Editorial Alaire

A UN HOMBRE ABUSIVO

Golpeas con tu mente de reptil
en las rejas que tú solo has creado.
Decides que la otra sea débil
para relamerte de tu triunfo.
Amas con el concepto equivocado
y crees que poseer y limitar
son expresiones plenas de tu hombría.
Te gusta con locura
llevar la seducción hasta sus límites,
para sentir que eres poderoso.
Tomas a tu pareja
como una muñequita de papel.
Te lamentas de todo lo que existe
y lloras por tu infancia
tan traumática,
pero a la vez infliges mil torturas
con manipulaciones espantosas.
Eres depredador de la conciencia
y abusas de mujeres y de niños.
Explotas a otros hombres,
envenenas la Tierra.
Tú rompes lo que tocas
y destruyes
con tu psique vampírica
los sueños y utopías.
Eres un misógino del alma
que busca sin descanso
la venganza más atávica.
Espero que tu especie
se encuentre ya en peligro de extinción
y en tu lugar
habite el hombre sabio y protector
que ponga a trabajar su iniciativa
en favor de un planeta más consciente.


A UNA MUJER ABUSIVA

Mientes como la iguana más feroz
sólo para obtener dinero y sexo
y crees que el hombre es una marioneta,
te gusta enamorarlo por capricho
y dejarlo tirado cuando ya no te sirve.
Eres una vergüenza terrorífica
para la humanidad que va en ascenso.
No eres solidaria
con las otras mujeres de tu grupo.
Marcas tu territorio
con el poder litúrgico
del hombre que has domado.
Sabes que sólo eres una máscara,
vacío,
fingimiento,
simulacro,
que tus garras parecen del infierno.
Te ríes como un monstruo
y saltas como loba
sobre víctimas llenas de pavor.
Pones la zancadilla a tus hermanas,
robas a tus amigas lo que puedes,
engulles cuerpos, pieles sin amar...
Te atreves a decir
que eres la más débil de la pista.
Compras con tu sonrisa de muchacha
la creencia del hombre
de que eres todavía alguien íntegro.
Eres bruja misándrica
y organizas rituales
con la fuerza letal de tus venenos.
Espero que tu especie,
tan tóxica y mortífera,
se extinga cuanto antes
y en tu lugar habite
una mujer nutricia,
inteligente y llena de ilusión
que ponga a trabajar su iniciativa
en favor de la Tierra de la luz,
creadora en su esencia.


Ana Muela Sopeña

Un pulcro y certero poema epistolar. Este problema, que tiene la edad del hombre, muchas veces confunde en cuanto que víctima y victimario parecen acordar un acuerdo tácito para que el maltrato exista. Teniendo en cuenta la desviación psiquiátrica hacia el sado-masoquismo que padecen muchas personas. Felicitaciones por tu trabajo.

Un abrazo, apreciada amiga.
Óscar

Querida Ana, es tal vez lo mejor que he leído tuyo !!!!!
eres un genio amiga !!!

tq

Curra

Un poema escrito a golpes, al menos escrito a golpes de tambor, donde muestras la riqueza que produce tu reflexión sobre el abuso de sexos, solo me parece que este tipo de escritos se pueda llevar a cabo con un bagaje cultural y reflexivo sobre algo, como el que tu muestras. El poema encuentra en la expresión sistemática el ritmo y la diana aguda que todo lector necesita para disfrutar. Me ha gustado mucho.
Te dejo un fuerte abrazo.

Gracias, Óscar, he querido mostrar que no debe perseguirse únicamente el maltrato del hombre a la mujer y al planeta, sino también el maltrato de la mujer al hombre y al planeta.

La relación de maltrato a veces puede parecer lineal, pero no lo es en absoluto. Es más bien circular.

Como el padre maltrató a la hija, la hija crece, se hace mujer adulta y maltrata a sus parejas. Incluso puede maltratar posteriormente a sus hijos.

Como la madre maltrató al hijo, el hijo crece, se hace un hombre adulto y maltrata a sus parejas. Incluso más tarde maltrata a sus hijos, empleados, compañeros de trabajo, etc.

Un círculo terrible que acrecienta el mal karma. Un círculo que hay que romper en algún momento. La cadena del maltrato la debemos romper y esto es un esfuerzo de todos.

A veces leemos sobre un maltratador. Un maltratador que ha matado a golpes a su pareja. O vemos en las noticias de la televisión que una mujer ha envenenado a su marido.

Nos quedamos asustados y perplejos.

Sí, son sucesos terribles. Pero lo más terrible es que todos tenemos algo de maltratadores y algo de víctimas. Es decir, participamos (por ser simplemente humanos) del juego. A veces es sutil, otras manifiesto.

Y ¿Cómo se sale de aquí?

Con un ejercicio de conciencia. Necesitamos mirar en nuestro interior y ver qué hay dentro de nosotros de víctimas y qué hay de maltratadores. Puede que no matemos, ni nos maten. Puede que no seamos violadores, puede que no hayamos sido víctimas de una violación. Sin embargo, en los niveles más sutiles a veces sí participamos de ese juego inmundo que nos absorbe a todos, que nos hace ser demasiado predecibles.

Y...debemos cortar el ciclo del maltrato. Sea evidente o sea sutil.

No, no es fácil, pero si nos lo proponemos podemos lograrlo...

Un beso
Ana

Las dos sabias y certeras descripciones de las influencias del abuso y del aprovechamiento
forman parte de la vida del ambiente humano. Tendrá la culpa la serpiente?
A es que en esta torre de Babel no hay un dios que nos entienda ni un juez que nos domine.

Un abrazo

Me ha gustado mucho Ana, siempre es un placer leerte, un beso, amiga.

Estoy impresionado, Ana, por el despliegue de poesía y lucidez en estos poemas. Deben ser conocidos por un amplio público. Creo que van a la raíz del maltrato.

Mi enhorabuena por esta excelente obra.

Un abrazo, amiga.

Qué bien describes las dos caras de la moneda. Un poema de denuncia y necesario. Me gustó leerte
Besos
Pilar

Son dos radiografías muy precisas del abuso en versión masculina y femenina. Versos lúcidos, de denuncia, aunque das un voto de esperanza al final de ambos poemas. Me gustaron. Un abrazo.

Hola, Curra, me alegra que este poema de denuncia te haya gustado.

Muchas gracias por tus palabras.

Besos, muchos
Ana

Muchas gracias, Manuel, por tu certero comentario. Sí, ha sido escrito a golpe de tambor, como bien dices. Me dedico a increpar...a quien corresponda.

Me encantaría que se deje de decir que solo los hombres maltratan a las mujeres y las mujeres somos unas pobrecitas víctimas porque no es así. Hay hombres abusadores y los hay víctimas. Hay mujeres víctimas y las hay abusadoras. Y todo eso se debe decir. No vale andar echando la culpa sólo a unos (los hombres). En realidad todos estamos en el mismo barco.

Hay que detener la espiral del maltrato.

Y el primer paso es tomar conciencia.

Besos
Ana

Es cierto, Guillermo. Ni hay Dios que nos entienda ni juez que nos domine. Muy buena puntualización...

Gracias por venir.
Besos
Ana

Me alegra, Manuel, saber que el poema te ha gustado.

Besos enormes
Ana

Raúl, muchas gracias por tus palabras.

Bueno...se hace lo que se puede. Este tipo de denuncias deberían abundar más. Poniendo su parte de culpa y responsabilidad al hombre y su parte de culpa y responsabilidad a la mujer. Aquí nadie se puede ir de rositas.

Al menos así lo veo yo.
Besos
Ana