Editorial Alaire

La soledad desliza su misterio
por aceras desnudas de la noche.

Todo habla de lo sórdido
mientras veo farolas a lo lejos
que alumbran la belleza
de lo invisible oculto en los portales.

Las casas habitadas por el sueño
duermen en los relojes escondidos
que pueblan fantasías
en mitad del asfalto.

A veces una luz
parpadea sin miedo en la distancia
y nubla la memoria
de los hombres que aman la ciudad.

Otras veces la lluvia
protagoniza el salto más efímero
hacia la inmensidad de lo que existe.

Las ventanas dormitan
en el contorno oscuro de la espera.

Los habitantes vagan en silencio...

Los adoquines saben de las voces guardadas
que cruzan con el tiempo
los siglos olvidados.

La calle se disuelve
bajo las nubes grises
que aguardan los presagios
de transeúntes ávidos de vértigo.


Ana Muela Sopeña

Siempre hablas de una nostalgia ulterior. Como si el paisaje fuese el cauce de un rastro, la borra de una luz que ya no está. Es muy bello.
Abrazos, Ana.

Sí, Bruno. Los paisajes urbanos y sobre todo cuando los miro de noche me producen una sensación casi surreal. Es como si los humanos sólo fuéramos auténticos en la soledad de los portales. En la noche que sabe de quitarse las máscaras y ser uno mismo sin fingimientos.

La nostalgia de lo perdido, la nostalgia de una infancia que quizás fue feliz o no, pero siempre se idealiza en la distancia...

Me gusta esa sensación de misterio que rodea las calles solitarias en las noches sensibles a la luna.

Gracias por tus palabras
Besos
Ana

Una descripción casi onírica de la realidad urbana que, a mí, me provoca una sensación de visitar el lado misterioso de la noche. Leerte es viajar a través de las calles de tu fértil imaginación y de tu conciencia existencial. Poesía genuina.

Un abrazo fuerte.
Óscar

Querida Ana, inmenso tu asfalto y mágica la descripción de la luna que la recorre, eres un genio !!!!!!

tq
Curra

Gracias, Óscar, por tus apreciaciones.

Siempre es grato encontrarte en mi ventana.

Besos
Ana

Es grato encontrarse con tus noches y sus paisajes nocturnos, a los que impregnas de misterio. Un placer leerte
Besos
Pilar

Sensacional amiga, me ha gustado mucho ese poso de nostalgia, es muy bello, un beso.

Ana Muela, diste aquí con la expresa descripción del antro patriarcal de la observación que
entiende de calles vacías y de aceras tristes nutriendo, bajo la sed de la metáfora, la idea de
sentir y de soñar con la exigencia humilde donde la poesía mece.

un abrazo

Gracias, Curra, por tu valoración.

Me gusta deambular a la noche por las calles, cuando las sombras de la ciudad caen y los seres humanos ya no pueden llevar la máscara puesta. Los disfraces se quitan, viene la desnudez y con ello se crea una espacio para la creatividad, el silencio y el amor...

Un beso
Ana

Ana Muela Sopeña escribió:La soledad desliza su misterio
por aceras desnudas de la noche.

Todo habla de lo sórdido
mientras veo farolas a lo lejos
que alumbran la belleza
de lo invisible oculto en los portales.

Las casas habitadas por el sueño
duermen en los relojes escondidos
que pueblan fantasías
en mitad del asfalto.

A veces una luz
parpadea sin miedo en la distancia
y nubla la memoria
de los hombres que aman la ciudad.

Otras veces la lluvia
protagoniza el salto más efímero
hacia la inmensidad de lo que existe.

Las ventanas dormitan
en el contorno oscuro de la espera.

Los habitantes vagan en silencio...

Los adoquines saben de las voces guardadas
que cruzan con el tiempo
los siglos olvidados.

La calle se disuelve
bajo las nubes grises
que aguardan los presagios
de transeúntes ávidos de vértigo.


Ana Muela Sopeña

Que belleza, Ana! Es una percepción en cámara lenta por las vías del tiempo mismo! ERA

Ana querida, linda descripción del paso del tiempo sin hacer nada. Se justifica la búsqueda del vértigo.
Una realidad coloquial muy bien expresada.

Cariños, admirada poetisa.

Mitsy

Nada mejor que empezar una mañana leyéndote, viéndote por aquí, y dejándose atrapar por estos versos, una mirada que se asoma al silencio dormido, a las luces que van alunarando el paisaje de una ciudad, que parece mostrar sus razones en esas horas donde, al apagarse el mundo, se alumbra la conciencia.
Besos amiga

Gracias, Pilar, por tus palabras.

Besos
Ana

Manuel, me alegra saber que el poema te ha gustado.

Besos enormes, amigo poeta
Ana