Editorial Alaire

cuando era pequeño y vigilaba la vida desde un garaje
me parecía que todas las nucas del mundo
estaban en equilibrio sobre un buitre negro, aburrido y sarnoso
que dormía apoyado en mi guillotina,
despacio,
veía como los viejos del parque lo intentaban masturbar
cicatrizando la resina de su alma.
rumiaba esponjas de papel
y el arlequín del Burger King gritaba cemento
la chica sin miedo se evaporaba en el humo de las verjas
las madres solteras y los reporteros de televisión pintaban con tiza las aceras agarrados de la mano de los vegetarianos
sólo nos daban tétanos para comer
duchas a sangre fría en las convenciones de los sordos
envenenar el sueño
densos precipicios en los columpios
Fischer y Spassky jugando a las damas en el infierno
había días que
desfiguraba la lluvia y me ría de ella
¡Incluso me la comía y hacía que detonase!
bidón de silicona, narco en Sinaloa,
yo era el que te hacia olvidar
que había que esperar la cola en el cajero.

Allen


Luz y belleza



Un abrazo fuerte, amigo

muchas gracias, Ricardo.
Un abrazo, amigo.

Intensos motivos, figuras redondas, mundos fragmentados y tenaces. Me gusta mucho lo que logras con la palabra.
Desfigurar la lluvia... qué belleza, hombre, qué belleza.
El remate final es una sorpresa exquisita.

Felices horas, amigo.

Un bello poema amigo, el final es mágico, un abrazo.

Muchísimas gracias, Hallie.
Un abrazo.

Muchas gracias, Manuel.
Un abrazo.

Allen Rambó escribió:cuando era pequeño y vigilaba la vida desde un garaje
me parecía que todas las nucas del mundo
estaban en equilibrio sobre un buitre negro, aburrido y sarnoso
que dormía apoyado en mi guillotina,
despacio,
veía como los viejos del parque lo intentaban masturbar
cicatrizando la resina de su alma.
rumiaba esponjas de papel
y el arlequín del Burger King gritaba cemento
la chica sin miedo se evaporaba en el humo de las verjas
las madres solteras y los reporteros de televisión pintaban con tiza las aceras agarrados de la mano de los vegetarianos
sólo nos daban tétanos para comer
duchas a sangre fría en las convenciones de los sordos
envenenar el sueño
densos precipicios en los columpios
Fischer y Spassky jugando a las damas en el infierno
había días que
desfiguraba la lluvia y me ría de ella
¡Incluso me la comía y hacía que detonase!
bidón de silicona, narco en Sinaloa,
yo era el que te hacia olvidar
que había que esperar la cola en el cajero.

Un poema duro, producto de inyecciones nocturnas administradas haciéndose pasar como vacunas contra la varicela. Manos que trabajan con la codicia de detener cualquier esperanza que nos recuerde que somos humanos, y que ser humano no es una enfermedad odiosa. Me conmueve el dolor crudo de este magnifico poema. Te felicito, Allen. ERA

E. R. Aristy escribió:

Un poema duro, producto de inyecciones nocturnas administradas haciéndose pasar como vacunas contra la varicela. Manos que trabajan con la codicia de detener cualquier esperanza que nos recuerde que somos humanos, y que ser humano no es una enfermedad odiosa. Me conmueve el dolor crudo de este magnifico poema. Te felicito, Allen. ERA

Muchas gracias por tus profundas y hermosas palabras, E.R. Aristy.
Un abrazo.

Hermoso e interesante trabajo de Allen.