Editorial Alaire

Como ha de doler un dolor maduro, Oscar todo lo que escribes es tu.

MIL BESOS Y MIL GRACIAS
Currra

El tiempo enseña y hace madurar. Hermosos versos para manifestar un sentimiento profundo. Un placer leerte
Besos
Pilar

Óscar Distéfano escribió:
Aprendizaje del grito

Cae una lluvia eterna en el crepúsculo,
crepitante desde el ayer,
y baña los desvelos de mi espíritu.

Los antiguos deseos, las amargas
esperanzas cesantes, mis sombrías
turbaciones en los espejos.

Las penas del amor remotas
hieren el pecho de esta noche yerta,
y lloran por sus luces miserables.

Ahora que el dolor ha madurado
y hace punzar el alma sin abrirla,
debo aprender los gritos en silencio.

Descarnado poema, Oscar. Me conmueve este dolor que se hace parte inseparable de la vida y al que uno por fuerza aprende a llorar en silencio, o en el peor de los casos, a no llorar. Tu poesía se ha hecho mas intima y me parece mas poderosa. ERA

Gritas desde el verso el dolor de saber y ser. Grande.
Un abrazo.
Pepa

Un aprendizaje necesario, poeta. Me encantó por su fuerza...
Un placer de lectura.

Besos. Mitsy

curra anguiano escribió:Como ha de doler un dolor maduro, Oscar todo lo que escribes es tu.

MIL BESOS Y MIL GRACIAS
Currra

Gracias, Curra. Todos sobrellevamos a lo largo de nuestras vidas algún tipo de dolor crónico, de esos que parecen enraizarse en nuestra alma. Bueno, quizás el saberlo acomodar en algún lugar de la psiquis, donde no entrañe peligro de caos, sería el principio de la aceptación.

Un abrazo, amiga.
Óscar

Siempre andamos aprendiendo, amoldándonos a cualquier herida... y madurando silencios.
Se siente profundo el poema.
Un saludo poeta.

Pilar Morte escribió:El tiempo enseña y hace madurar. Hermosos versos para manifestar un sentimiento profundo. Un placer leerte
Besos
Pilar

El tiempo enseña, es cierto, enseña a aceptar los dolores crónicos, enseña a convivir con ellos, enseña a encontrar un armisticio, una posibilidad de convivencia. Conocí un hombre que sobrellevó hasta la muerte, con absoluta naturalidad, una llaga en la pierna, imposible de curar a causa de su alcoholismo. Se "acostumbró" a su enfermedad.

Un abrazo, amiga.
Óscar

E. R. Aristy escribió:

Óscar Distéfano escribió:
Aprendizaje del grito

Cae una lluvia eterna en el crepúsculo,
crepitante desde el ayer,
y baña los desvelos de mi espíritu.

Los antiguos deseos, las amargas
esperanzas cesantes, mis sombrías
turbaciones en los espejos.

Las penas del amor remotas
hieren el pecho de esta noche yerta,
y lloran por sus luces miserables.

Ahora que el dolor ha madurado
y hace punzar el alma sin abrirla,
debo aprender los gritos en silencio.

Descarnado poema, Oscar. Me conmueve este dolor que se hace parte inseparable de la vida y al que uno por fuerza aprende a llorar en silencio, o en el peor de los casos, a no llorar. Tu poesía se ha hecho mas intima y me parece mas poderosa. ERA

Gracias, ERA, eres muy amable, y muy aguda en tu comentario. Efectivamente, existen dolores que se hacen inseparables, forman parte de uno. En mi ciudad había un curandero (de esos que curan con yuyos) y, ante un problema de bronquitis crónica que padecía, mis padres me llevaron junto a él (debido a que los jarabes no me hacían mejorar); y este señor, con su expresión bonachona, lo primero que me preguntó en la consulta fue lo siguiente: "bueno, jovencito, si quieres que yo te cure, tienes que confesarme si estás o no enamorado de tu enfermedad; una vez que sepamos esto, el tratamiento será absolutamente efectivo, en cualquiera de los dos casos".

Un abrazo, amiga.
Óscar

Josefa A. Sánchez escribió:Gritas desde el verso el dolor de saber y ser. Grande.
Un abrazo.
Pepa

Gracias, Pepa, tus palabras son una caricia para mi espíritu. Sabes que te admiro como poeta.

Un gran abrazo.
Óscar

Al descifrar el título me vino a la memoria esa voz canaria que traspasa comunicativamente la montaña, el mar y la planicie.
Sin embargo ya he podido comprobar que tu verso va dispuesto a descubrir intimidades , que metiéndose en el alma
calladamente sienten lo que gritan.
Estupenda inspiración escondida en su misma adversidad.

un abrazo

Muy reflexivo este poema, Ocar. He disfrutado mucho leerlo, y si que el dolor evoluciona.

Hermoso poema de Óscar.