Te felicito Rosa por un maravilloso poema. Un abrazo, ERA

Hermosísima interpretación del sentir que diera forma a Godot. Me ha encantado, Rosa. Felicidades.

Un fuerte abrazo,

Judit

Preciosos versos, de un acendrado lirismo. Me ha encantado leerte.
Un abrazo.
Pepa

Muy bello trabajo de Rosa.

Maravilloso poema, querida amiga, como una letanía que se apodera de nuestros sentidos y todos somos Godot, todos compartimos la duda existencial que revelan tus versos profundos, versos que indagan más allá de lo vivido. Mis abrazos sinceros y felicitaciones, Rosa.

Me ha gustado mucho este poema Rosa.
A veces se nos pasan obras que merecen la pena degustar como este es el caso.
Un abrazo

Toda la belleza de una estrella fugaz sobrevolando el paraíso, más allá, incluso, de los sueños quiméricos. Gracias por tu canto.
Un abrazo, Rosa